Prouds |h.s|

Viernes cinco.

Viernes cinco

Lo único que alegraba mi día era que era viernes, final de semana. La clase de filosofía había comenzando hace mas de media hora pero no me encontraba prestando atención ni a una sola palabra, esta muy ocupada con estar deprimida.

—Hola cariño —Shay me saludo, mientras se sienta a mi lado, le doy una sonrisa en respuesta. Shay a sido demasiado cariñosa, en la noche me llamo y me ayudo en muchas cosas, me escuchó una hora todo lo molesta que estaba y hoy en todo el día no me ha dejado sola—.

—¿Que tal la mañana? —Susurro para no llamar la atención—.

—Normal aburrida, ya sabes. Pero es viernes —Dice mientras rebusca es su bolso—y, ¿la tuya?

—Tranquila —Forcé una sonrisa, pero no resulto del todo bien, al menos no la vio—.

Diez minutos más tarde entro Harry a la sala riendo junto a la morena de calculo de ayer, rodee los ojos ¿es posible que esa chica este en todas nuestras clases?, si es así literal me daré un tiro. Ellos fueron a sentarse atrás, observe como el sonreía mientras miraba el suelo, lucia feliz, la chica tomaba su mano y el la sujetaba con fuerza, «como sujetaba la mía», un dolor punzante se plantó en mi pecho pero opte por ignorarlo el resto que quedaba de clase.

Shay noto de inmediato la situación y acaricio mi espalda, yo solo negué con la cabeza y seguí escribiendo cosas en mi cuaderno, cuando por fin termino la clase el dolor seguía en mi pecho más ardiente que nunca, y parecía aumenta mucho más cuando escuchaba la risa de Harry desde atrás, estaba feliz, me estaba perdiendo y el lucia feliz. El timbre sonó y fui la primera en guardar mis cosas rápido y salir corriendo de allí.

Entre al baño que para mi suerte estaba vacío. Me encerré en un cubiculo, arroje mi mochila al suelo  y me senté allí, abrazando mis piernas e intentando hacerme lo mas pequeña posible, mi corazón latía con tanta fuerza y un nudo se instaló en mi garganta, y otros más en el estomago, me costaba respirar con claridad, y es que lo e extrañado tanto y el luce tan feliz, riendo con sus nuevos amigos, con su nueva amiga, pareciera que yo no le importará en lo absoluto.   

Las lágrimas no tardaron en salir disparadas y cubrir mi rostro, pequeños sollozos se escapaban de mi boca, e intentaba silenciarlos colocando mi mano en esta, no era una chica que acostumbraba a llorar por todo, más bien casi nunca lo hacía, pero ahora, ahora realmente está doliendo. ¿Estoy perdiendo a mi mejor amigo de verdad?, ¿Realmente alguna vez le importe?, todo estaba matándome, goleando mi cabeza y mareándome a cada minuto del día.

No sé cómo se supone que deba sentirme ahora, que debería hacer, o que decir, solo sé que duele como el infierno, porque tengo la sensación de estar perdiéndolo realmente. Las lágrimas comenzaron a secar, a pesar de que seguía doliendo, estas pararon de salir, tal vez me había quedado sin lagrimas. Algo que no entiendo es por que el luce tan feliz, entiendo que Harry esté rodeado de gente siempre, es un chico mucho más sociable que yo y la mayoría lo adora, pero ¿no le importo?, siento dentro de mí que no, porque yo estoy aquí; como una niña pequeña partiéndome en lágrimas, sintiéndome microscópica y patética, cuando el esta riendo con sus nuevos amigos. No merezco estar llorando aquí, cuando el esta feliz allá afuera.

Me levante de golpe, haciendo sonar parte de mis piernas y acomodando mi ropa, seque mi cara con mi suéter, aunque no era de mucha ayuda porque aunque limpiaba las lágrimas, nuevas comenzaban a salir. Intente mantenerme al margen, mirar un punto fijo y dejar de lloriquear, una vez que lo conseguí, salí.

Mire mi rostro en el espejo, mis ojos estaban rojos y las ojeras lucían peor ya que había llorando, mi nariz y mejillas estaban un poco rojas. Lave mi cara con agua fría y la seque con un poco de papel, tome un poco de maquillaje de mi bolso y tape mis ojeras, o al menos parte de ellas, arregle un poco mi cabello y me sentía lista para salir, «Que nadie sepa que has llorando Madison».