Seis años antes...
Una opresión en mi pecho me hace querer retroceder y regresar por Flor. Por la pequeña que no tiene nada de culpa de la horrible familia que le toco, su imagen no se borra de mi mente, ese peluche azul que semanas atras pensaba en tirar a la basura por pura maldad también ocupa la mayor parte de mis pensamientos, todo lo relacionado con ella. Sus dientes chuecos los recuerdo tan bien, con cada detalle, su cabello largo y enredado color castaño con destellos brillosos, esta tan presente en mi mente, que después de caminar y correr por algunas cuadras, siento que la traje conmigo.
Tomo el celular en la mano, para analizar la hora, es demasiado tarde y aún sigo caminando sin rumbo fijo, no es así como debería sentirme, ni siquiera siento una felicidad por escapar, es todo lo contrario, siento la sangre helada, los dientes castañetean y siento como mis pies ya no se coordinan para avanzar. Todo podría terminar de otra manera, a menos que esta vez no la libre de una fuerte hipotermia.
Me escabullo entre los callejones cuando escucho el ruido de los motores de los autos, recordando lo que paso la ultima vez cuando esos motores dieron con nuestro paradero, siento miedo, de verdad que sí. Mi pulso se acelera, y extraño tanto mi cama que me dan ganas de llorar, porque no dormiré hoy en ella, siento el peso en mis ojos, que me obligan a parar para intentar descansar un rato.
Continuo caminando y me topo con algunas casas, una palabra las describe muy bien: enormes y finas. Te hacen pensar que las personas que viven allí incluso se lavaran el trasero con dinero, son tan grandes, tan abarrotadas de todo que mi casa bien podría ser solo el cuarto de servicio. Y reniego como siempre, quejándome de todo y en especial de lo que no tengo, siento un enojo apoderarse de mi, a cada que mi vista inspecciona la lujosa casa con sedimentos de mármol, con los arboles de figuras y ese enorme portón con una alarma que se ha de igualar al precio de la escuela.
Rebusco entre el suelo algunas piedras. Tomo algunas las mas grandes que sobresalen, y las aviento a la ventana mas cercana, por puro placer de no quedarme con las ganas, para mi sorpresa no suena ninguna alarma, entonces decido arrojar otras dos mas aún mas grandes, las cuales si provocan un ruido chillante en la ventana de vidrio fino. Y me escondo entre los arbustos que decoran el asfalto del hogar. Se siente tan caliente el simple arbusto que me dan ganas de dormir ahí, justo aquí donde podrían mandarme detenido solo por pisar propiedad privada.
Así que me salgo, al no presenciar nada, y escucho como el portón se abre, así que decido permanecer donde estoy y esperar que la oscuridad esta vez sea mi mejor aliada. Escucho como truena ese portón carísimo al cerrarse, y espero a que el guardia o la persona que sea que salió no me encuentre.
Enciendo el celular y solo descubro la parte donde se ve la hora, 2:36 a.m y aún sin un lugar en donde quedarme, sin mas preámbulos salgo y al levantar mi rostro, me encuentro con una silueta, que no se puede distinguir, me quedo quieto, con mi mochila bien agarrada de las tiras que salen. Intento no respirar.
Y la persona enfrente de mi tampoco se mueve, puedo distinguir como tiene sus puños cerrados, e imito eso. Pero reacciona primero y me avienta una piedra en la cara, por encima de mi ojo derecho, mientras llevo mi mano para sobarme y sentir un espeso líquido salir me distraigo lo suficiente para que me arroje al suelo.
Teniéndome tomado por los brazos para que no haga ningún movimiento, me suelta después de soltar un suspiro tan cerca de mi. Se sienta a un lado y se quita la capucha que tenía. Y puedo observar bien, que es una chica.
—¿Adam?—ahora es una chica que sabe mi nombre.
—¿Como sabes quien soy?—le cuestiono a plena penumbra sin poder observar su rostro.
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Posesivo
Action«Si sabes que tus intenciones fueron dar lo mejor, no tienes nada de que lamentarte.»