CAPÍTULO 5

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Ya habían pasado alrededor se cinco minutos desde que el pelinegro había abandonado aquella oficina, pero HakYeon no podía ni quería apartar la vista de aquella puerta, aun tenía la diminuta esperanza de que su mejor amigo, si es que podía seguir llamándole así, volviera y le dijera que lo de su renuncia era una broma de muy mal gusto, que sólo era una jugarreta para revertir lo que el moreno había dicho anteriormente, si era así, HakYeon seria capaz de tragarse sus palabras. No quería perderlo inclusive en el campo laboral, no sólo porque eso le traía inconvenientes con respecto al trabajo ya que WonSik era parte primordial en su equipo, él tenia una capacidad sorprendente para finalizar con éxito cualquier proyecto, pero ese no era el punto crucial... sino principalmente porque con su renuncia se iba la ultima oportunidad de aun mantenerse en contacto con él, de poder saber de él. HakYeon ahora se recriminaba el haber actuado y dicho tales cosas, pero su orgullo herido se sobrepuso ante todo lo demás, aunque eso ahora ya no importaba del todo, porque su amigo se había ido, se había ido y ahora era un miedo el que embargaba al moreno ¿qué haría ahora sin el pelinegro? ¿cómo viviría sin su compañía y apoyo? Eso era inconcebible, no quería creer que tantos años de amistad habían llegado a su fin y todo por sus propias palabras, sus propios labios habían pronunciado el detonante que acabo con todo, pero lo había hecho cegado por su propio dolor, amaba a WonSik y ese amor que mantenía oculto le estaba quemando por dentro, le estaba destruyendo poco a poco y en un impulso lo que quiso acabar con sus palabras no había sido precisamente su amistad tal y como sus palabras habían dado a entender a la perfección, lo que quería terminar de una vez por todas era ese sufrir, ese sufrir ocasionado por ese amor secreto que sólo le hacía llorar en las noches mojando su almohada hasta quedarse dormido. Un amor que durante años mantuvo guardado, receloso de que alguien lo supiera, lo juzgará o desaprobará, inclusive por el mismo WonSik.

Aunque la vida siempre tiene caminos disparejos, con brechas u obstáculos que ponen a prueba hasta a quien posee la mayor fuerza de voluntad, pero no siempre se encuentra el valor necesario para buscar la superación, por ende las salidas fáciles están a la orden del día, inclusive aunque se sabe que estas no aminoran los problemas sino más bien les dan una falsa ayuda que sólo da como resultado algo aun peor para un futuro.

Por un camino fácil habían optado ambos chicos; por el miedo al fracaso, rechazo o un dolor aun más grande, decidieron hacer lo que no debían, callar, ocultar lo que era inocultable, sufrir por un mismo mal creyendo ciegamente en que su contraparte no podía sentir lo mismo cuando la realidad era otra, la misma en ambos, su secreto era compartido aunque fueran tan ciegos de no verlo ¿por qué? Por miedo a errar. Ironía, la ironía era el hecho que por miedo a equivocarse estaban haciendo que su error fuera otro, un error aun más grande y doloroso.

Mientras HakYeon seguía estático en el mismo lugar en el cual se había quedado luego de la partida de WonSik, luchando por refrenar las inmensas ganas de echarse a llorar o romper cuanto tenía enfrente. Había alguien que no la estaba pasando mejor ni mucho menos, WonSik luego de salir de la estancia donde se había llevado a cabo el que según sería el ultimo encuentro con el moreno, se dirigió hecho una furia hasta su propia oficina sin importarle que su secretaria le haya llamado o que cualquier empleado que se cruzo en su camino le haya visto en aquel estado, además las lágrimas eran algo difícil se ocultar, más si estas se deslizaban de manera inoportuna sobre sus mejillas.

WonSik tomó todas sus cosas en cuanto llegó a su oficina, o más bien creía que eso hacía, en realidad sólo caminaba de un lugar a otro tomando cualquier objeto por un par de segundos antes de volver a dejarlo en su lugar, se encontraba mal, más bien se sentía perdido en esos momentos, no sabía qué hacer o a dónde ir, aquello se podría comprar con lo que un niño pequeño sentiría al perderse en un enorme súper mercado o un parque, solo y desorientado, indefenso e inclusive acongojado, así se sentía WonSik en esos momentos. Paró en medio de su oficina y su vista rápidamente se posó en el sutil mini bar que se encontraba en su oficina, rápidamente la idea de beber se le cruzo por la cabeza, pero ¿no había sido el alcohol la chispa que activo la bomba en primer lugar? Sí, lo era, todo ese mal entendido había surgido de eso, pero también estaba el hecho de que si WonSik se embriagaba era para mitigar el dolor que sentía a causa del amor "no correspondido" que sentía por HakYeon, y eso era lo que necesitaba ahora, pulverizar el dolor que lo estaba carcomiendo en esos instantes, no importaba si sólo llegaba a ser un alivio pasajero, lo único que anhelaba ahora era olvidar todo, entrar al mundo en donde nada importaba, sentir la sensación del alcohol quemar su garganta en lugar de las punzadas en su corazón. Dejando a un lado la diminuta pizca de control, el pelinegro se dirigió al lugar en donde esas botellas se encontraban, tomando entre sus manos la más grande sin ver antes siquiera que tipo de licor era, sólo destapó la botella y de inmediato dio el primer trago, sintió como el liquido embriagante bajaba por su garganta quemando esta, cosa que le arranco un gruñido, por ilógico o increíble que pudiera parecer, aquello hizo la tensión diera el primer indicio de que iría disminuyendo, sonrió, no de felicidad o de alegría, era más bien una sonrisa vacía, sin vida o sentimiento alguno, una sonrisa que más bien daba un aire tétrico, como la sonrisa de las muñecas... sin sentimientos.

Mi Riesgo es AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora