Rayuelas.

Columpios.

Me columpié en el "vaivén" de tus sonrisas y tus palabras perdidas buscando el comienzo de carcajadas con polvo de estrellas; y me perdí en cada una de ellas... y en la cuenta.
Corrí tras la letra de la música lenta, y perdí el paso de la carrera de aquella balada en la velada.
Tropecé con el aire tragando rastros de lo inexistente y salté sin prisas aquel escándalo inevitable, incompetente.
Bailé a través de las puertas de tus ojos y sin despojos, no encontré tu respuesta.
Recuerdos de una fiesta en medio de una siesta donde no soñarte en reversa me cuesta.
El silencio lo grito y el grito lo callo, pero el suplicio del tiempo me dispone un desmayo.
Suspiré las canciones de la nieve en verano y canté los suspiros del sol en invierno, bebí del veneno sin pasiones en vano y arojé la cura sin remedio al manzano.
No encuentro sentido en el último verso y debe ser por el efecto el resultado, en el fondo del envase el medicamento anotado.
Como manta, abrigado.
Como algodón, azucarado.
Dulce, indicado.
Un beso destinado.
Y la brisa fresca me cubrió de rocío,
el tiempo detuvo su paso,
compartir es lo que ansío,
cerrar y no hacerlo, nuestro caso.
Columpios y más columpios, hacia arriba y hacia abajo, el torpe descuido me distrajo y ésta locura desde el comienzo, como un sueño lo pienso.
Es mejor tomando tu mano como un paisaje al oleo pintado el enamorarse sosteniendo un lienzo.
Escrito entre mil versos y gotas de lluvia, palabras y rayos de sol, colores de un arcoíris, diluvia y cerrazón.
Unido el corazón.
Volando,
viajando,
columpios de cristal,
tu y yo perdidos en la cuenta,
soplos del viento y enrredaderas debajo del umbral,
místico y terrenal,
intencional,
no existirá un final.

(Hacía mucho no lograba escribir un poema que me gustara del todo, no encontraba lo que estaba buscando a pesar de estar inspirada, y anoche y por accidente, sucedió. En colaboración con Aiden, gracias por tu ayuda y la comprensión que nos funciona de espejo💕).