iii.iii vida [ íncubo: final ]

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#MinHan 



Esta vez no se detuvo a pensar el número de veces que tenía que despertarse de aquella manera.

Sería la última vez que lo haría.

Tenía el cuerpo apoyado contra las sábanas en una posición que le permitía ver las cortinas cerradas de aquel balcón al que le negaban el acceso. Pero no pudo ser tomado por sorpresa porque sus oídos más agudos que nunca lograron reconocer los imperceptibles pasos sobre la crujiente madera aún si estaba a metros de la habitación. Y su olor, aquel olor que inundaba la habitación sin siquiera estar ahí, aspirando fuertemente y sintiendo las aletas de su nariz expandirse para recibir aquel adictivo olor al que siempre había estado imantado. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios mientras cerraba los ojos y exhalaba, no porque lo necesitara sino porque era algo por inercia. 




— Pasa. 



Su voz sonó suave y dulce, cómo si incitara a uno a levantar la cabeza y buscar a tan hechizante hablante. No le gustó, estaba cansado de siempre ser motivo de la provocación humana, cualquiera fuera la forma. Se quedó callado, mordiendo la piel de sus labios pero sin lograr hacerse daño cómo las anteriores veces, eso le producía más ansiedad. Una sombra se deslizó por el marco de aquellas puertas dobles, recorriendo la habitación que conocía muy bien y cómo lo hacía cada mañana que el menor despertaba para él. Solo que quizá esta sería la última vez que haría eso.

Lo observó fijamente por largos segundos, sin cruzar mirada porque el otro parecía ver más allá de su presencia pero no tuvo que rogar mentalmente por su atención porque en cuestión de dos segundos los carmesís orbes del menor se posaron en los suyos. No podía creer que el ahora pelinegro pudiera verse tan bello incluso con ese color que definía dolor y venganza.


— ¿Cuánto tiempo estuve dormido?

— Tres días.

La respuesta llegó así de simple, en un susurro innecesario mientras Mingyu se deslizaba suavemente hasta tomar asiento al borde de la cama, viendo las cortinas cerradas y buscando un profundo secreto en ellas. Devolvió la vista a su cazador favorito, ahora con cortos y degradados cabellos negros que combinaban muy bien con aquella piel pálida que resaltaba a causa de sus labios llenos de color y sus ojos inyectados de carmesí. Un camisón de seda cubría su cuerpo desde su cuello, todos sus largos brazos hasta sus rodillas, lo sabía bien porque el mismo había ordenado a su contada servidumbre que preparara a su futuro señor para su despertar.


— ¿Por qué lo siento latir? Está muerto ahí adentro pero parece correr como loco....

Las palabras escaparon de los labios del recién despierto, haciendo una mueca aún en desacuerdo por el tono de su voz. Aquello lo hizo curvar la comisura de sus labios mientras con paso lento se dirigía a aquel balcón cubierto de pesadas cortinas llenas de polvo y cerradas con un paso muy largo del tiempo.


— Estamos muertos. Somos muertos vivientes. Caminamos sobre la tierra cuando nuestro cuerpo está muerto, cuando nuestro corazón no late, cuando nuestra piel no sufre una metamorfosis, cuando nuestra alma está tan rasgada en pedazos que jamás serán recibidos en el paraíso que prometía el credo de tu pueblo. — las palabras fluían en orden y con tono grave que hacía que su vista siguiera al mayor, quién tiraba de fuertes soguillas, oyendo las cortinas abrirse con la misma lentitud que el tiempo demoró en endurecerlas. — Pero nada nos quita la capacidad de sentir. Aún sentimos Jeonghan. Yo he sentido durante todos estos años. He sentido odio, rabia. He sentido pasión recorriendo mis venas muertas, he sentido miedo haciendo querer reanimar mi dormido corazón. He empezado a sentir aún más y tengo miedo aún por ello, ángel ¿sabes?


Aquel adjetivo lo tomó por sorpresa, colocando una suave sonrisa en su rostro mientras absorto veía las cortinas corridas y cómo las puertas de ébano parecían ceder ante la fuerza de las manos de aquel demonio que había significado su fin en algún momento pero que en esos momentos, con las puertas chirriantes a cada lado de la abertura, dejando paso a la luz gris y natural de un día nublado y lluvioso, parecía prometer más que su siguiente amanecer y los muchos que lo seguían.

— ¿Por qué me convertiste?

— Porque me amas.

— ¿Por qué crees que te amo?

— Porque yo lo hago desde la primera vez que te vi.


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¡El final de Íncubo ha llegado! Y si no les gusta, mal por ustedes. Bueno no, espero que les agrade, creo que dije que a veces me da mi alergia al romance aunque ustedes saben que estos dos compartieron más que un primer Te amo, por favor. 

Amo el nuevo look de Jeonghan♡  ¿Vieron la presentación? Creo que nunca chillé tanto por Jisoo bebé ;-;♡

Nos vemos luego, más pronto de lo que creen -3-

  Ⓒ  for the picture: intoxicatedseoul (Tumblr)

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