CAPÍTULO TRES.

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{La historia se redactara de su vida pasada y la actualidad, para que no se confundan.}

Actualidad.

Siento espamos. Me levanto de inmediato, eso lo complica más.
Todo a mi alrededor se mueve, intento reconocer el lugar, pero no es nada que haya visto antes... Veo mis manos pálidas, y de pronto un dolor en el estómago me hace quejarme, duele demasiado.

Las pisadas de alguien es todo loque se escucha.

-¿Amigo? Al fin, pensé que esta vez no la librarías.-Escucho hablar a alguien, no logro reconocer de quien proviene la voz.

Alguien me toma por el hombro e intenta con su fuerza que vuelva a recostarme, lo logra. Estoy débil, y no se siente bien.

-¿Adam? ¿Estás escuchando?-Quiero contestar pero mi voz no emite ningún sonido. Escucho como truena los dedos cerca de mis oídos, lo cual me molesta.

Tomo aire despacio. Y finalmente hablo:-Estoy de maravilla. -Mi visión se aclara, y veo a Theo reír, su presencia siempre significa que hay nuevos sucios trabajos que realizar.

-Hey, ¿Dónde estoy?-Le pregunto, después de un silencio ensordecedor, lo cual no se ve que le preocupe, se encuentra pensando en sabe que cosa, mientras relame sus labios.

-En un hospital idiota.-Vuelve a reír, y eso me preocupa, él no es así.

Siempre guarda su compostura. Callado, calculador; en lo que respecta a mi me duele incluso fruncir el entrecejo.

Entonces recuerdo todo lo que paso. Recuerdo al idiota que me mando hasta aquí. Una furia me invade, como si solo estuviera esperando permiso que le otorgará.

Mi quijada se aprieta y ya no me importa que duela igual.

También pienso en mi chica.

-¡¿Dónde demonios está?! ¿Se fue con él? ¡Llamala, ahora! ¿Porqué no esta ella aquí?-Me precipitó a decirlo todo tal como lo pienso, quiero respuestas y él es unico que puede otorgarmelas.

-Basta, no te diré nada si no te
calmas, no estás bien y lo mejor es que desacanses.-Intenta controlarme tomando de los hombros una vez más, ya que estoy dispuesto a salir de aquí.

-¿Y cuando se supone que estare bien?-Le restrego. Lo veo tragar saliva. -Este es mi estilo de vida, son mis decisiones, aceptalas. -Le digo furioso, no existe nadie para darme indicaciones, menos él, nadie.

-Pensé que esta vez sería diferente. Que, con esto te quedaría claro no meterte en mas problemas. -Se aleja, y empieza a caminar por la pequeña y sucia habitación. -Cada vez me decepcionas más.

-No estoy para agradarle a nadie. -Rodo los ojos por lo estúpido que suena hablando así. -Dime, ¿A que viniste? ¿a restregarme que soy un imbécil? Porque ya lo lograste, pedazo de marica.

Lo veo ahora alterarse también. -Me preocupo por ti, soy tu amigo, pero veo que tu no piensas igual. Y ademas-agrega-Solo vine a decirte que ya no trabajare más para el Don. -Habla tan rápido, apenas puedo analizar lo que dice y empieza a caminar a la puerta de salida.

-¡Espera!, ¿Hablas en serio? ¿Por qué? Podría pedirle que te aumente la paga. -Estos cambios de tema me abruman, y hacen que mi cabeza duela más. Pero no puede irse así nomas, es mi compañero, el mejor que he tenido.

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