Lunes quince

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Lunes quince

Para ser día lunes, llegue como nunca temprano al instituto. Mis audífonos me acompañaron durante el camino, tenía el plan de ignorar a todos el día de hoy; esto iba más allá de estar deprimida. Había tenido suficiente el sábado de toda esta mierda.

Solamente quería un respiro, un descanso de todo esto.
«Pausa»
No más guerra, ni más excusas; al menos por hoy.

Faltaban aún diez minutos para entrar a clases, y el frío calaba ya mis huesos, frío matutino.
Camine a paso lento a la cafetería, era el lugar ideal para escapar del frío; ¡Gloriosa calefacción!

Llevaba mi bolso colgando de mi hombro y mi teléfono en mano, aunque esto no me impedía abrir la puerta de la cafetería, un chico se último año abrió la puerta para mi. Murmuré un "gracias" hacia el, y camine en busca de un chocolate caliente.

—Hola —Saludé a la señora detrás del mesón—.
—Hola cariño —Su voz era dulce, y su amabilidad grata—¿Que deseas?
—Un chocolate caliente, por favor —Sonreí y ella asintió—.

Al cabo de unos minutos pague por el, y ya había dado un sorbo a este.

Mi reloj mental me​ decía que dentro de poco entraría a clases, así que camine hacia mi sala asignada. Rodee con mis manos el vaso caliente en un intento vago de calentar estas.

Por el pasillo aprecio ella; Alexia, iba radiante para ser día lunes ¿cómo rayos lo lograba?
Todo en su actitud me decía que buscaba tener problemas, y lo confirmo cuando al verme una sonrisa maliciosa cubrió su rostro. Un extraño ardor se esparció por mi estomago​, respiré intentando tranquilizarme. «Hoy no»

Pase de largo, sin siquiera observarla, ni rozarla. Hoy no tenía ganas de pelear, no hoy.
Su rostro de desconcierto fue mejor de lo que esperaba, incluso me gusto más que su rostro de furia; tal vez desde ahora la ignoraré tanto, que dudará de su existencia.

Entre a la sala y aún ni la mitad llegaba. Me senté en un puesto de la ventana, me recoste en la mesa, en un intento de descansar. Decir que tenía sueño era poco.
Después de unos minutos, comenzaron a llegar todos, y no tuve la necesidad de mirar cuando Harry entró; su perfume golpeó mi nariz y solo cerré mis ojos.

«Pausa, pausa, pausa»

La clase termino al cabo de dos horas y el timbre sonó anunciando la salida a receso. Guarde mis cosas con calma; hoy realmente no quería huir, ni correr, ni esconderme. Simplemente quería dejarlo pasar.

La clase siguiente paso más lenta y tediosa de lo que deseaba, y fue así sucesivamente durante el día.
Hasta que el receso del almuerzo comenzó, carecía de hambre, así que me recoste en el césped a tomar el sol. Durante el día me había topado con Matt y mi distancia fue obvia, por lo que asumo que ya todos sabían que quería estar sola. Excepto alguien.

Una sombra me cubrió el sol que me llegaba, provocando​ que abriera los ojos. Eric.

—Tapas mi sol —Susurre—.

El alzó una ceja y dijo algo que no logré escuchar por el volumen de la música. Hice una mueca de no entender y el comprendió, se sentó a mi lado y quito mis audífonos de mis oídos.
—¿Cómo estás? —Preguntó, por alguna razón con Eric me sentía​ cómoda—.
—En pausa —Me encogí de hombros—.
—Tú estás en pausa, pero el mundo no Más —Eric se cubrió los ojos del sol para​ verme mejor—.
—Tal vez —Murmure—.
—Los chicos y Shay están preocupados —Menciono Eric—.
—Estoy bien —Solté—.
—Ven a comer debes alimentarte—Esta vez Eric hablo serio—.
—De acuerdo —Acepte sólo porque el hambre había comenzado a aparecer.

Eric me ayudó a levantarme, y el cargo mis cosas hasta la mesa.
La sorpresa no fue grata, al llegar al comedor y ver que en la misma mesa larga estaba Harry y sus amigos.
—Si quieres nos cambiamos de mesa—Susurro Eric—.

Solo negué con la cabeza, y me senté entre Aaron y Eric, Shay estaba al frente juntó a Matt. La conversación fluyó tranquila y las risas no tardaron en aparecer mientras comía​ me recoste en el hombro de Aaron quién sin previo aviso me abrazó.

La voz fuerte –mas de lo necesario– de Harry interrumpió nuestra conversación. Shay en un intento vago de que no lo escuchará, comenzó a contar una anécdota. Aunque Harry pretendía hablar con sus amigos, el tenía la intención de que yo oyera lo que el decía.

—Es una pobre chica, siento lastima —Sus amigos rieron mientras Harry hablaba—Hablo en serio, yo la adoraba

Debía ser una maldita broma. Estaba hablando de mi de aquella manera. Mi cuerpo entero comenzó a temblar y todos en la mesa lo notaron, Shay supo que debía guardar silencio.

—Me busca el fin​ de semana ebria —Una risa carente de humor salió de sus labios— y ahora delante de sus amigos me ignora —Se encogió de brazos—.

La risa de Alexia se escuchó más fuerte que las del resto. Mi corazón latía increíblemente rápido y mis manos temblaban y sudaban, mis ojos comenzaron a picar por las lágrimas retenidas y apreté fuertemente la mano de Aaron.

—Ni siquiera sabe lo que quiere —Rió Harry, y todos sus amigos imitaron su accionar.

«suficiente» a la mierda la pausa.
Quería gritar, golpear, quería que dejará de doler. Mire a Shay quien me miro asustada y procuré hablar lo suficientemente alto para que Harry me oyera.

—Es tan bueno deshacerse de cosas inútiles e inservibles digo, una​ vez que te has divertido lo suficiente con ellas —Cada palabra que había dicho estaba bañada en enojo—.

Shay se quedó estática en su lugar, sin saber que decir.

—Conozco esa buena sensación Mad —Intervino Matt—.

—Debía dejar ciertas cosas, para obtener mejores —Tenía la mandíbula tensa y se me dificultaba hablar—.

Sentía la inquisidora mirada​ de Harry en mi. Hasta que escuché su voz claramente dirigida a mi y por primera vez lo mire por odio.

—Siento lastima por ti Maddie, y te digo ¿por qué? —Su voz ya no era la​ de siempre, sin mencionar que jamás me había hablado así— Porque todos se alejan de..t

Eric golpeó la mesa con su puño y miro colérico a Harry.

—Basta. —Dijo Eric—Ya la​ has dañado lo suficiente, lárgate de aquí Harry —Ordeno Eric—.

Harry río sin humor alguno, relamió sus labios notoriamente molesto.

—Sal de mi camino Eric, te deje sangrando cuando teníamos cinco, puedo hacer más que eso ahora —Amenazo Harry—.

—Esta vez no solamente yo terminaré sangrando —Advirtió Eric—.

—Paren. Ninguno de ustedes se golpearán, y tú —mire a Harry—Nunca más vuelvas a tocarme, ni mirarme, y sobre todo Harry no vuelvas a hablarme.

Justo cuando pensé que Harry me iba a responder algo hiriente, solo se levanta, golpea de una patada la​ silla y desapareció de la cafetería tras salir de la puerta.

«suficiente»


Prouds |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora