xxii.

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quiso huir, lo noté en la forma que rápidamente quiso levantarse. tomé con rapidez su muñeca, un agarre suave y sin gusto de hacerle daño, y le observe suplicante.

"quedate, no quiero hacerte daño" mi voz fue apenas un murmullo, esperaba que el la hubiese oído.

"ese es el problema" su voz fue baja, incluso más que la mía y así, nuevamente lo vi huir.

Calum; CashtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora