1 de Abril

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Calle Ficticia, 1

Bath

1 de abril

Mi querido Stu:

Al final le he dicho a Sandra que no podía hacer el discurso en el homenaje. He ido corriendo a su casa, he aporreado la puerta y he entrado como una exhalación en el invernadero, con la palabra «¡NO!» rugiéndome en la garganta.

Sandra ha levantado la mirada de las fotos con los ojos entornados.

—¿Qué?

—¡Que no! ¡No y punto! —le he gritado, e incluso le he apuntado a la cara con el índice tembloroso —. ¡No!

Es 1 de abril, el día de las bromas, Stu.

A veces, por la noche, intento imaginarme que los últimos meses han sido una gran broma. Tendida en la oscuridad, me digo a mí misma que esta no es mi vida. Todo lo que tengo que hacer es esperar a que den las doce de la noche para que aparezca Sandra gritando: «¡Te pillé!», y una voz desde dentro del ataúd me diga: «¡Inocente!», y yo me reiré y me reiré y me reiré hasta que me corran las lágrimas por la cara y entonces los guardias de la cárcel abrirán tu celda y tú saldrás del Corredor de la Muerte bailando con el corazón reventándote de alegría en el pecho y tu mujer te estará esperando en casa sin ninguna herida de puñal digna de mención.

Vamos a imaginarnos solo por un instante que eso pudiera ocurrir de verdad. Tú cierra los ojos y yo los cierro también y vamos a soñar el mismo sueño a los dos lados del Atlántico para iluminar la oscuridad que nos separa. ¿Eres capaz de imaginártelo, Stu? ¿Eres capaz de vernos ahí, iluminando toda esa negrura?

Yo tampoco.

No creo que la monja acuda a rescatarte, porque no he visto nada de eso en Google. Igual ni siquiera llegué a creer que fuera a ocurrir, porque tampoco me he llevado ningún susto al ver que no está en tu cárcel con una petición con cien firmas. Igual tampoco he llegado nunca a esperar que esto tuviera un final feliz. Por lo menos nos tenemos el uno al otro, al menos por unos pocos días más, así que vamos a sacarle el máximo partido posible y a empezar por donde lo dejamos, por mis pies empapados y mis zapatos encharcados chapoteando de vuelta a la biblioteca.



Nubes de KétchupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora