Capítulo uno.

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Nací el 18 de mayo de 1997.

La verdad que no recuerdo si aquel día primaveral llovía, o hacía sol... Solo sé que fue un día especial, porque nací yo.

Vale, no soy tan egocéntrica como aparento. Bueno, quizá un poco, pero es que ahora lo entenderéis...

Todo mi mundo era una burbuja, y yo era la reina de esa burbuja.
Aunque también era la única habitante.

Sinceramente, aún no recuerdo muy bien cómo llegué a vivir así, pero la verdad es que, desde que tengo memoria no recuerdo haber salido de esa burbuja para nada.

Cada noche, venía mi madre a mi burbuja y me contaba la historia de un mundo cruel, lleno de maldades,  un mundo en el que solo había oscuridad y la reina de un castillo encerraba a su única hija en la habitación más alejada del palacio para evitar que conociera ese mal. A veces me sentía relacionada con ese cuento, porque al igual que la pobre princesa en muchas ocasiones me sentía sola.
Sin embargo, era feliz (o eso creía yo). Tenía todo lo que deseaba: vestidos nuevos cada día, una vida completamente relajada... ¡Vivía tan a gusto!

Una noche, cuando vino mi madre a darme las buenas noches (como cada noche) le pregunté cómo era el mundo fuera de mi burbuja.

-Ay, Alicia... El mundo fuera de esta burbuja es igual. El mundo está lleno de burbujas como la tuya.

-Mamá, entonces... ¿Dónde está tu burbuja?, ¿cómo puedes entrar dentro de la mía?, ¿dónde dejas la tuya?

-Ay mi niña, me haces demasiadas preguntas y ya es hora de irse a dormir. Buenas noches.- Y se fue dejándome con la cabeza llena de preguntas.

En las sucesivas noches intenté sonsacarle más información pero nunca me decía nada... Nunca llegué a saber cómo había llegado yo allí ni como era el mundo fuera de mi burbuja.

Hasta aquella noche...

BurbujeandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora