Capitulo 24: Uchiha

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Apenas había notado el tiempo pasar.

Sentía que había parpadeado, y ya era finales de verano. Nunca se había sentido tan feliz como en ese tiempo, con su hermosa hija y Sasuke, siempre estando ahí para él, con Itachi haciéndoles reír y llevando a Natsuki a todo lugar en Japón al que quisiera ir.

Le gustaba ver a su hija con amigos y un novio que parecía adorarla; se había acostumbrado tanto a verla sola, que le resultaba fascinante verla reír con ellos, escuchar cómo les pedía permiso para una pijamada con sus amigas, cuando antes se limitaba a encerrarse en su habitación con sus libros. Le gustaba ver a su hija así, el saber que Japón la hacía tan feliz como a él.

La risa de Natsuki flotó a través de la puerta, informándole de su regreso, seguido de un silbido similar a un pequeño pajarillo; se puso de pie y fue hasta la entrada del estudio que Sasuke había adaptado para que usara como oficina.

Encontró a su hija en la sala, acompañada de Itachi y Ryonosuke–kun, el chico de cabellos rubios estaba silbando, lo que causaba la maravillosa risa de su hija y la sonrisa de Itachi, quien aplaudía ante el sonido.

—Eso me deja sin dudas.

Natsuki volvió a reír como si Itachi acabara de decirle algo realmente divertido, se tomaba el estómago con las manos y se retorcía un poco.

En verdad, le gustaba verla así de feliz.

— ¿Qué es tan divertido? —preguntó, con suavidad.

Las miradas de los tres fueron hasta él, dedicándole radiantes sonrisas.

—No sabía que estabas en casa, Naruto —dijo Itachi, a modo de saludo.

—Estaba dibujando, pero escuche el ruido, y comencé a sentirme solo.

Natsuki se acercó más a Ryonosuke, golpeando su lado libre con la mano, pidiéndole que se sentara a su lado; él no se negó, de inmediato camino hasta el lugar libre, dedicando una sonrisa al de chico de cabellos rubios.

—Ryonosuke–kun, ¿cómo les fue?

No estaba seguro de a donde habían ido, pero Natsuki había pasado dos horas arreglándose antes de salir corriendo de la casa, diciéndoles que se le había hecho tarde y disculpándose por no comer con ellos.

—Fue genial, gracias por dejarla venir conmigo Naruto–san.

Después de 14 años fuera de Japón, aun le resultaba un tanto nostálgico y extraño que alguien le hablara con los honoríficos, el utilizarlos era más común para él, pero antes el único amigo de Natsuki siempre le había hablado informalmente.

No agregó más a la plática, dejó que ellos siguieran y se limitó a observarles. Itachi se veía más tranquilo y completo que nunca en la vida, hacia unas semanas había hablado con Sasuke para pedirle algún trabajo menor en la oficina, siempre aclarando que estaría bien en un puesto de mensajero o recepcionista, pero Sasuke aún no le encontraba algo, Itachi nunca había mencionado a Sasori, y por lo que sabía de Sasuke, no habían vuelto a hablar y eso le hacia sentir mas tranquilo. Natsuki parecía feliz con lo que sucedía a su alrededor, como si tuviese todo lo que podía desear en esa casa, y Ryonosuke parecía estar orbitando todo el tiempo alrededor de la fémina, lo que le divertía y preocupaba a iguales medidas; nunca se lo había dicho a Sasuke, pero también le preocupaba que su hija ya tuviera novio, y que de alguna manera, fuera tan promiscua como ellos habían sido.

— ¿Cómo van los planes de la boda, Naruto–san?

Fijó sus ojos en los rosados del adolecente, dedicándole una diminuta sonrisa, al ver como buscaba integrarle en la conversación que Natsuki e Itachi llevaban, le gustaba ver que ambos parecían llevarse tan bien, como si siempre hubiesen estado juntos, como si Natsuki nunca hubiera escuchado las cosas horribles que había dicho en algunos momentos del hombre, cuando recordaba su frustración por él.

-.Soy Tu Hija.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora