Juntos, por fin!

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Una semana había transcurrido desde aquel día en el que se habían jugado todo por el todo, ella volvió a sonreír, de verdad, estaba feliz ayudaba en casa, estudiaba con más ganas pues sabia que tenia al hombre de sus sueños a su lado, había logrado que Alan admitiera que se había enamorado de ella y que aceptará que más allá de la situación no podían no estar juntos disfrutandose..

Él por otro lado, no había cambiado tanto pues no quería jugar con su esposa, suficiente tenia ocultandole el hecho de que se había enamorado de una jovencita que podría ser su hija o en el peor de los casos su nieta.
Que había fallado a la promesa de serle fiel por el resto de sus días, en realidad había tenido uno que otro encuentro furtivo pero hace años atrás cuando era joven y ni siquiera tenían en mente casarse, pero se casaron hace tres años y él tampoco estaba en la edad de volver a creerse un joven galán pero esa niña lo cautivo desde el principio, desde aquella mañana que se miraron por primera vez, todo cambió.
Entonces decidió no engañarla más, para que? Si Rima no era tonta se daría cuenta tarde o temprano, y él le pondría el pecho a todo lo que se avecinaba, pero no quiso pensar en eso ahora, pues sólo disfrutaba de su niña, de sus dulces besos, de los abrazos tan reconfortantes que le brindaba, esa simple mirada o cuando tomaba de su mano entrelazando sus dedos.. Ese silencio en el cual se volvían uno, él amaba todo de ella, amaba verla salir del campus de la Universidad dirigiéndose a él que la esperaba ansioso dentro de su vehículo, amaba verla comer esas hamburguesas de las cuales era tan fanática, amaba verla dormir, tan tranquila, tan relajada nada que ver con la joven que es cuando está despierta, tan energética, tan rebelde, llena de vida.

Si, ya habían dormido juntos, pues hace unos días atrás habían salido a cenar y una tormenta los atrapó y no pudieron seguir por miedo a que en el camino pasara algo con el vehículo y la gran cantidad de agua que caía, habían quedado en un hotel que estaba en el camino, cuando llegaron a su habitación correspondiente, fue Alan quien entro en un estado de shock, por no saber como actuar, se sentía como un adolescente esperando dar el siguiente paso para quitarse de encima su penosa castidad, ella sin embargo estaba más libre, solo deseaba dormir y se dio cuenta del miedo en los ojos miel que la miraban desde la puerta, ella sonrió y camino hacia él.

- Vamos a dormir si?- Le dijo tomando de su mano - Estoy cansada, tú no?.
Alan solo asintió.
- Además creo que esta lluvia no cesará como para que esperemos despiertos - Comento la joven llegando hasta la cama, volteo para encararlo - No te pongas nervioso - Dijo pasando sus manos sobre sus hombros - No pasará nada que tú no quieras - Comenzó a desprender su camisa, botón por botón, en la habitación solo se escuchaba la respiración de ambos y la lluvia que caía con más intensidad, una vez desprendida en su totalidad la camisa, cayó al piso, las jóvenes manos pasearon por todo el ancho de su espalda para luego pasar al frente y acariciar sus tetillas subía ambas manos por su cuello brindándole unos masajes, él solo cerraba los ojos y se dejaba llevar por las sensaciones de las manos de ella, en su cuerpo.
Se paró de puntillas y beso su mentón, él abrió los ojos y la miró, ella le sonrió y se fue al baño.
Alan se quedo ahí parado junto a la cama, extrañando ya sus cálidas y suaves manos en sobre su piel, miro por la ventana y nada que la lluvia paraba, se quedo unos minutos allí junto a la ventana, hasta que un golpecito lo distrajo de la vista que tenia en frente y volteó, para verla en la cama ya tapada y jugando con el velador de la mesa junto a la cama.
Por lo que podía ver solo llevaba el brasier en la parte de arriba, un brasier rosa pálido y no quería imaginarse como estaría de la cintura para abajo.

- Ven a la cama - Palmeo con sus manos la parte vacía de la cama a su lado - O prefieres dormir en el sofá?- Pregunto alzando una ceja.

Él solo sonrió y negó con la cabeza, caminando hacia la cama, se desprendió el cinturón y dudo, dudo unos segundos de vuelta.

- Vamos Alan, no voy a violarte - Se quedo en silencio observándolo - Bueno - Continuo - No es que no tenga ganas de hacerlo realmente - Se dejó caer sobre la almohada - Pero estas muy nervioso - Sonrió.
- Tienes que comprenderme..
- Lo hago mi amor - Lo interrumpió - Será cuando tú quieras, ahora ven vamos a dormir.

Alan se bajo los pantalones, quedando simplemente en un bóxer negro, ceñido a su cuerpo.
Claudia lo miraba con una enorme sonrisa, mostrando sus dientes blancos, se veía jodidamente bien para tener la edad que tiene pensó la joven mordiendose los labios.

- Basta!- Dijo Alan con esa voz tan intimidante y potente que tenia.
Claudia río y se dio la vuelta dándole la espalda, apago el velador de su lado.

Alan entro a la cama, al subir el cobertor definitivamente fue lo mejor que vio y cerró los ojos suspirando.
La joven llevaba un bóxer femenino del mismo color de su brasier, su trasero estaba bien formado y tenía un tamaño increíblemente perfecto, sus curvas bien definidas, su piel blanca, le fascinó.

Se subió completamente a la cama, y se tapó con el cobertor.
Se acercó a ella tomándola de la cintura, su gran mano primera vez hacia contacto directamente sobre la piel de esa zona y se sintió en la gloria.

- Buenas noches pequeña - Le susurro en su oído mientras dejaba besos cortos y perezosos en su hombro.
La joven cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación de sus finos labios sobre su piel.
Alan seguía con los besos, y ella casi por instinto se pego más a él y Alan la apretó más a su cuerpo, colocando su trasero justo en su entrepierna, allí se dio cuenta y le dejo una pequeña mordida en su hombro para luego bajar la cabeza sobre la almohada, ella suspiro aliviada, ya que no quería presionarlo.
Pero se quedaron en esa posición, juntos como si fueran uno solo.
Con el contacto de sus cuerpos, con el contacto de su piel por primera vez.

- Buenas noches mi amor - Contesto ella, para luego caer en un sueño placentero.. Junto a él.

No fue mi culpa, me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora