-Santiago me podés explicar qué haces acá?
Melina no sabía si eso era un sueño o si la resaca la estaba haciendo alucinar. Qué hacía ese chico ahí? El mejor amigo de Luna, en su cama, en su pieza y lo peor de todo es que estaba semi-desnudo.
No recordaba la mitad de la noche y al ver al chico tampoco quería hacer un esfuerzo.
-Tranquila, no me mires así que no pasó nada- Santiago no podía aguantar la risa al ver la cara de Melina.
-No te creo nada, cómo llegaste acá? Pasó algo así entre nosotros...no sé, besos, algo de algo?- Melina ya estaba tan nerviosa que no dejaba de llevarse las manos a la cara, no podía formular una oración sin tartamudear.
-Así que no te acordas de nada. Igual con todo lo que tomaste es bastante obvio, por lo menos te acordas quién soy.
Las veces que ellos dos se vieron eran contadas con una mano. Después del día que Luna y Santiago se conocieron, ese día de verano en un recital, ellos volvieron a encontrarse sólo en casa de Luna. Apenas se conocían y podían admitir que no tenían nada en común. Pero a pesar de eso, eran incontables las veces que Luna tenía que defender a alguno de sus dos amigos de los comentarios que se hacían el uno sobre el otro.
Que Santiago tiene pinta de boludo.
Que Melina es demasiado histérica.
Que Santiago está cada vez más gordo.
Que Melina no para de comer.
Eran más los comentarios agresivos que se hacían a sus espaldas que las charlas entre ellos.
-Deja de decir cosas que no me importan y anda al grano, cómo terminaste vos en mi cama?- Melina ya se estaba alterando.
-Anoche nos encontramos en el boliche, en la entrada nos vimos y estabas sola. Y como a las dos horas me mandaste un mensaje, que por cierto no sabía que tenías mi número de celular.
-Un mensaje para qué?- Melina confirmaba con la lentitud de Santiago que era un idiota.
-Para que nos veamos. Yo fui con un amigo hasta dónde estabas y compramos unos tragos. Te empezaste a marear y todo lo que pasó después me parece que va a ser mejor que no te lo cuente.
-Santiago, cortala con las vueltas y explicame cómo llegaste acá.- El tono de voz de Melina iba aumentando.
-No me grites porque no te cuento nada- Señalandola con un dedo Santiago la amenazaba- Mi amigo se fue y teme empezaste a tirar encima, me dabas besos en el cuello, en la boca y bueno, me dijiste de venir a tu casa.
-QUÉ?- Melina de a poco iba recordando y no podía creerlo, era él ese rubio con el que hablaba- Y vos te aprovechaste de toda la situación, no tenes cara.
-Te estas equivocando, yo no me aproveche de nada- Santiago se levantó de la cama y camino hacía Melina.
-No, claro. Todo lo que hiciste fue de caballero, hermosos modales eh.
-Modales? Me estas cargando, no? Mirá la señorita que se tomó hasta lo que no era suyo, que se me tiró encima y después me invitó a la casa. Me parece que estas siendo bastante hipócrita.
Melina no hizo más que sentarse en la cama y taparse la cara, se moría de la vergüenza. Y ahora que iba a decirle a sus amigas? Iban a morirse de risa cuando se enteraran.Tantas veces que critico a ese chico y ahora lo tenía en su pieza.
-De esto no puede enterarse nadie- Ella rogaba que nadie la haya visto la noche anterior irse con él
-No pretendía decirselo a nadie tampoco- A Santiago la gracia ya se le había ido y empezó a cambiarse, quería salir corriendo de esa casa.
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Fantasia o Realidad.
Ficção AdolescenteUn grupo de amigas en su último año de colegio atraviesan innumerables momentos. Románticos, alegres, con humor. Pero como no siempre todo es color de rosa, también habrá peleas, discusiones y decisiones que se toman sin saber a dónde te van a lleva...