Desperté sintiéndome fresca y descansada, pero justo antes de abrir los ojos recordé todo, el cómo me asuste y corrí para escaparme. Por alguna razon no recordaba mas allá de una rosa roja, o...¿era blanca? Debí haberme desmayado, pues recuerdo haberme sentido mareada. Abrí los ojos y vi el techo. No estaba en mi habitación, era una habitación pero no la mía. Miré a mi derecha y allí, leyendo en un cómodo sillón se encontraba Dimitri. Enseguida me sentí estúpida. Anoche huí de él, cuando se supone vine a darle mi sangre bajo mi consentimento, me paré rápido e intente reverenciarme a forma de disculpa. Él me miró, me sentí mareada por el movimiento brusco, antes de siquiera empezar a caer él ya estaba parado detrás mio con ambas manos en mi cadera a forma de prevención. Yo caminé unos pasos al frente soltándome de su agarre, me voltee, lo miré y volví a reverenciarme, pero él me puso una mano delicadamente en mi hombro, yo levanté la vista, él me tomo del mentón y me obligó a pararme derecha.
-no hay nada que perdonar. Yo debería ser el que se disculpara.
Yo negué repetidas veces con la cabeza y apoye una mano un mi pecho señalándome. Quería que entendiera que la culpa fue mia. De seguro mi abuela estaba muy decepcionada por no ser tan fuerte como ella.
- Rose. Mis más sinceras discupas. Debí asustarte mucho como para que huyeras.
Yo me ruborice. Soy una miedosa. Él me sonrió con ternura.
Eran las 6 y oscurecía. Vi por el gran ventanal como el sol se ocultaba. No parecía dañar a Dimitri en lo absoluto. Ni cambiarlo de ninguna manera. Se ve que solo era una falacia inventada.
-vístete, pronto será la hora de entrar.
Lo miré extrañada. ¿Entrar?
-es el primer día de clases. Te dare privacidad. Baja al vestíbulo en cuanto estés lista.
Asentí. Voltee a ver, sobre la cama había un uniforme. Corbata negra, camisa blanca, chaqueta y polleta tableada color rojo vino, en el borde de la falda y alrededor de los puños tenían dos rayas negras, y el cuello de la chaqueta estilo traje tenía una fina líenea definiendo todo el contorno. Sobre el pecho del lado derecho había un escudo con las iniciales RRI (Red Rouse Institute) en dorado al igual que el contorno del escudo y el fondo negro.
Salí descalza de la habitación y fui a la mía a buscar el calzado. Cuando vi las botas y las chatitas me entró la duda ¿qué usar? luego de unos minutos de duda escuche...
-Las botas.
Voltee a ver quién era, aunque por la voz debí haberlo adivinado.
-lo siento, no quiero que pienses que me entrometo solo creo que no debes dejar de ser tu misma, y las botas te quedarán bien con el uniforme. Subí porque te tardabas mucho y me preocupe-dijo Dimitri.
Me mostró su codo queriendo que tome su brazo, lo hice para no parecer irrespetuosa. Así bajamos al vestíbulo donde no había nadie. Miré a Dimitri.
-les pedí que se adelantaran ya que nosotros iremos en el auto.
Ah claro, ellos no necesitan el auto por su velocidad sobre humana. Yo en cambio soy la debil y lenta humana. Pero ¿por qué Dimitri vendría conmigo?
Lo observé mientras abría la puerta tracera del coche de modelo antiguo negro para mi y hacía un gesto de que entre con su típica sonrisa calma. Esa sonrisa era como si dijera "todo está bien, puedes confiar en mi"
Yo no me lo terminaba de creer. Aun así me gustaba que me sonriera así. Al menos me relajaba un poco la mentira.
Antes de irme mire el jardín. Note que la rosa que teñi con mi sangre había sido cortada. Eso me extrañó. Deje a Dimitri confundido y me acerqué a el tallo cortado. Dimitri se acercó a mi y lo vi fruncir el seño por primera vez. Miró a todos lados como buscando algo y luego me sujetó fuerte del brazo me llevó hasta el auto y me subio un poco brusco. Algo no andaba bien.
Al subir al coche le dijo algo al conductor en un idioma que no entendí.
Lo mire preocupada.
-Esa rosa estaba anoche. Y hoy no está. No fue alguien de la mansión y nadie fuera de la mansión viene aquí. Ademas fuera quien fuere tiene tu sangre. No es algo normal. Escúchame. Solo por precaución es mejor que no andes sola fuera en los jardines.
Asentí.
-Tranquila. Todo estara bien-dijo recuperando su aura calma.
El auto arrancó y en 20 minutos de espeso bosque estuvimos en la abadía. Parecía un gran castillo medieval construído en piedra. Entramos. Se veía aun más grande desde dentro. Tenía jardínes, huertos y hasta un pequeño cementerio. Subimos dos escalones hasta las puertas abiertas de madera y entramos a un gran pasillo. Subimos unas viejas y grandes escaleras y el primer salón era el nuestro. Era grande y parecía aún más grande a oscuras. Solo la luz de la luna lo iluminaba desde la parte derecha en la cual se ubicaban los grandes ventanales.
-Profesor Montgomery-saludó Dimitri con respeto. A lo que el profesor asintió. Hice una reverencia a forma de saludo, que el profesor correspondió.
-Rose, ve a dar un paseo por los jardines de la abadía, está vigilada por los monjes así que no correras peligro. Yo debo hablar de algo con mis hermanos.-dijo mirándome tierno pero hablando serio.
Mire al resto de la clase y al profesor, este asintió, se notó que sentía intriga por lo que Dimitri les iba a decir. Yo le hice caso y me fui.
Una vez abandoné el salón baje las escaleras y cuando me encontraba en el jardín sentí un ruido, como de ojas quebrarse. Me asuste y voltee a ver a donde creí era desde donde venía el sonido. Pero no había nada. Sentí otro crujido y volví a voltear buscando su origen. Mi respiración se estaba tornando irregular. Entonces vi una mata de cabello castaño muy despeinada salir de entre los rosales. El chico de aproximadamente mi edad lleno de magulladuras y cortes de las espinas de las rosas se sacudio las ojas del cuerpo. Me miro me sonrió.
-Hola-me dijo alegremente.-me llamo Austin.-me tendió la mano para que la tomara pero no lo hice. Aunque me dió confianza su torpe sonrisa. Como si nada fuera de lo normal pasara.
Austin era bajo para ser hombre. Con los tacones me veía casi a su altura, tenía carita de niño pequeño que inspiraba ternura, nariz y orejas pequeñas, y unos ojos celestes, mas claro que los de William pero mas celestes que los mios. Yo le sonreí, era el primer humano que veía desde que llegue aquí. Pero no me moví o intente tomar su mano que seguía extendida.
-no hablas. ¿Eres muda?. Bueno, no importa. ¿eres nueva? ¿Sabes que a esta hora no se puede estar fuera de los dormitorios?-yo lo mire raro. Me lo decía justo el chico escondido entre los rosales.-ya se lo que piensas. "Pero tu estás aqui" si, es cierto. Pero yo estoy en una misión ultra secreta.- lo mire incredula- oh tienes que creerme. Veras. Hoy el idiota de Lucio me retó a que no era capaz de traerle un objeto de su preciada Ela. Y yo, claro, lo acepte. Oh ya se. ¿Me ayudas? Puedes ser mi complice.-parecia un niño jugando a escondidas de su mamá. Me inspiro dulsura.
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Desde el gran ventanal del salón de clases un chico con los ojos rojos encendidos miraba a la chica de cortos cabellos rojizos sonriendo a otro chico que no paraba de parlotear.
-¿cómo que un polizón? - dijo el ex cazador independiente de criaturas sobrenaturales, ahora profesor Montgomery. Gran amigo de Dimitri desde que este salvo a su pequeña Sally, quién ahora decía ser la novia de el vampiro. El vampiro, sin despegar la vista de esos dos, respondió.
-tal parece que tenemos visitas indeseadas.
Todos creyeron que solo se refería al extraño suceso de la flor. Sin embargo en su mirada se reflejaba el chico de brillantes ojos celestes.
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Silencio absoluto (#1 Saga: Mariposa nocturna)
Vampir"-conseguiré que me hables Rose...- dijo el vampiro una vez la chica estuvo lo suficiente lejos como para no oírlo, y sin mas la habitación quedo sola y a oscuras." La continuación se llama "Prisionera". Link: https://www.wattpad.com/story/122430146...