—¿Hay algo con cafeína? —preguntó, con voz ronca.
Asentí, intentando con todas mis fuerzas no reír, y me acerqué a la encimera para prepararle una cargada taza de café. Caitlin se acercó también para servirse un vaso de agua y me miró mientras trabajaba.
—¿Por qué no le pones un poco de cianuro? —susurró, de forma inocente, señalando la taza. Habló tan bajo que tan sólo yo pude escucharla.
Alcé los ojos al techo de la cocina, aunque con una suave sonrisa, mientras terminaba de preparar aquéllo.
Cuando Chad estuvo apto para mantenerse en pie y armar frases coherentes sin desvariar, Miley se ofreció a llevarlo a su casa, ya que iría a pasar la tarde con Liam. Justin se fue poco tiempo después, asegurándome que me llamaría a la noche, como generalmente lo hacía. Con una sonrisa, me despedí de él en la puerta del apartamento. Apenas cerré, dejé escapar un suspiro y, arrastrando los pies, me dirigí al sofá y me dejé caer pesadamente sobre él. Cait, pocos minutos después, se sentó a mi lado con dos tazas de té en sus manos. Se lo agradecí, con una cansada sonrisa, y hundí mi cabeza entre los almohadones. Escuché como encendía la televisión.
—¿Así que Chad ha querido a mi hermano? —preguntó, con total diversión.
Alcé la cabeza, sólo lo suficiente como para mirarla.
—Por favor, Caitlin, no quiero escuchar hablar de Chad por unas cuantas horas —pedí, con voz lastimera.
Caitlin rió suavemente, mientras asentía.
Lamentablemente, mi deseo no pudo cumplirse en absoluto. Ni siquiera habían pasado algunas horas cuando el teléfono comenzó a sonar, con insistencia. Cait se estaba dando una ducha, por lo que, haciendo un esfuerzo, me levanté de mi lugar y caminé hasta el teléfono.
—¿Hola?
—_____, mi amor, soy yo —habló rápidamente Chad.
—Chad, ¿qué quieres? —pregunté, con tono monótono.
Cait, que salía del baño, rodó los ojos y fingió vomitar, para después dirigirse a su habitación con grácil caminar.
—_____, perdón por lo de hoy, no sé qué me pasó… —balbuceó Chad.
Absorbiste más líquido que una esponja, eso fue lo que pasó.
Me guardé mi comentario y seguí escuchándolo.
—Me siento muy mal y me gustaría recompensarte de algún modo —pidió con tono lastimero—. ¿Qué te parece si salimos los dos juntos y vamos al cine?
Hice una mueca.
—Chad, la verdad es que estoy algo cansada y…
—¡Vamos, _____! ¿Qué mejor que una buena película con tu novio?
Estaba segura que había millones de cosas mejores, pero, finalmente, acabé guardándome mis palabras y aceptando la propuesta de Chad con resignación. Habíamos quedado en encontrarnos en la puerta de los enormes cines del centro de la ciudad para las nueve de la noche. A sabiendas de que tenía sólo una hora y media para prepararme, después de cortar la comunicación me dirigí al baño con pesadez y me di una rápida ducha. Con despreocupación, me envolví en una toalla y comencé a rebuscar en mi guardarropa alguna cosa para ponerme. Escuché que alguien llamaba a la puerta y, después de permitirle el paso, Cait entró en mi habitación.
—No me digas que vas a salir con él… —murmuró, viendo como tomaba unos pantalones negros y me los ponía, de forma despreocupada.
—De acuerdo, no te lo digo —respondí como una autómata, mientras buscaba un par de sandalias bajas.
Cait me sacó la lengua, ubicándose delante de mi espejo para ponerse un par de pendientes. Yo seguí en búsqueda de mis zapatos y, finalmente, desistí en mi misión, resignándome. De mala gana, miré los zapatos que había utilizado la noche anterior y los tomé. Después de todo, no necesitaba caminar demasiado para una visita al cine.
—Saldré con Chaz —me comentó Cait, cuando hubo acabado de arreglarse—. Si no estás de vuelta aquí para las dos de la mañana, yo misma iré a aplastar a la molesta mosca de Chad
Reí suavemente ante el apodo —que, de hecho, me parecía bastante acertado—, mientras alzaba una ceja.
—¿Tú y cuantos más? —pregunté, divertida.
—Yo sola —respondió, segura de sí misma—. Ese fanfarrón no puede ni contra una chica.
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Casi Platonico (JustinBieber Y Tu)
Fiksi PenggemarDicen que de la amistad al amor hay un solo paso. Sin embargo, en muchas ocasiones, un paso no es suficiente; sobre todo si sabes que tu mejor amigo nunca podría fijarse en ti. Pero... ¿será siempre así? PD: En esta novela el Shastem se supone que e...