Sábado trece

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Sábado trece, I

Abrí mis ojos cuando ni siquiera habían rayos de sol en el cielo, eran las cuatro de la madrugada y las sábanas se sentían frías, mi cuerpo pesado, y mi alma algo sola. Me cubrí a mí misma todo lo que pude en un intento de quitarme de la piel el sentimiento de soledad, de vacío y de ausencia.

Encendí mi teléfono, y revise en la galería de imágenes, la mayoría por no decir todas eran de Harry, ya sea el con una cara graciosa o el posando de manera exagerada a la cámara, habían otras en los cuales estábamos los dos. Comencé a ver desde el inicio de las fotografías hasta la última que tome, como mi teléfono era de este año, todas las fotos se resumían a unos cuantos meses atrás.

No tuve la noción del tiempo de cuánto tiempo estuve viendo las fotografías de ambos con la nostalgia colgando de mi cuerpo, hasta que mire la hora, –las cinco de la madrugada– busque en los vídeos y para mí poca sorpresa eran de Harry, en el primero estaba Harry haciendo un reto de beber un vaso de vodka entero, se escuchaban los gritos de los demás, junto con mi gritos de ánimo, en el otro estábamos los dos caminando, recuerdo que ese lo grabe cuando nos perdimos para dejar constancia de lo idiota que éramos–somos–.

No supe cuando las lágrimas comenzaron a salir, pero me encontraba acurrucada con mi cabeza hundida en la almohada, intenté ahogar mis sollozos en esta, porque realmente no quería despertar a nadie con estos, estuve tentada a marcar su numero, dejar todo orgullo y dignidad de lado y decirle que ya no lo soporto, que lo extraño demasiado y que lo necesito aquí, pero me mantuve al margen, con la necesidad de permanecer con mi orgullo al limite, no pensaba perderlo aún más.

Solo recuerdo que mis ojos se cerraron cuando el reloj marco las seis, y estos se volvieron abrir a las doce con los gritos de mi madre, diciendo algo sobre que hiciera algo productivo con mi vida y que saliera de la maldita cama.

Salí de mi cama, y tome mi cabello en una coleta alta, baje en mi pijama de fin de semana a buscar algo para llenar mi vacío estomago, corrí escaleras abajo, para ver a mi madre limpiar la sala de estar.

—¿Acaso tú piensas permanecer en pijama todo el día? —El tono de voz condescendiente de mi madre me provoco ganas de arrancarme los oídos—.

—Tal vez —Me encogí de hombros—No tengo ganas de hacer realmente nada, y creo que deberías estar agradecida —Me cruce de brazos mirándola, ella dejo de lado la escoba y me miró alzando sus cejas—No soy como otras adolescentes hormonales, que salen de fiesta todos los fin de semana y se drogan, yo duermo y como, soy casi como una mascota —Me encogí de hombros, y ella solo negó con la cabeza—.

—Pensé que saldrías con Harry, ¿o él vendrá? —Preguntó desde la sala de estar, agradecí por tener una muralla de por medio para que no pudiera ver mi rostro en estos momentos, ya que estaba en la cocina a punto de sacar algo para comer—.

—Mh no, estuvimos todo el viernes juntos. Necesito un día para mí sola, ya sabes cosas de chicas —Bromee, dios debía detener esta mentira, o todo empeoraría una vez que se enterara que ya no somos amigos—.

Saque jugo de naranja del refrigerador y vertí un poco en un vaso, saque cereales azucarados, y ni siquiera me tome la molestia de colocar un poco en un plato, simplemente me lleve la caja a mi habitación, en donde coloque una serie, la cual pensaba ver toda la tarde.

La serie se llamaba "Bates Motel" y era primera vez que la veía, tenía una buena reseña y hace días que quería ver qué tal, era algo extraña y consistía en un hijo con su madre la cual se mudaban a un nuevo pueblo y abrían un motel cerca de la carretera, y junto con eso empiezan algunos problemas y secretos, realmente era muy buena y me tuvo por más de tres horas pegada al televisor.

Mi teléfono sonó y la pantalla se iluminó, era una notificación y un mensaje de Matt, bufé y opte por ignorarlo, no tenía ánimos. A los pocos minutos llegaron a cinco mensajes de Shay, uno tras otro y algo me decía que si no respondía, muchos más de estos llegarían, no pasó ni tres minutos cuando Aaron estaba llamándome, corte la llamada y coloque mi teléfono en modo avión, estaba cansada de las malditas notificaciones que interrumpían mi serie.

En un par de horas más tarde, ya había terminado la primera temporada y no sabia que hacer con mi vida, habían más temporadas pero no quería continuar viéndolas hoy; ya que sentía que mi día había sido totalmente desperdiciado y me era inevitable no preguntarme ¿qué mierda estoy haciendo con mi vida?

Tome mi toalla y fui a la ducha, animándome mentalmente para no continuar deprimida y consumiéndome en series de televisión, después de unos quince largos minutos de ducha, salí de esta con el ánimo un poco más renovado, me senté en mi cama y me seque el cabello, una vez segura de que este estaba totalmente seco, lo peine para que no luciera tan descontrolado.

Busqué en mi ropero con algo de rabia algo que colocarme, realmente no sabía porque tenía rabia, o porque sentía el deseo de formar un grito tan fuerte y dejarlo salir, solo lo sentía crecer en la boca de mi estómago; amenazando con salir en cualquier momento.

Entre con euforia en unos jeans negros, una botas del mismo color, un suéter lila oscuro, y una chaqueta negra bastaba para que no muriera de frío, me senté con tiempo y esperanzas de maquillarme algo, aunque no solía hacerlo muy a menudo hoy quería –por alguna razón inexplicable– verme bien, mejor que bien.

Una vez lista y conforme con todo, encendí mi teléfono, a penas este tuvo la cobertura máxima, llegaron todas las notificaciones; tenía unos quince llamadas de Shay, mensajes también de ella, dos llamadas de Matt, una de Aaron junto con dos mensajes de él también. Solo leí algunos mensajes de Shay, ya que básicamente todos eran los mismos.

"¿por qué no respondes mis llamadas?"
"¿Estás viva si quiera?"
"Como me estés ignorando..."
"Vale, me dejo de joder. Pero estoy preocupada por ti"
"Los chicos están en mi casa, deberías venir.."
"Llámame"

Ignoré los demás mensajes, y leí los de Aaron;
"Estamos todos donde Shay, ¿pasó por ti?"
"Shay me obliga a escribirte, y me manda a decirte que te estás perdiendo la diversión. Si cambias de parecer llámame"

Sonrío por lo graciosa que puede llegar a ser Shay, graciosa e insistente. Me hice la falsa promesa que luego la llamaría para explicarle, pero mientras fui directamente a llamar a Eric. Un tono, dos, tres..y a la mitad del cuatro su voz sono en la otra línea.

—Hey rubia, ¿qué pasa? —Su voz sonó igual de animada que siempre—.

—Solo llamaba —Me encogí de hombros—¿Tienes algo que hacer? —Pregunte intentando sonar casual y despreocupada, pero no pasaba desaparecida la emoción en mi voz—.

—No nada, ¿por qué? —Pregunto Eric—.

—Quiero salir, ¿vienes? —Sonrío ansiosa a que diga que si, porque si se negaba no tendría con quien más ir—.

—Esta bien, ¿dónde quieres ir? —Pregunta de forma relajada—.

—No lo sé, a algún bar. Quiero beber y divertirme, hace mucho que no lo hago

—Lo que tú digas, Mad. Pasó por ti en media hora, te enseñaré como solía divertirme.. —Su voz se tiñó de diversión para luego cortar la llamada—.

Sonreí hacia el mi reflejo al comprobar mi imagen, será una gran noche.

"Todo saldrá mal, lo sabes. Y terminarás castigada" la molesta voz de mi cabeza me hizo recapacitar, pero sacudí esas ideas de mi cabeza, sería grandioso..

Prouds |h.s|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora