Abre tus ojos.

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Bella, alucinante.
Curiosa, y curiosamente interesante.
Delineados sus ojos finamente delicados, con un trazo ligero y para nada dudoso.
Marrones, intensos, chocolate.
Fogosos, pícaros e intrigantes.
Risueña, pura, y de volumen considerable, su risa contagiosa al mundo entero hace sonreír.
Tic, toc, tic, toc.
El tiempo la observa vivir.
Cariño dulce y caricias con palabras lo suficientemente suaves para no ser empalagosas.
Bromas ocurrentes color de rosas.
Detalles y más detallitos.
Diversión, ternura y locura.
Una enorme capa de brillo recubre su perfecta inocencia.
Y su imagen.
...
Quebrada, rasgada, una tormenta cálida y fresca de verano.
Descontrolada, despavorida, desesperada.
¿Qué es eso que te entristece, cariño?
¿Qué es lo que se atrevería a lastimarte, pequeña?
"Algo tan hermoso... -comienza a responder ella- y tan ruin y horroroso como yo misma".
Y se desploma en el suelo, como si su cuerpo supuestamente vacío ya no tuviese vida.
Llora hasta quedar seca, finge quedarse dormida.
Despierta frente a un espejo, y su reflejo no la apacigua.
Demonios y más demonios, gritan a compás juicios fríos con sonrisas maliciosas.
Débil, cae por un precipicio, cierra sus ojos y cubre sus oídos.
¡No! ¿¡Niña, qué haces!?
¡Esos no son los métodos!
¡Enfrenta esos demonios!
¡Abre tus ojos, al menos!

Rayuelas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora