Capitulo 22

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(Justin POV)
—Bueno, ¿qué queréis hacer? —preguntó animadamente Caitlin.
—Dormir —gruñí yo. Realmente, no estaba de humor para nada.
Caitlin me miró, alzando una ceja.
— ¿Tú piensas que yo me voy a ir a dormir ahora? —Preguntó mi hermana menor—. ¡La noche es joven, Justin! ¿Nunca habías escuchado ese dicho?
—Amaría decirte que no —respondí secamente.
Chaz llamó la atención de ambos, poniéndose de pie.
— ¿Qué os parece si voy a buscar algo para comer y alguna buena película? —sugirió, con tranquilidad.
Asentí, mientras Caitlin tiraba los brazos alrededor de su cuello, depositando un sonoro beso en su mejilla.
— ¡Te acompaño a comprar! —Chilló, mientras corría a buscar algún abrigo—. ¿Te parece bien un poco de comida chatarra, Jus?
Suspiré.
—Da igual.
Realmente, en aquel momento no me preocupaba.
Agradecí el hecho de quedarme solo cuando ambos abandonaron el apartamento. Con despreocupación, me dejé caer sobre el sofá, recostando mi cabeza sobre uno de los apoyabrazos y cruzando mis pies sobre el otro. Toda aquella situación me estaba volviendo loco. A pesar de que intentaba no pensar en ello, las preguntas no dejaban de pasearse incesantemente por mi cabeza: ¿cómo estaría ______?, ¿a dónde la había llevado Jacob?, ¿sería aquél un tipo responsable o la había dejado en manos de un pervertido?
Tan sólo el pensar en ello me dio escalofríos.
Me puse de pie. No podía quedarme como un ******* allí.
Rápidamente tomé mi teléfono móvil y estaba por agarrar mi chaqueta del recibidor, cuando la puerta se abrió. Caitlin me observó de la cabeza a los pies, con una ceja alzada.
— ¿Qué sucede, hermanito? —preguntó, pero estaba segura de que para ella no era un total misterio lo que pasaba por mi cabeza.
—Nada —gruñí—, estaba… preocupado porque aún no llegabais.
—No salimos hace tanto —comentó, mientras se quitaba su abrigo.
En respuesta tan sólo dejé escapar un gruñido, mientras me encaminaba de nuevo hacia el sofá. Me dejé caer en él, mientras Chaz programaba el reproductor de dvd y Caitlin se sentaba a mi lado. El aroma a comida chatarra llegó a mí y, por instinto, fruncí la nariz.
De acuerdo, estaba oficialmente atrapado allí.
Después de mi «gran descubrimiento», el tiempo pareció transcurrir de forma aún más lenta, sí es que aquello era posible. La película debía ser alguna comedia con poca trama, ya que Chaz y Caitlin no dejaban de reírse, pero la verdad es que no le estaba prestando nada de atención. Cuando me cansé de fingir que estaba entretenido, me puse de pie y, después de decirles a ambos que iba a prepararme una taza de té, me dirigí hacia la cocina. Puse un poco de agua a calentar y, mientras esperaba, me dirigí hacia la ventana que daba a la calle. Corrí las cortinas y observé la noche estrellada, preguntándome si ______ también estaría viendo aquéllo, con aquel ******* a su lado.
Dios, ¿desde cuando me había vuelto tan paranoico?
Suspiré.
Quizás siempre lo había sido.
Siempre protegiendo a ______, juzgando la ropa que Caitlin le elegía, intentando mantenerla feliz incondicionalmente, desaprobando todos los candidatos, cuidándola hasta de su propia sombra… ¡todo parecía tan claro ahora!
Claro, a sus ojos yo seguía siendo el «querido-amigo-no-interesado-en-las-mujeres».
Con la taza de té entre mis manos, volví al salón. No sabía con exactitud cuánto tiempo había pasado en la cocina, pero, cuando regresé, Caitlin y Chaz ya no miraban la película: estaban hablando entre ellos, mientras en la televisión reproducían alguna de esas propagandas para vender productos inservibles.
—Justin, ¿todo está bien? —preguntó Chaz cautelosamente.
—Depende de lo que tú consideres «bien» —comenté, quizás más ácidamente de lo que hubiese deseado.
—Tu cambio de humor es muy oportuno —apuntó Caitlin, que seguía con aquél tono cantarín, cargado de doble sentido.
Alcé una ceja.
— ¿Quieres verme arrancándome los cabellos hasta quedarme calvo? —pregunté con ironía.
—Quizás me alcanzaría con que admitieras lo que sucede —replicó mi hermana, poniendo las manos en sus aderas y alzando las cejas.
La miré, con una media sonrisa irónica.
— ¡Estoy total y completamente enamorado de ______! —gruñí—, ¿¡eso te hace feliz!?
El rostro de incredulidad de mis dos acompañantes no tenía precio.
¿Acaso no estaban molestándome para que dijera eso? ¿Acaso ellos dos no lo sabían ya…?
— ¿¡Qué tú qué!? —preguntaron al unísono, de forma escandalosa.
De acuerdo, quizás había sido demasiado directo.
(______'s POV.)
Jacob era un tipo muy agradable y divertido, de eso no tenía ninguna duda. La salida, si bien había sido muy convencional, me había resultado muy entretenida y me había permitido conocerlo bastante. No podía decir que él me gustaba, pero me agradaba mucho.
Y, en las condiciones en las que me encontraba, eso estaba más que bien.
Sin embargo, siempre sucedía lo mismo. La comparación con el muchacho que me quitaba el sueño era algo que nunca podía faltar cuando conocía a un joven, por más que intentara evitarlo con todas mis fuerzas. La sonrisa de Jacob no era tan hermosa como su sonrisa torcida, su cabello no tenía aquél matiz dorado que tanto me gustaba, sus ojos no destellaban como soles cuando la luna daba de frente en ellos…
—Entonces… ¿me vas a contar qué tal te fue o vas a seguir perdida en tu universo? —preguntó Caitlin, mirándome con una ceja alzada.
—La cita estuvo bien, Caitlin —respondí distraídamente, mientras terminaba de empacar todas mis cosas—. Te lo vengo repitiendo desde hace una semana.
Siete días después de mí cita con Jacob, era oficial nuestro tan ansiado receso invernal. Para que todos tuviéramos la oportunidad de viajar y, al mismo tiempo, aprovecháramos las pequeñas vacaciones, Caitlin había organizado un pequeño viaje a Nueva Jersey. Así podíamos matar dos pájaros de un tiro: veríamos a Ryan y a Marie, junto con sus padres, que estarían de visita por esas fechas; así como también podríamos disfrutar de la ciudad y sus entretenimientos.
—Pero siempre me dices lo mismo: «estuvo bien, Caitlin, estuvo bien» —comentó con tono aburrido—. ¡Quiero detalles! ¿Crees que está muy interesado en ti?, ¿quedaron en volver a salir?, ¿él te gusta?, quiero decir, ¿realmente te gusta?
La miré frunciendo el ceño. Caitlin siempre quería saber sobre mi vida amorosa, pero últimamente no notaba aquél entusiasmo en su voz, sino que más bien sonaba como mi madre, intentando averiguar si estaba saliendo con el chico correcto, si consumía drogas o algo por el estilo.
— ¿Desde cuándo te has convertido en Sherlock Holmes? —pregunté, doblando un pesado abrigo oscuro y metiéndolo en la maleta. Le dirigí una rápida mirada—. Generalmente esos no son los detalles que tú buscas.
Caitlin parpadeó, confundida, y me dio la espalda, tomando una enorme pila de ropa entre sus pequeñas manos.
—Sólo quiero saber como le fue a mi amiga en una cita, ¿es mucho pedir eso? —comentó rápidamente, para después soltar una risita nerviosa—. ¿Jacob te gusta?
—Es un buen chico —respondí. Un suspiro se escapó de mis labios—, pero no es él —agregué, en un suave susurro.
Caitlin dejó caer la pila de ropa sobre mi cama y frotó mi espalda suavemente.
—Lucha por él, entonces —pidió.
La miré y la expresión en mi rostro debió de ser un poema.
— ¿Estás hablando en serio? —pregunté, destilando incredulidad en cada una de mis palabras.
—_______, las cosas han cambiado mucho —explicó, con aquel aire misterioso que usaba siempre que hablaba sobre el futuro y esas cosas que a ella tanto le gustaban—. Pelea por él, inténtalo.
—Pero…
—Créeme —pidió—, yo sé lo que te digo. Si se te presenta una oportunidad, no dudes en aprovecharla.
Pero yo no sabía de qué demonios estaba hablando.
Como si nuestra charla nunca hubiese existido, una risueña sonrisa apareció en su pequeño rostro.
—Debo ir a llamar a Chaz —canturreó con alegría—. Mañana deben venir a buscarnos bien temprano si queremos llegar antes que mis padres.
Con aquellas palabras, salió de la habitación, dando alegres saltitos y tarareando alguna canción que no pude identificar.
Suspiré.
¿Cómo se suponía que debía actuar, entonces?

Casi Platonico (JustinBieber Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora