-Me gustaría hablar de algo- dijo el rey.
-¿De que se trata?- pregunto Daniel.
-He decidido cambiar, todo en general. Para empezar seré menos estricto, y os dejaré volver al mundo humano. Pero con una condición, que me visiteis cuando podais- dicho esto sonrió dando nos confianza.
-Gracias!-dijo Marcos muy feliz.
-Muchas gracias-vsonrió Lucas.
El rey hizo un gesto con su cabeza y se marchó del comedor.
-Podéis empezar a recoger lo que os hace falta- dijo el rey por último.
Yo en todo ese momento me disponía a escuchar y sonreír de felicidad.
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-Anastasia...¿no te despidiras de Morion?- preguntó Daniel mientras recogia unas hierbas curativas de la sala de medicina.
-Mmm,ya lo ví y me despedí ,dijo que haria largas aventuras, además, podemos volver cuando queramos- dije mientras recogía los libros del suelo.
--------Por la noche, cenando-------
-¿Mañana será vuestra partida?-preguntó el rey.
-Sí, ya hemos recogido lo necesario, gracias-dijo Daniel.
-Es lo menos que podría hacer y me gustaría confesaros algo...- todos nos miramos entre nosotros -tengo un portal para llevaros justo donde queréis ir.
-¿Un portal?- Se extraño Daniel -nunca me lo enseñates.
-Hay cosas que no puedo confesar- dijo sonriendo el rey.
-¿Donde se encuentra?- pregunté.
-Justo debajo de palacio.
-¿Debajo?!- Pregunto Marcos.
-Eres muy escandaloso- susurro Lucas.
-Jajaja si, debajo...hay un camino subterráneo. Mañana por la mañana es vuestra partida, os la enseñare.
...
Esa noche era nuestra última cena, hasta que volvieramos...Luego, Daniel y yo nos quedamos a solas en la terraza, donde por primera vez se me confesó y me besó.
-Anastasia...- dijo Daniel para llamar mí atención.
-¿Sí?
-¿Recuerdas cuando antes de que me fuera a la misión te dije que volvería a por ti para decirte algo?
-Mmmm, sí me acuerdo- dije sonriendo, fue hace mucho y aún lo recuerdo.
Mí sonrisa paso a una felicidad enorme, y mis ojos se volvieron grandes, Daniel se encontraba con una sola rodilla en el suelo y la otra arriba. ¡Me pedía matrimonio!
-Daniel,yo...soy tan feliz- dije tapando mi boca con ambas manos, a punto de salirme lágrimas de felicidad.
-Se que solo tenemos 17, pero quiero que aceptes este anillo y cuando decidas casarte conmigo será definitivo -dijo sonriendo.
-Yo acepto, y aceptaré siempre- dije abrazandolo fuertemente. Era tan feliz, tan joven para esto, pero él me esperaría.
Cuando nuestros ojos se miraron nos unimos en un profundo beso bajo la luz de las estrellas....