Capitulo 26

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Kathleen se fue diez minutos después y Fox llamó al cabo de cinco.

—Sea lo que sea que le hayas dicho a Kit —dijo arrastrando las palabras—, está

convencida de tus malas intenciones hacia mis millones.

El cuerpo enteró se le entibió ante su tono.

—Es muy protectora respecto a ti —Molly entendía la lealtad; ese era el porqué

ella había investigado a toda leche por la red al T-Rex que iba tras Charlotte

semanas atrás.

—Hace mucho que somos amigos —dijo Fox—. La he invitado a cenar esta

noche, vosotras dos seréis las mejores colegas tan pronto se de cuenta que la idea

de mis millones te produce urticaria.

—Pedante —Cualquier incertidumbre sobre quién era Kathleen para Fox fue

eliminada por sus palabras relajadas, disfrutaba del placer de hablar con su hombre.

—¿Qué tal la reunión?

—Nada para estresarse. —El sonido de voces de fondo—. Me tengo que ir, nena,

nos veremos esta noche.

Se trajo a la banda entera a casa con él, los cuatro se instalaron en el estudio de

última generación completamente insonorizado en el sótano. Cuando Molly les llevó

algo para picar y bebidas frías, obtuvo dos ofertas de matrimonio y una declaración

de que era una diosa.

—No malcríes a los capullos —Fox frunció el ceño, agarrando una de las botellas

de agua helada—. Empezarán a seguirme a casa cada día.

Abrazando a Fox desde atrás donde estaba sentado en una silla, con la guitarra

en el regazo, ella miró a David.

—Oí que cocinas.

Los otros se rieron a carcajadas cuando David se quejó.

—Sólo para ti, Molly.

Tres horas después, el baterista se adueñó de la cocina, con Molly actuando

como ayudante, mientras los otros tres pasaban el rato en el salón con la enorme

pantalla, hablando y viendo fútbol. Cuando llegó Kathleen, Fox le lanzó una cerveza

y Abe le preguntó sobre una jugada.

La actriz estuvo apasionadamente en desacuerdo con la interpretación de Abe.

—Kathleen sabe de fútbol —le dijo Molly a David, metiendo algunos rollitos en el

horno para calentarlos.

David removió la olla de guiso que tenía en el fuego.

—Solía ser animadora, pero creo que hubiera preferido jugar.

Oyendo a Kathleen vociferar por un touchdown, Molly estuvo de acuerdo.

—¿Has escrito nuevos memorándums recientemente?

El rubor coloreó las mejillas del músico.

—Tu hermana está decidida a volverme loco.

Reprimiendo la sonrisa ante lo adorable que parecía y sonaba, ella dijo:

Rock kiss 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora