No solía encontrarme, donde sea que estuviera sentía que no era parte de ahí.
Hace dos años empecé ahorrar sin una meta u objetivo. Fue la mejor idea que tuve hasta el día de hoy.
Estaba cansada, no me sentía bien, me sentía incompleta, aburrida, triste y sola. Siempre me sentía sola.
Termine comprando dos boletos de avión, ida y vuelta a Australia, la isla Torrens me causó curiosidad.
Ahí empezó todo...
Llevaba tres semanas en Torrens y siempre lo veía rodeado de personas, el me llamaba la atención. Algo me atraía desde lejos.
Siempre estaba en la rodeado de gente, se veía alegre e incompleto a la vez. Me recordó a mi hogar, tal como me suelo sentir.
Él no me veía, claro que tampoco era que me dejará ver de a mucho. Me gustaba observarlo, era como cuando estaba pequeña y encontraba algo nuevo, desconocido e interesante.
No se quedaba mucho tiempo en la playa, solía coger rutas diferentes al irse. No traté de seguirlo.
Empecé a ir sin falta a la playa sólo por observarlo, amaba hacerlo, sentía que debía descubrir algo.
Sonreía mucho y al hacerlo me hacía sonreír, era agradable experimentar eso. No entendía por que sonreía al verlo, pero sabía que al verlo lo provocaba.
Quería hablarle, pero no sabía como hacerlo. ¿Qué le dices a una persona desconocida? ¿Y si ninguno sabe que decir? ¿Si se genera ese silencio incómodo, que debo hacer? Estas y otras preguntas aparecían en mis pensamientos al querer hablarle.
Hoy casi no había gente en playa, estaba todo muy calmado pero el no faltó este día, algo cambiaba; el llegaba sólo y con una expresión tan triste que me sentí mal por él.
El sólo miraba al mar, parecía que le hacía preguntas a algo con su mirada, se puso de cuclillas y empezó a jugar con la arena entre sus dedos.
Quería acercarme, pero no quería arruinar nada.
Se levantó y se acercó a mi, dejé de respirar.
Su nombre es Robert, le dicen Rob, le diré Robert porque un nombre tan agradable no debe ser ignorado.
Robert me contó sobre él, tiene 18 y vive con sus padres y su hermano mayor, ha tenido muchos problemas pero no quiere pensar en eso. No le pregunté porque tal como él tiene sus problemas, yo tengo los mios.
Nos hicimos muy cercanos, él me hizo ver las cosas de una forma más alegre, me hizo reír y quererle.
Me hizo llorar, odie ese instante en que me sentí feliz, todo cambio. Dejó de ir a la playa, las veces que iba no me miraba. Nunca pedí su atención ni traté a que me volviera a hablar.
Nos fuimos alejando sin motivo alguno, pero creo que en ese pequeño lapso de tiempo el fue feliz conmigo tanto como yo lo fui con el.
Estoy agradecida de ese pequeño instante en que lo conocí, sin planearlo. Dejó grandes recuerdos en mi y espero haberle dejado grandes recuerdos a él.
Hoy volvía a casa, estaba en el aeropuerto y lo único que deseaba era que el encontrara su felicidad, yo empezaba la búsqueda de la mía.
