Capitulo 21

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(Justin's POV)
Realmente no lo podía creer. ¡El tipo me tenía en sus manos! Mientras iba caminando por los pasillos de la universidad, no podía dejar de pensar en el asunto. ¡Aquello no era justo! Yo no iba a entregarle a ______ servida en bandeja, definitivamente no lo haría. ¡Era algo completamente deshonesto! ¿Acaso aquel hombre no tenía un poco de dignidad, como para luchar por si solo por lo que quería? Además, ¡ella era su alumna!
Suspiré, mientras me llevaba el pulgar y el índice al puente de mi nariz, presionándolo suavemente.
—Justin, ¿realmente estás bien? —preguntó la preocupada voz de ______, mientras salíamos al campus.
Asentí, dirigiéndole una rápida mirada.
—Es sólo un dolor de cabeza, ______, no te preocupes.
Ella, sin embargo, se detuvo en su lugar. La miré, confundido, mientras sus pálidas manos me tomaban por los hombros. La vi mirarme a los ojos fijamente.
—Justin, —apuntó, mirándome acusadoramente.
De acuerdo, me había atrapado.
—No, es nada, pequeña, en serio —repliqué, mientras pasaba un brazo por sus hombros—. Tengo demasiadas cosas en la cabeza, sólo eso.
Aquello, después de todo, no era una mentira.
El sábado por la noche de esa misma semana, el panorama iba empeorando poco a poco, si es que eso era posible. No podía creer que yo estaba allí, sentado, esperando ver como aquel… chucho pasaría a buscar a ______. ¡Cómo podía haberle siquiera insinuado la posibilidad de salir con aquel imbécil! Me sentía total y completamente patético. Para colmo, si aquello no era seguro, Chaz me había asegurado que era un total *******.
Ajá. Mi gozo en un pozo.
Lo peor del asunto era que ______ realmente parecía emocionada con todo aquel circo de la cita. Me lo había confesado, ella me lo había confesado: Jacob le parecía atractivo. Yo sólo le había preguntado qué intenciones tenía con él, por lo que mi aporte no había sido demasiado; sin embargo, Jacob se había salido con la suya. Caitlin había llegado en el momento justo en el que ______ me confesaba que su profesor le parecía guapo. Claro, en el momento en que mi hermana escuchó aquello, no dudo en prepararla para una cita segura entre ambos. Se suponía que debía sentirme feliz, el secreto de mi «supuesta sexualidad» se encontraba a salvo después de aquel… acuerdo.
Dios, ¿a quién intentaba engañar? Quería hacer desaparecer al condenado profesor.
Me removí incómodo, sentado en el sofá del apartamento de las chicas, mientras Chaz cambiaba los canales, de forma incesante. Pasaba tan rápido, que ni siquiera podía verse lo que había en cada uno de ellos.
— ¿Puedes dejar algo de una vez? —mascullé, mirándolo de reojo.
Chaz, simplemente, soltó una suave y despreocupada risa.
—Parece que estás de mal humor —comentó, de forma jocosa.
Sólo gruñí en respuesta. Después de todo, era mi mejor amigo y no quería mandarlo a tomar viento.
— ¡Caitlin, ya está bien! —escuchamos de la habitación contigua. Era la voz de ______—. Me rehúso a ponerme eso…
La vimos salir de su habitación, con un par de zapatos en la mano. Parpadeé varias veces antes de poder fijar mis ojos en aquel deslumbrante vestido color plata que traía puesto. Traía el cabello con suaves ondas, más ordenadas de lo que usualmente lucían, seguramente armadas por las hábiles manos de Caitlin. Sus ojos marrones se veían enmarcados por una oscura sombra y sus labios resaltaban con algún tipo de producto que los hacía brillar tanto como el vestido.
Gemí de forma casi inaudible. Ella no podía salir así.
— ¡No me digan que no está hermosa! —exclamó Caitlin.
En respuesta sólo consiguió una sonrisa de Chaz y gruñidos, tanto de la boca de ______ como de la mía. Sus ojos marrones se clavaron en los míos, mirándome con confusión.
Entonces, el timbre del apartamento sonó. Cuando gemí muy suavemente, Chaz se volvió hacía mí, con una sonrisa de suficiencia plasmada en su rostro.
Aquélla sería una noche larga. Muy, muy larga.
(______'s POV)

Aquel vestido me molestaba, sobre todo porque se subía con cada paso que daba. Caitlin sabía que no me gustaban esas cosas, pero insistía en que me hacían lucir mayor y que, al salir con un joven de veinticuatro años, iba a necesitar el bendito vestido. En otras palabras, era una de las tantas excusas que Caitlin Bieber utilizaba para convencerme. Debía tener un don, o algo por el estilo, porque siempre todos terminábamos accediendo a sus peticiones. Los zapatos, claro, habían sido la gota que había rebalsado el vaso; después de todo, si bien Jacob era un joven muy alto, no quería terminar la noche en el hospital. Quitándome los zapatos que ella me había obligado a ponerme, había tomado los que a mí me gustaban y había salido corriendo de la habitación. Debía admitirlo, me había quedado bastante pasmada al ver a Justin allí, mirándome de aquella manera tan lastimera. ¿Qué estaba mal?

Claro, no tuve ni la oportunidad de hablar sobre ello, porque el timbre nos interrumpió.

Mi cita. Oh, sí.

Como siempre, todo tenía que ver con mi demoníaca amiga. Cuando Justin me había comentado sobre el nuevo profesor y su supuesto interés por mí, sus palabras me habían molestado bastante. Sí, yo era *******; pero ese no era el punto del asunto. Caitlin, al enterarse que podía haber una posibilidad de que ambos tuviéramos una cita, me obligó a acercarme a Jacob, me obligó a hablar con él y, después de una extensa charla, me terminó proponiendo que ambos fuéramos al cine y a comer. Acepté la salida, después de las insistentes frases de Caitlin sobre probar cosas nuevas y todo eso. A mí, honestamente, me daba completamente igual.

Cuando bajé, Jacob se encontraba de pie frente a la puerta de entrada. Traía unos pantalones de vestir y una camisa, desabrochada en los últimos botones, dándole un aire casual. Su cabello lucía arreglado, tirado hacia atrás en una coleta. Le sonreí mientras abría la puerta y, después de un breve saludo, nos dirigimos a un taxi.

—La verdad es que tengo una motocicleta, pero no sabía si te gustaban o no —explicó rápidamente—, por lo que preferí que tomáramos un taxi.

Le sonreí.

—No tengo nada en contra de las motocicletas —comenté, mientras ingresaba al automóvil, después de que él abriera la puerta.

—Lo tendré en cuenta.

Casi Platonico (JustinBieber Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora