Capítulo 7

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-Princesa rápido, ¡los adornos del pelo!- dijo una de las sirvientas.

-Nada en mi pelo por favor, quiero estar cómoda, y tampoco me llamé princesa, solo Anastasia- dije con una sonrisa que le agradó.

-Como usted desee- dijo en modo de rendición.

Estaba sentada frente a un tocador con un gran espejo. No me agradaba la idea de casarme...y si fuese a casarme, me gustaría que fuera con Daniel.

-Ya esta lista, no tarde en salir- dijo mientras avanzaba a la puerta.

-Si...- dije con pocas ganas.

Las damas salieron de mi habitación.
Coloqué ambas manos sobre ambos lados de mi mentón para agarrar mi cara, y comencé a pensar que este mundo era cruel pero no podía negar que también era increible.

Toc toc* sono la gran puerta.

-Adelante- dije sin darme la vuelta.

-Ya esta todo listo para cuando interrumpan la boda las ratas y...wooow- dijo él, cuando me levanté para mirarlo de frente, a Daniel.

-Estas...preciosa- se quedó con la boca abierta de asombro, yo reí.

-Gracias, es lo más simple que pedí-dije girando alredor mía para que se viese el vestido. Era de princesa, de esos con mucha tela, un escote de corazón y ambas manos de mis muñecas con un lazo blanco.

-Aun así estas perfecta- dijo acercandose a mis labios.

Me separé unos segundos después del beso -Daniel, nos podrian ver- dije.

-Tienes razon, bueno, lo que dije antes, todo listo.
Las ratas, ya tengo las llaves del calabozo, los polvos que dormiran a los guardias y el perfume para materializarnos- dijo serio.

-Bien, espero que todo funcione -dije con ansias de que todo acabara.

-No te preocupes, mi princesa- y dicho esto salió de la habitación.

Daniel era diferente, diferente en decirme princesa, él era el único al que le quedaba bien.

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Media hora despues ví el reloj, las 16:00...ya era la hora.
Agarré mi vestido para no tropezarme, tenía unos zapatos de tacon no muy altos, pero aun así no queria caerme.
La boda sería en la enorme sala del trono del rey, donde siempre se sentaba.
Podía oír la música de fondo de los violines y a la gente hablando.

-Señorita, soy Peter, la mano derecha del rey, seré quien la lleve al altar- dijo un chico joven pero algo mayor y apuesto.

Yo asentí y le cogí del hombro. Sonó la música.
Me puse nerviosisima, la gente me miraba, quería que el plan fuese bien y que el rey no me besara.

Cada paso que daba, más quería retroceder .

Ya estaba junto al rey, la música y los murmullos pararon.
El cura empezó, que era un gnomo, hablaba de muchas cosas que no hice caso. Me preguntaba, ¿si estaba bien Daniel?¿lo habrán pillado?, y así continuaban mis dudas hasta que...

-Princesa, ¿esta bien?- me preguntó el cura.

-¿Que? ¡sí!- dije nerviosa.

-Lo repetiré de nuevo, estaras en el hambre y la enfermedad siempre a su lado, ¿aceptas?

-Yo... -dios mío,¡Daniel date prisa!- yo... -y el rey me susurró al oído- dilo de una vez- yo a...

-Aaa!!! Ratas!!!-grito una mujer.

-¡¿Qué?!- se sorprendió el rey.

Todas los seres, tanto humanos como mágicos de la alta burguesía, se asustaron de aquellos engendros.
Tuve la oportunidad de fingir mi miedo, aunque no les tengo, y salí corriendo junto a todas los demás para salir a la salida...proveché y fui a los calabozos.

Un sueño realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora