Calle Ficticia, 1
Bath
22 de enero
Hola, Stuart:
Me acabo de enterar de las noticias. Lo dijeron hace un par de días, pero hasta esta noche no me había acercado al ordenador. Casi siempre que entro en Internet busco tu nombre, y hoy había un artículo nuevo en The Texas Online Chronicle que decía que la fecha de tu ejecución se ha fijado para el 1 de mayo.
El 1 de mayo, Stuart. No me lo puedo creer. De todas las fechas posibles.
Me están temblando las manos, así que me cuesta escribir a pesar de que tengo una tumbona nueva que debe de haber comprado mi padre en las rebajas de alguna tienda de jardinería o algo así. No puedo ni imaginarme cómo te estarás sintiendo tú. Según mis cálculos, lo más probable es que ahora mismo estés justo despertándote, porque Texas va seis horas por detrás de Inglaterra, y apuesto lo que sea a que no eres capaz de tomarte el desayuno. Ni que decir tiene que haría lo que fuera por ayudarte. Igual puedo ponerme en contacto con la monja que vino al instituto a hablar de la pena de muerte para organizar algo, como por ejemplo una protesta o una petición, y no te preocupes, porque apuesto a que conseguimos por lo menos cien firmas de las monjas del convento.
El gobierno de Texas no puede ponerte a dormir. No puede y punto. Hasta la semana pasada no había leído tu poema Clemencia y cómo «lamentas haber matado / con el cuchillo de trinchar el pavo / a la mujer que estaba a tu lado». Yo, sinceramente, pienso que mereces una oportunidad para rehabilitarte. Si yo fuera el presidente de Estados Unidos, por supuesto que seguiría teniendo cárceles, pero para ayudar a los delincuentes en lugar de matarlos como si no quedara ninguna esperanza. Para mí nadie puede dar por perdido a un ser humano así, como si le hubieran mirado dentro del alma y hubiesen decidido que es todo maldad, pura maldad sin la más mínima cosa buena que valga la pena salvar.
Lo menos que puedo hacer es terminar lo que he empezado. Ahora se nos está acabando el tiempo, y voy a tener que ser más rápida. Tengo que terminar de contarte mi historia antes del 1 de mayo y espero que eso te distraiga un poco de esos últimos preparativos, como tu última comida, que me imagino que será una hamburguesa con queso, patatas fritas rizadas y un batido con dos pajitas y, por supuesto, un sobrecito de ketchup para acordarte de los buenos tiempos. En todo caso, es mejor que sigamos, porque estamos trabajando contra el reloj, así que imagínate las manecillas girando a toda velocidad doce meses hacia atrás hasta el pasado enero, y empezaremos por cuando estábamos Lauren y yo sentadas en un escalón en la entrada del instituto, tiritando con nuestros abrigos a la hora del recreo en aquel primer día del trimestre.

ESTÁS LEYENDO
Nubes de Kétchup
Roman pour AdolescentsHe hecho algo malo No solo un poco malo ni siquiera algo muy malo. Lo que he hecho es horrible. ¿Y sabes lo peor? Que nadie se ha enterado. Autora: Annabel Pitcher Esta novela NO es mía :)