Jueves once

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Jueves once.

Faltaba poco para que la semana terminara y está muy agradecida por eso. Hoy era el partido de baloncesto del equipo del instituto –un partido en el cual Harry jugaría–, así que prácticamente todo el instituto estaba hablando de eso. Las clases estaban suspendidas como siempre que habían competencias en el establecimiento, se tomaban muy en serio los deportes.

Apenas puse un pie en la entrada del instituto, pude ver cómo las animadoras corrían de un lado a otro con sus cortos trajes, maquillaje a la perfección con los colores del equipo; azul oscuro y blanco, el cabello lo tenían atado en dos coletas a cada lado, provocando que cada vez que ellas saltaran estas fueran con ella.

Por otro lado estaban los hombres fanáticos del equipo del instituto, tenían la cara rayada con los colores del equipo, gritando por los pasillos, y claro, no podía faltar las apuestas ilegales en cada esquina, cada quien apostaba la cantidad de dinero que quería por uno de los dos equipos.

Seguí caminando esquivando a las personas corriendo eufóricas, abrí mi casillero, y deje mi chaqueta arrugada allí, a la fuerza cerré la puerta de este, y mire hacia el pasillo; venía el equipo de baloncesto, todos vestidos con su respectivo vestuario, Harry venía riendo al lado de Bill, un chico que un par de veces hable con el, era bastante agradable.

Las animadoras corrieron hacia ellos, Alexia se aferró al brazo de Harry y camino sujetándose de el, la observe por unos pocos segundos, iba con una falda incluso más corta que la de las animadoras, y un top que no cubría ni la mitad de su abdomen.
Bill alzó su mano hacia mi y la agito con entusiasmos, para luego sonreírme, sonreí hacia el por cortesía, y moví mi mano hacia el.

—¡Madison! —La voz de Aaron provocó que desviara mi vista de Bill hacia el, sonreí, y camine a paso rápido, dejando atrás al equipo de baloncesto—.

—Hola —Bese su mejilla, y el tomo mi brazo para que camináramos juntos—.

—¿irás a ver ese partido? —Pregunto arrugando su nariz—.

—Tal vez —me encogí de hombros—.

—No pareces una fanática del baloncesto —Mencionó. Negué con la cabeza soltando una pequeña risa, era cierto nunca había sido fanática del baloncesto, ni de ningún deporte en específico—¿lo ves por Harry no? —Su pregunta me estremeció, si decía que sí, sonaría patética y si decía que no, sería una mentirosa y tanto como él y yo la sabíamos—.

—Es la costumbre —Me encogí de hombros restándole importancia—.

El solo asintió, y continuamos caminando en silencio los dos, más tarde se nos unió Shay, quien ahora estaba mejor de su gripe, y Matt, los cuatro íbamos caminando en grupo, riendo de las bromas o los comentarios poco elocuentes de Shay.

—El partido ya iniciará, vamos a las gradas o no encontraremos asientos —Shay, tomo mi mano y me arrastro con ella hasta las gradas con Matt y Aaron siguiéndonos atrás—.

Habían suficientemente gradas para ambos institutos, literal. Estas rodeaban la cancha, las gradas de al frente estaban ocupadas por estudiantes del instituto que jugaría contra el nuestro, ambas equipos de baloncesto eran rivales desde tiempos inmemoriales, quien sabe por qué, siempre eran competitivos entre ellos, nuestro instituto los llamaba "niños de papá", ya que literalmente lo eran, la mayoría de ellos iban en autos costosos que sus padres les habían regalado por sus cumpleaños, y nunca paraban de alardear de sus fortunas, y ellos nos llamabas "Anarquistas" o "Rebeldes", algo así era, por el simple hecho de no ser tan correctos como ellos, tampoco somos personas pobres y sin modales, pero somos algo más liberales, y no alardeamos del dinero de nuestras familias, aunque estas diferencias de gustos y personalidades no impide que nuestras chicas que enrollen con sus chicos, o que sus chicas con los nuestros, ahí dejaban las diferencias de lado, el problema iniciaba cuando un chico del instituto contrario le bajaba la chica a otro chico, y así sucesivamente.

Prouds |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora