Capitulo 40

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Cuando Fox se quitó la camiseta en medio del concierto la noche siguiente para

arrojarla a la multitud, la realización se estrelló contra ella. Dios, había sido lenta.

Fox no sólo le había dicho a ella que la amaba, se lo estaba diciendo al mundo.

Rodeándose la cintura con los brazos, trató de contener la oleada de emoción en

el interior, su respiración entrecortada en el pecho. Maxwell se detuvo a su lado y le

dio unas palmaditas en el hombro.

—¿Qué ha hecho?

—Ser maravilloso.

—Humm. —Dándole un abrazo, el jefe del equipo dijo—: pensaba que no lo

habías oído.

—¿Oír qué?

Él se llevó un dedo a su auricular.

—Lo siento, tengo que comprobar uno de los altavoces.

Olvidando sus palabras cuando Fox se giró para dispararle una sonrisa antes de

enfrentarse a la multitud rugiente una vez más, Molly se quedó allí. El hombre iba a

matarla. Nunca había pensado que sería tan amada, tan deseada, tan querida y

adorada. Sacando su teléfono, envió un mensaje:

Estoy estúpidamente enamorada de ti mandó al teléfono de Fox.

Ese teléfono se encontraba actualmente en el bolsillo de sus vaqueros, así que él

no vería el mensaje hasta después, pero no importaba. Lo que importaba era que

estaría esperando a que él lo leyera. Guardando su teléfono, frunció el ceño ante el

repentino silencio en el estadio... y luego el aire se llenó con el sonido puro de una

sola guitarra eléctrica. Incluso antes de levantar la cabeza, sabía que no era Noah

sino Fox al instrumento.

Él inclinó la boca al micrófono mientras continuaba tocando.

—Esta canción es para mi Molly, que es la mejor jodida cosa que jamás me ha

pasado. También, para esos idiotas suicidas que le envían cartas pidiéndole que

huya con ellos, os perseguiré y os arrancaré las pelotas.

Riendo y llorando mientras la multitud se volvió loca, Molly deseaba tanto besarlo.

Esas palabras eran tan Fox. Tan su hombre.

Fox esperó a que la multitud se calmara una vez más antes de empezar la

inquietante introducción a la canción de nuevo, el poder feroz de su voz contenía

una ternura áspera cuando comenzó a cantar. Noah, Abe y David se unieron

suavemente en el fondo, la voz de Fox y la guitarra llevaban el peso del escenario

hasta que se estrellaron en un fuerte ritmo como una unidad.

Era hard rock y era una canción de amor, aunque la palabra "amor" no se

encontraba en ninguna parte de la letra. El coro tenía seis palabras, una sola voz, la

música se cortaba como si la banda fuera un solo ser.

Mi corazón. Mi alma. Mi hogar.

Molly tenía lágrimas corriendo por su rostro en el momento que terminó, la

multitud loca por una canción que ella sentía en sus huesos que se convertiría en un

clásico. Cuando Fox se alejó del escenario para sacarla, fue sin discusión, le

envolvió en sus brazos y le besó delante de la banda, del equipo, de la audiencia de

miles de personas.

Él era suyo y no le importaba si todo el mundo sabía lo mucho que lo amaba.

Levantándola contra él, su brazo de acero, Fox dijo unas palabras sólo para sus

oídos.

—Como ya soy de tu propiedad personal y privada, ¿serás mía? —El hoyuelo

apareció—. Sería realmente una putada ser llamado Propiedad de Folly.

Era una propuesta de matrimonio que sólo Fox haría.

—Sí, sí, sí. —Ella puntuaba cada palabra con una risa, un beso lloroso, sin

importarle los flashes, las luces y los ojos que los observaban—. Siempre sí.

El verde ahumado exultante, su beso una marca, Fox se volvió para agarrar el

micrófono.

—¡Ha dicho que sí!

La multitud rugió y gritó cuando la estrella del rock que había sido destinada a ser

la aventura de una noche de Molly apretó la frente con la suya y le susurró:

—Soy tuyo.

FIN


Rock kiss 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora