7. Espectáculo.

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15 de diciembre.

—¡Deja de hacer trampa! —empujo el hombro de Iris con algo de fuerza, ella se ríe y me empuja con el doble de fuerza.

—¡Yo no hago trampa, tú eres el que trata de interponerse en mi camino! —me grita y parece totalmente enojada.

Iris es realmente competitiva porque está apretando los dientes y rabiando, mirándome mal y solo estamos jugando Mario Kart.

iElla es Luigi, yo soy Mario y ambos jugamos con los Nintendo DS que tomamos prestados de mis sobrinos. Ellos están ocupados jugando con sus tablets y otros artefactos, así que no hubo problema en que tomásemos estos para nosotros. Comenzamos muy bien, todo era color de rosa hasta que ella se enojó conmigo por hacer trampa. No deja de quejarse mientras rueda de aquí para allá sobre el colchón de mi cama y yo intento defenderme de sus constantes ataques, soy completamente inocente.

Bueno, sí puede que haya atravesado a mi Mario un poco pero no es como para llamarme imbécil.

De acuerdo, confieso que ahora lo estoy haciendo por diversión pero soy más inofensivo que ella cuando está enojada.

—¡Ya basta! —me grita de nuevo, yo la miro y me río pero ella se arrodilla en la cama sin dejar de mirar la pantalla de su DS y aprovecha que estoy sobre mi estómago para subirse en mí como si estuviese cabalgándome, yo me tenso porque tener a Iris sobre mí es sumamente tentador, aunque sea sobre mi trasero—. ¡No hagas trampa! —ella presiona sus caderas hacia abajo y yo reprimo un gemido, miro mi pantalla y hago trama de nuevo—. ¡Hunter! —Iris se queja y salta sobre mí, esta vez si gimo en voz alta.

—Iris... —me quejo, ella no parece darse cuenta.

—Hunter, más te vale que no hagas trampa de nuevo —ella se mueve un poco más, yo resoplo—. Quiero ganarte.

—Sí, demonios, gáname —dejo caer mi cabeza sobre el colchón y suelto el aparato.

Luego de unos segundos ella está celebrando sobre mi espalda y yo estoy muriendo porque es tan jodidamente excitante para mí y no puedo hacer nada al respecto, porque dije que la esperaría, pero ella no me lo está poniendo fácil.

Al final Iris se baja de mi espalda, dice que devolverá los DS y entiende mi frustración como una muestra de lo mal perdedor que soy, así que se va de la habitación haciendo una danza de la victoria y dejándome ahí completamente solo con una erección que ya comienza a doler. Y joder, Iris me ha dado más bolas azules que cualquier otra mujer en la historia de esa maldita lista telefónica. Ni siquiera puedo masturbarme en paz ¡Ella siempre está alrededor! No es que me queje pero tengo que hacer algo o en serio voy a tener que amputarme el pene.

Como se ha ido y probablemente no regrese hasta haber vencido a mis sobrinos también, me pongo boca arriba y desabrocho mi pantalón con rapidez y desesperación. Sí, así es, estoy tan desesperado que me arriesgaré a hacer esto ahora. Y resulta bastante excitante porque esa pequeña escena a través de la cortina de la ducha de ayer me ha dado mucho que pensar. Utilizo ese pensamiento y otros algo modificados... como por ejemplo esa genial fantasía acerca de Iris vestida de sexy ayudante de santa o... simplemente Iris, sin absolutamente nada de ropa. Síp, esto no va a durar mucho.

Me muerdo el labio tratando de perder la fantasía y echo mi cabeza hacia atrás cerrando los ojos, digo su nombre porque es excitante hacer todo como si ella estuviese aquí, pienso en ella; en sus labios, en su cuerpo, en la manera en que me mira, incluso la imagino riendo y diciendo mi nombre porque por alguna extraña razón consigo eso muy caliente. Sigo haciéndolo hasta que por fin todo acaba y abro los ojos. Y tengo saltar hacia atrás, me caigo de la cama y ruedo por piso hasta estar de pie de nuevo porque Iris, no sé en qué momento, ha entrado a la habitación y, no sé por cuanto tiempo, ha estado mirándome como yo acabara de decirle que asesiné a su familia entera.

23 días contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora