Colision

50 5 0
                                    

Su sonrisa se estrelló contra él con una fuerza impresionante. No oyó nada de la fiesta a su alrededor, no vio a nadie excepto a ella. Dios, esa sonrisa, la forma en que tomó la cara de su hermana con tanto cariño antes de que las dos se abrazaran. Se abrazaran de verdad. Ninguna mierda falsa, ningún juego para los periodistas en la sala.
No estaban prestando atención a nadie más, felices simplemente de verse una a la otra.
Luego ella se echó a reír cuando se echó hacia atrás y el sonido fueron cadenas alrededor de su corazón, mil cuerdas de la guitarra tensas. Dolía y era hermoso. Por un instante, casi olvidó dónde estaba, deseaba tanto tener esa sonrisa sincera vuelta en su dirección. Podía imaginar sus cálidos ojos marrones mirándolo mientras pasaba los dedos por la mandíbula y se levantaba de puntillas para deslizar una mano alrededor de su nuca y atraerlo para un beso.
Jodido infierno.
¿Cuándo fue la última vez que una mujer le había hecho eso en cuanto entró en la habitación? Nunca. Ni siquiera cuando había sido un joven con las hormonas borrachas. ¿Y el hecho de que supiera que ella era exactamente lo que parecía ser, que no estaba allí por fama o dinero? Sí, sólo la hacía más sexy. De ninguna manera iba a marcharse de esta fiesta sin ella, la cruda necesidad de poseerla era un deseo violento en sus entrañas.
No creía en fantasías de mierda como el destino o la suerte o la estafa más grande de todas, el amor, pero se conocía a sí mismo. Y sabía lo que quería: tirar de ella con la mano cerrada en el pelo, marcarla con su boca, advertir a todos los demás hombres en la sala que estaba fuera de los límites. Pero en el instante que hiciera eso, sería noticia de primera página cuando la quería sólo para él.
Privada. Sola.
Sin cámaras. Sin focos.
Sin putas interrupciones.

Rock kiss 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora