Capitulo 15

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(Justin's POV)

Yo, usualmente, era una persona muy activa. No me gustaba mucho quedarme quieto, sin hacer nada; sobretodo cuando había tanto por hacer. Sin embargo, allí estaba, ocupando toda la extensión del sofá con mi cuerpo y mirando el techo como si fuera la cosa más interesante de todo el mundo. Creí que ya me conocía las grietas de memoria, mientras pensaba, nuevamente, en la complicada situación en la que me encontraba. Estaba tan atrapado en mis cavilaciones, que me costó identificar el sonido de mi teléfono móvil; estiré mi brazo y atrapé el pequeño aparato.

—¿Sí?

—Justin, por Dios, tienes que ayudarnos —la voz agitada de mi hermana se escuchó des del otro lado de la línea.

—Caitlin, cálmate. ¿Qué ha sucedido? —inquirí, con el ceño fruncido.

—______, Justin, ______ —mi corazón dejó de latir dentro de mi pecho—. Chad lo ha arruinado todo, ella se ha ido corriendo y no sabemos dónde está… y con esta lluvia… ¡Dios!

La voz de mi hermana sonaba agitada.

Intenté que se tranquilizara y me explicara mejor las cosas. Luego, tan pronto como cortamos la comunicación, salté del sofá. Ni siquiera me molesté en tomar un abrigo, a pesar de que sabía que afuera estaba lloviendo con intensidad; simplemente, corrí por el pasillo y bajé las escaleras tan rápido como mis piernas me lo permitían. Con poco cuidado, me subí a mi auto, aparcado cerca del edificio en el que vivía, y comencé a conducir a gran velocidad por la ciudad. Tenía que encontrarla.

Necesitaba encontrarla.

Me pasé la mano por el rostro, con frustración. No sabía cuánto tiempo llevaba dando vueltas por la ciudad, pero no había ni rastro de ______. Había visto demasiadas muchachas castañas, pero ninguna como ella. Muchas jóvenes habían decidido salir a la calle con chaquetas negras —Caitlin me había comentado que ______ llevaba una—, pero ninguna era ella.

Sin embargo, unas cuantas vueltas más fueron suficientes. Allí, en una plaza apartada de la zona más céntrica de la ciudad, se encontraba ella, sentada sobre un banco, agarrándose fuertemente las piernas contra el pecho. El corazón se me partió en dos ante la imagen y, súbitamente, sentí la imperiosa necesidad de pisotear a Chad. Con velocidad, bajé del Volvo, después de aparcarlo de una manera que, en medio de la ciudad, me hubiese costado unos cuantos insultos y alguna que otra multa. Comencé a correr por la húmeda hierba, hasta que me encontré frente al banco. ______ alzó su perdida mirada hacia mí, y la sorpresa se pintó en su triste rostro.

Aquello fue demasiado para mí.

Con cuidado, tomé a ______ por los brazos y la alcé, hasta que quedó de pie frente a mí. Entonces, la estreché en un fuerte abrazo, escondiendo mi cabeza en su cuello. La lluvia se mezclaba con su perfume, creando una fragancia perfecta. Sentí que su cuerpo comenzaba a agitarse bajo el mío, supuse que por el llanto, y la estreché más fuerte contra mí. Comencé a pasear una mano por su cabeza, de forma conciliadora, mientras le pedía suavemente que se tranquilizara, que todo estaba bien. Entonces, cuando sus ojos se alzaron para mirarme, lo comprendí todo. Todas mis dudas quedaron despejadas, aunque me negara a aceptarlo.

No te interesaban las chicas con las que salías, te interesaba ella. Sólo ella.

Dios, estaba perdido.

(_________'s POV)

Estaba completamente segura. No había mejor refugio en el mundo que los brazos de Justin.

No sabía cuánto tiempo habíamos pasado allí, bajo la lluvia, unidos el uno al otro en un fuerte abrazo. Sin embargo, no quería que aquello terminara nunca. Mi mente amaba divagar a partir de aquel tipo de situaciones, y la calidez de su cuerpo contra el mío resultaba exquisitamente agradable. Suspiré. Era momento se acabar con aquello si no quería volverme completamente loca.

Cuando alcé el rostro, él se quedó observándome con cuidado. Entonces, se separó de mí y me atrajo por los hombros contra su cuerpo. Juntos y en silencio, comenzamos a caminar, hasta que vi su reluciente coche aparcado en una extraña posición diagonal. Sin soltarme siquiera un segundo, Justin me acompañó hacia el lado del copiloto y me obligó a entrar. Me apartó algunos cabellos húmedos del rostro y pronto encendió la calefacción. Después, corrió hacia el otro lado y se sentó frente al volante. Con un suave rugido, el motor arrancó rápidamente.

La ciudad se convirtió en manchas borrosas, mientras Justin conducía por las calles a toda velocidad. En un tiempo récord, llegamos a la puerta de su apartamento y él bajó, tan presuroso como antes. Casi sin darme cuenta, lo encontré a mi lado, ayudándome a salir del coche. En silencio, pasó una mano por mi cintura y me acompañó así, sin soltarme, hasta que estuvimos en la sala de su apartamento. Entonces, se posicionó frente a mí, tomándome suavemente por los hombros.

—¿Estás mejor? —me preguntó, con un suave susurro.

¿Realmente estaba mejor?

Asentí, aunque el sollozo que se me escapó, cuando quise afirmarlo con palabras, arruinó toda la credibilidad de mi respuesta. Justin chasqueó la lengua suavemente y me atrapó entre sus brazos, volviendo a abrazarme con fuerza.

—Te juro que si llego a cruzarme con ese *******, tendrá que comprarse una cara nueva —gruñó Justin contra mi oído, estrechándome un poco más contra él.

Con cuidado, me condujo hasta el pulcro sofá de la sala y me acomodó de forma cuidadosa en su regazo. Lo miré, mientras él alejaba de mi rostro algunos cabellos húmedos, poniéndolos detrás de mi oreja, y él estableció contacto visual conmigo. Estuvimos un rato mirándonos a los ojos, hasta que su voz se hizo oír.

—Deberías llamar a Caitlin y Chaz y decirles que estás bien —apuntó dulcemente—. Estaban muy preocupados.

Asentí con lentitud y me puse de pie.

Ya se me había pasado por la cabeza que mis amigos habían llamado a Justin, lógicamente. Pensando en ello, marqué rápidamente el teléfono de Caitlin. Por supuesto, mi amiga comenzó a gritarme en un principio, por haberla preocupado y por haber tenido esa reacción frente a mi ******* ex novio. Luego, cuando logré tranquilizarla, me pidió perdón y comenzó a despotricar contra Chad y Jessica. Finalmente, al ver que no era un tema del que me interesara hablar, me preguntó cómo me sentía.

—De verdad, Caitlin, no te preocupes —pedí—. Estoy bien, no pasa nada —mentí, caminando por el pasillo, lejos de Justin.

—Mira que, si me lo pides, ya mismo mando a matar a Chad —aseguró, con voz amenazante—. Tengo algunos conocidos de la vida que no tendrían ningún problema en partirle el cuello o algo parecido.

—Caitlin, déjalo —rogué, con una tenue sonrisa en mi rostro—. Ya hablaremos de ello. No asesines a nadie sin mi consentimiento, por favor.

La escuché reír de forma melodiosa.

—De acuerdo —aceptó, con fingida resignación—. Hasta luego, amiga.

—Hasta luego.

Corté la comunicación y, arrastrando los pies, volví a la sala, donde Justin se encontraba aún sentado en el sofá. Cuando llegué, me dirigió una cálida sonrisa.

— ¿Por qué no te das una ducha? —propuso cortésmente—. Si sigues así, pescarás un resfriado.

Asentí, mientras él se ponía de pie

Casi Platonico (JustinBieber Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora