Paseando por Londres

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06 de diciembre de 2015

La claridad del sol entraba de lleno por la ventana, una joven de piel blanca y melena negra yacía dormida en la mullida cama, con sabanas de seda rosa, sin ninguna intención de abrir los ojos, su respiración era tranquila y relajada.

No tenía idea de que hora seria, solo escuchaba el cantar de los pájaros muy fuerte y hasta algo sincronizado, abrió los ojos lentamente, largo un suspiro y estiró los brazos, tomo una almohada y se abrazo a ella.
Unos golpes provenientes de su puerta, hicieron que levantará la cabeza pero no dijo nada.

- Claudia!- Los golpes no cesaban- Claudia?.
- Qué?!? - Contesto exasperada.- Déjenme dormir.
- Vamos a pasear amargada! Son las 11 de la mañana- La voz de su hermana se alejaba- Vamos!!!- Grito desde el final del pasillo.

La joven dudo unos segundos, salir a pasear? Era una buena idea, su primer día en Hammersmith, el día por lo que vio del sol, estaba hermoso y no quería quedarse sola en casa, así que se levantó de un salto de la cama.

- No se vayan sin mi, me daré una ducha y bajo- Grito desde su puerta y volvió a cerrarla.

Si algo le encantaba de su habitación era el baño propio que incluía, amaba tener su privacidad.
Tomo su toalla y se adentro al baño, no debía tardar mucho o la dejarían sola, abrió el grifo y el agua fría cayó sobre su espalda, se estremeció pero le dio gusto y lo soporto hasta que su cuerpo se acostumbro al frío.
Salio envuelta en su toalla y dio Gracias a Dios saber que el día anterior acomodo toda su ropa en el armario.

Optó por unos jeans negros, tomo una camiseta gris con el logo de su banda favorita y tomo sus converse, su pelo lo dejo suelto, sus rizos cayeron felices en su espalda, tomo su móvil y sus auriculares, bajo a toda velocidad.

- Estoy lista!!- Anunciaba bajando las escaleras.
- Ya era hora, estuvimos a punto de dejarte- Contesto su cuñado.
- Buen día para ti también Gabriel- Respondió Claudia tomando un sándwich de queso de la mesa.- Vamos?.

Salieron todos, rumbo a la calle, a conocer a su nuevo barrio y un poco del centro.

La hora paso volando, demasiado rápido en verdad, se tomaron un montón de fotos, compraron cosas, conocieron a sus nuevos vecinos, todos muy amables por cierto, comieron en un restaurante muy bonito, la comida estuvo deliciosa, la gente se portaba muy bien, la joven comenzó a sentirse como en casa, y los chicos, si los chicos pensó, eran muy guapos, pero desde ayer ella tenia a cierto hombre en su mente, se durmió pensando en ese encuentro, pensando en él, preguntas se formaban en su cabeza, como donde vivirá? Tan lejos de aqui estará? Pero algo o mejor dicho alguien esfumó esos pensamientos de su cabeza y se formó un rostro femenino y recordó como él la presento, dijo ella es Rima, mi esposa, si, su esposa, estaba felizmente casado con una mujer como él, con tanto en común, y tantos años en su compañía, tonta ella pensando en un hombre imposible, imposible en todo sentido.

Por otra parte él ya no estaba para esos juegos de adolescente, ya tenía la estabilidad hace años, porque pensaba así? Y desde cuándo? Si, lo recordó, desde ayer en la mañana, cuando una bella joven de no más de 20 años pensó, chocó con él, sus mejillas sonrojadas cuando sus miradas se conectaron, ya había olvidado cuando fue la última vez que una joven tan bella se había sonrojado con él, eso la hacia especial, sin duda, pero solo sabia su nombre, Claudia, nada más.

- Alan? Cariño..
- Sí?- Contesto saliendo de sus pensamientos.
- Estas bien?.
- Sí, estaba pensando en las próximas audiciones, sabes? Tengo que incluir más personas para la obra- Sonrió.
- No te preocupes- Respondió Rima acariciando la mejilla de su esposo.- Encontrarás a las personas adecuadas.
- Sí lo sé, pero ya no quiero perder más tiempo, eso no es bueno.
- Tranquilo y vamos al comedor, la cena esta servida.

Ambos se encaminaron al comedor, pero apenas el silencio reino, la joven volvió a adueñarse de la mente del hombre, esa sonrisa jovial, esos labios rojos y carnosos, esos ojos penetrantes con bellas pestañas, esos lunares, si, se fijó en cada detalle, uno en la mejilla derecha, dos pegados en el cuello, eran fáciles de divisar con esa piel blanca y fina.

Los dos se pensaban a cada minuto, los dos se hacían preguntas sin respuestas, quizás ahora sus preguntas estaban sin respuestas, pero quien sabe? Se volverían a ver? Y si en verdad eso pasaba! Serian capaces de contestarse cada duda? Serian capaces de admitir que desde que se conocieron esa mañana no dejaron de pensarse..?
Se soñaban, imaginaban que estaban cerca, pero cómo? Como alguien se podía meter tanto así en la mente! Eso no debería ser sano, no debería ser justo, él ya tenía una vida hecha, ella comenzaba a vivir la suya, a experimentar, a conocer, tenia miedo, mucho de hecho, ese hombre le provocaba algo, pero era imposible, deben seguir con sus vidas, y hacer como si nunca se conocieron..

No fue mi culpa, me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora