iii.ii alma. [ íncubo: parte ii ]

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#MinHan

Jeonghan tomó consciencia de donde estaba al abrir los ojos, sintiéndose mareado por unos segundos antes de incorporarse lentamente y apoyar su espalda contra un par de mullidas almohadas de plumas. Sábanas de seda roja cubrían su cuerpo, bajando sus pupilas hasta su torso y dándose cuenta que estaba desnudo de la cintura para arriba. Un par de movimientos de sus piernas para confirmar que la parte inferior estaba de igual manera. Soltó un suspiro antes de dejarse caer contra la dura madera del respaldar; debía acostumbrarse a eso, era le enésima vez que se lo repetía.

Su mirada se detuvo en las impecables cortinas con encaje, meciéndose suavemente ante la brisa que se colaba entre las puertas abiertas del balcón. Recordaba la primera vez que había amanecido en aquella habitación; con más dolor corporal, una sensación de deterioro y casi desvaneciéndose entre minutos, en algún momento se había vuelto más fuerte ante cada extracción.

El vampiro hizo presencia en ese momento, tan solo con unos pantalones negros y una camisa de lino a medio abrochar, estaba descalzo. Un movimiento de su mano y la luz solar terminó bloqueado por las puertas y cortinas, quedando casi en penumbra si no fuera por el candelabro de cristal sobre ellos.

— Ya despertaste. Pensé que dormirías todo el día. — murmuró el mayor (más que obvio) con un susurro suave, sentándose al borde de la cama mientras veía fijamente al rubio.

— Lo hice. No tengo la energía que al parecer tú sí. —respondió de manera vaga, apartando la vista del pelinegro y fijando la vista en el candelabro cómo si fuera algo interesante.

El ajeno rió con gracia, estirando un brazo para acariciar una de las piernas ajenas por sobre las sábanas y el menor no hizo amago de querer apartarse. Se vieron fijamente por unos segundos antes de que el rubio se incorporara listo para irse. Otro mareo lo aquejó, soltando un bufido de frustración.

— Ten cuidado. Creo que tomé más de lo debido, mi culpa.

— Mi culpa y una mierda, Mingyu. Ya te he dicho que tomes control o terminarás matándome. Debiste matarme hace mucho.

Los ojos del mayor volvieron a posarse en los propios, con una oscuridad en ellos que hizo que se quedara callado mientras se giraba, acomodándose sobre las almohadas y fijando la vista en las cortinas cerradas.

— Vuelve a decirlo y lo haré, lo juro. Descansa un poco más, iré a pedir algo para que comas.

Escuchó los pasos débiles y casi insonoros del vampiro saliendo de la habitación. Soltó otro bufido antes de abrazar la almohada y perderse en sus recuerdos.

Sentía lejano aquel día que había encarado al vampiro por primera vez. Daría la vida por defender a su pueblo como buen cazador que era, pero lo que no sabía es que lo haría, de una manera extraña pero lo hacía.

El ser sobrenatural le ofreció esa opción, iba a matarlo. Aceptó sin dudar, pensando que al día siguiente tan solo sería un cadáver en aquella mansión abandonada.

Dolía, cómo dolía aquellos colmillos punzantes en su piel, como su sangre se retiraba de su cuerpo y alimentaba uno ajeno. Cómo su vida se desvanecía en aquel torrente de sangre y sentía su cuerpo helarse. Cerró los ojos pensando en morir, pensando en que ya lo estaba.

Contra todo pronóstico despertó en una cama con sábanas de seda, la misma cama en la que se encontraba ahora. Un dolor inmensurable mientras jadeaba al notar que respiraba, que veía, que estaba vivo. Considero por un momento que lo habían convertido pero no se veía pálido, no sentía sus dientes afilados y por sobre todo su corazón latía. Pensó que había sobrevivido y que podía salir de ahí, pero todo era un truco de su mente.

Cuando vio al mayor en el marco de la puerta, los recuerdos vinieron a su mente. El dolor agudo, el frío de su cuerpo, la sensación de perderse en la oscuridad. Pero todo fue sustituido con rojo, con imágenes borrosas de su cuerpo y el ajeno, del calor recorriendo su cuerpo y sonidos que lo avergonzaban por completo. Cuando vio la sonrisa en los labios del vampiro supo que no había escape para él, que no se había salvado.

No sabe cuantas veces repitió aquella rutina, no sabe cuantas veces tenía que regresar para luchar contra aquel monstruo y resultando la cena y distracción de una noche del mayor. No sabe cuando se dio cuenta que el vampiro lo dejaba vivir para devolverle el calor con sesiones de sexo que nunca pensó tener en su vida, donde le devolvía la vida, reavivaba sus latidos tan solo para que despertara y todo aquello se volviera una rutina.

Y lo era, siempre fue una rutina hasta que se dio cuenta que no iba por obligación. Ya no era obligación o deber el que lo llevaba frente al vampiro, ya no lloraba sintiéndose horrible por ser usado de esa manera. En algún momento se preocupó por su aspecto, cada fin de semana iba por necesidad, por hechizar a ese hombre de varias décadas con su presencia, con su imagen. Cada vez intentaba estar consciente en todo el proceso, sabiendo que Mingyu lo notaba y hacía las cosas aún más difíciles. Lo torturaba de la mejor manera, porque nunca rogaba por placer, pero ahí estaba él; teniendo esos recuerdos más sucios en donde parecía una de las putas del pueblo.

Pero no lo era. No cambio por el placer o por lo que Mingyu le ofrecía cada mañana. Cambió porque de alguna manera empezó a sentir afecto por aquel ser que destruía y reanimaba su alma, porque podía ver más allá de aquellos fríos ojos carmesí y notaba dolor en su interior. Porque más de una vez recordaba los helados brazos del mayor enredados en su cintura cada noche, en un abrazo necesitado que el no dudaría en dárselo. Porque en todo aquel proceso se había enamorado de su castigador y ni siquiera quería negarlo. Porque no imaginaba una vida sin Mingyu, y si había una prefería morir antes de conocerla.

Demonios ¿Qué cosa es lo que he hecho?


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¿Creían que los iba a dejar sin Íncubo? Claro que no, se viene la última parte de esto. 

Es un sentimiento agridulce ¿saben? A veces pienso que pasaría si borro la primera viñeta que es Meanie ¿todo sería igual? 

Los quiero, ese fue el trío de viñetas de hoy. Nos vemos pronto~. 

Ⓒ Picture : Victoriette (We Heart It)



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