CAPÍTULO OCHO

927 71 10
                                    

Seis años antes...

—¿Por qué tan seria Flor?—le pregunto, mientras estamos encerrados en su cuarto viendo supuestamente el televisor, mientras aviento el nuevo celular que mi padre me regalo. —Ni siquiera has tocado tus crayolas en días—continuo diciéndole, al ver que no responde.

Me incorporo en la cama, y después finalmente me siento en el piso con ella, y veo su mirada fija en las caricaturas de los ponys. —¿Cuál es tu favorito? Considero que el rosa es el más genial—le continúo animando, para escuharla emitir aunque sea un bufido, por lo fastidiada que he de tenerla desde que amaneció.

Sus ojos no destellan brillos como antes. Su boca no quiero hablar y hablar como siempre solía hacerlo, pero sobre todo, no toca sus crayolas, ni dibuja su tipica casita con un sol esquinado.

—Si no quieres hablar, solo dimelo, vamos. —No me rindo, esto no es normal.

Sin embargo ella no dice una palabra. Ni su mirada busca la mia.

Todo cambio desde que salimos con Amanda. Flor se volvio mas reservada, mas callada, mas todo lo que no era. Mi padre pasa los días en casa, ya no sale ni llega a altas horas de la noche, remodelo el hogar y contrato cable para mantenernos entretenidos.

Su caracter no se suavizo en ningún momento. Al menos, nos trata mejor, se a vuelto mas servicial, siempre a la hora de la cena, pregunta "¿Algo les hace falta?"

Su notable arrepentimiento es evidente. Me pregunto si algún día se atreverá a pedirnos perdón, pero su dignidad es primero, ante todo. En cambio a mi madre, cada vez se menos de ella.

Eso me hace recordar que no la he visto lo que va del día de hoy.
—¿Has vizto a mi mamá hoy?—continuo pregutandole a Flor. Esperando esta vez una respuesta.

—Sí.—Al fin responde.

—¡Hablaste! Eso es genial, ¿ahora me puedes contar que pasa? —no acostumbro a tratarla de esta manera, eso debería aprovecharlo.

Además de que necesito  qué hable, tengo algo que hacer esta noche y de la unica persona que me tengo que despedir es de ella.

Nuevamente el silencio. Nos quedamos viendo la tele, veo que incluso ella finge prestar atención, porque su mente esta en otro lugar. La veo e intento descifrar que pasa, que demonios sucede.

Gira su cabeza y acomoda su cabello despeinado detrás de su espalda, me observa detenidamente.

—Papá entro ayer al cuarto—me dice, y eso hace que me quede con la boca abierta. Suponiendo lo peor.

—¿Te hizo daño? ¿Que hizo contigo? ¿Por eso no puedes hablar? ¿Te dijo que no hablaras?—le cuestiono deprisa. Y eso hace agitarme.

—No Adam, el me contó cosas feas. Me dijo que era una mala persona, me dijo como conseguía el dinero. Me dijo que Amanda se va a morir, que mamá lo odia y que posiblemente se vaya de la casa. —sus ojos se llenan de lágrimas, y veo como toma bocandas de aire, por lo rápido que hablo.

—Eso es mentira, él es un mentiroso. Nuestra madre jamas te abandonaría, y Amanda...—me congelo. —Amanda volverá por ti.—Le miento, le miento tanto que duele.

—¿Y tú? ¿si mamá no me quiere y papá nunca me habla, y si Amanda nunca vuelve? —sus ojos se llenan, y sus lagrimas corren por sus pomulos rosados, y llora desconsoladamente, y se acerca a mi regazo, la abrazo.

PosesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora