CAPÍTULO SEIS

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Seis años antes...

Es media noche, y ni siquiera se porqué me siento cansado. No hago más que perder el tiempo haciendo nada importante.

La rutina me está empezando a fastidiar, estoy sintiendo una clase de claustrofobia.

La noche es fría y sola, estoy recostado en mi cama envuelto en el edredón intentando conciliar el sueño. Con el tiempo me acostumbre a los gritos y peleas de mis padres, tanto que cuando no lo hacen siento que empiezo a extrañarlo.

Pasan de las doce de la madrugada, pienso en si estoy haciendo lo correcto con mi vida, o si debería hacer algo al respecto, sin embargo me frustra tanto sentirme tan débil y para nada independiente, necesito mas de los otros de lo que imagino.

Me giro de inmediato cuando escucho que abren la puerta y veo a Flor con Amanda. Cierra de golpe detrás de ellas, me acomodo, tomo mi camisa que se encuentra a un lado para que no me vean el torso descubierto.

Me percato de que tienen mochilas llenas por lo grande que se ven, analizo que ambas estan agitadas como si hubiesen corrido un maratón, me están empezando a espantar.

Flor tira de sus hombros una mochila que parece estar más grande que ella, y se encamina y se sienta a un lado mio.

Cuando al fin se que algo anda del todo mal me apresuro a hablar:
-¿Está todo bien? ¿Para qué son las mochilas?

Amanda también se acerca y toma lugar al otro lado, dejándome en medio de las dos. Alzo las cejas como impulso e impaciencia por esperar una respuesta, veo a Flor distraída viendo sus zapatos, y a penas y logro apreciar el rostro inchado de Amanda por la poca luz que entra en la habitación.

Un chillido me sorprende, cuando escucho de pronto sollozar a mi hermana mayor a un lado de mi, mientras se recuesta en mi regazo mostrándose débil, cosa que me sorprende en lo absoluto. Su llanto no cesa e incluso aumenta como si no fuera a parar jamás.

Acaricio su cabello despeinado, lo pongo detrás de una oreja.

Siempre la había escuchado llorar, pero jamás la habia visto en esta situación y me apena decir que ahora se porque jamás dejo que la viera alguien, es como si le hubieran partido el corazón en pedazos incontables.

No quiero interrumpirla, así que le dedico una mirada a Flor la cual me dice "no sé" también esta igual de confundida.

No sé cuanto tiempo paso, pero su llanto fue una de las cosas mas infinitas así como se asemejo a su dolor. Hasta que al fin se separó de mi, y me abrazo, me fundi en sus brazos también, no recuerdo cuando fue la última vez que había recibido uno. Flor se acerco y se unio a nosotros, deje de sentirme tan solo como hace un rato.

Ninguno se sintió incómodo, ni le aquejo estar ahí por un largo tiempo, estamos tan necesitados de esto, que llega a parecer estúpido.

-¿Ya me vas a decir qué pasa?-Le digo, entonces nos separamos y Amanda toma aire.

-¿Prendo la luz?-Pregunta Flor, para lo cual Amanda presurosa responde:

-¡NO!

-¿Qué demonios pasa?-inquiero.

-Pasa que tuve que haberte hecho caso antes Adam, tenemos que irnos ahora, no podemos seguir en este lugar un día más. -al fin habla Amanda y prosigue-Al carajo con todo.

-Si, al carajo con todo.-Responde Flor.

Solo reímos por lo chistoso que suena en su boca, y la situación se calma un poco.

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