El Hallazgo

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Cuando llegaron a la nueva corporación cápsula, se encontraron con una Mirai Bulma muy ocupada, a la pobre mujer casi le da un infarto al ver a Vegeta, ver a su ex marido una vez mas le sacó lágrimas a sus ojos y sonrisas de sus labios.

-¡Vegeta!, cuanto quería verte... No sabes como sufrí en ese mundo cuando moriste, me tocó criar sola a Trunks! No me hagas eso una vez mas.-

decía la mujer mayor entre lagrimas al guerrero, y abrazándolo fuertemente mientras daba puños en su espalda a medida que le reclamaba,

Él príncipe empezó a moverse incómodo, las muestras de afecto era algo con lo que no podía lidiar y menos en un momento como ese.

-Si si si, lo se... No se que tanto sabes pero... En este mundo ya no estoy casado contigo, pertenezco a Kakarotto un guerrero de raza pura como yo, y a lo que vinimos danos el radar mujer, para que podamos revivir a nuestros hijos y a mi esposo.-

Espetó el príncipe totalmente molesto por la actitud sensiblera de la peliazul y yendo directo al grano como era su costumbre.

Bulma se limpió las lágrimas impactada por la noticia, jamás imaginó que su esposo gustara de los hombres y específicamente de Goku "su peor enemigo"

-No cabe duda que del odio al amor solo hay un paso.- dijo Bulma con sus amplios ojos azules abiertos de par en par, tratando de asimilar los hechos.

-¡Ay pero que mujer tan vulgar!- Vegeta se cruzó de brazos y dio la espalda para ocultar el sonrojo que había sido provocado por las palabras de la mujer.

-Jamás cambias Vegeta.- caminó al otro lado de la habitación y recogió el radar, regresó con ellos y se lo tendió a Vegeta.

-Ya había fabricado uno, imaginé que algo malo sucedía y que lo iban a necesitar asi que no pierdan tiempo y vayan por las esferas.-

Vegeta estaba sorprendido de la eficacia de la mujer, y sobretodo de él mismo que al llegar a la tierra escogió bien a la madre de sus hijos, una mujer extraordinaria e inteligente, digna de un príncipe como él.

-Gracias.- era la primera vez que el príncipe agradecía algo, pero era tanta la emoción que le daba él pensar que pronto volveria a ver los ojos de su Kakarotto que lo dijo sin pensar, no había orgullo que superara el amor que le tenía al Saiyajin.

Vegeta tomó a Goku en sus brazos para llevarlo con el a buscar las esferas del Dragón.

-Dejalo, y a la niña. Yo cuidare sus cuerpos- Dijo Bulma, pero Vegeta puso una cara de absoluto horror.

-Ni loco! No voy a dejarlo, donde yo vaya el irá.- rezongo el príncipe muy molesto, se negaba rotundamente a abandonar a Goku incluso después de muerto.

-Deja a papá Vegeta.- intervino Gohan. -Así iremos más rápido por las esferas, y lograrás tenerlo contigo en menos tiempo.

Además Bulma cuidará bien de él, y apenas reviva va a teletransportarse a tu lado, estoy seguro.-

Gohan intentaba razonar con el Saiyajin obstinado, este poco a poco empezó a ver las ventajas del plan de Gohan y terminó por aceptar.

-Bien... Pero metelo en una máquina de esas que tu tienes para preservar cuerpos.- le ordenó a la peliazul.

-Es mi mejor amigo, Vegeta. Cuidare de el con mi vida.- le afirmó con voz ferviente. Esas palabras lograron calmar un poco la ansiedad del príncipe, pero no del todo.

En el fondo lo que menos quería era separarse de él, pero entendió a regañadientes que tenía que hacerlo por el bien de ambos.

-Vamos entonces- murmuró Mirai Gohan, empujando levemente al príncipe que aun veía el cuerpo inerte de su esposo.

El Amor es Difícil 2: Líos de Una BodaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora