Lo sabía.
Ahora estoy en la estación esperando al tren de las cuatro de la tarde. Muerta de hambre. Y sola.
Agarro el asa de mi maleta con firmeza y entro rápidamente. Intento subir la maleta a uno de los estantes pero está demasiado alto. Y en mi vagón parece ser que no hay nadie.
Al fin me siento. Apoyo la cabeza contra el cristal y cierro los ojos...
-Perdona.
Maldito Luke, no le voy a perdonar nunca dejarme tirada el día que nos vamos de viaje.
-Perdona.
Y vuelve.....
-Perdona.
Alguien agarra mi brazo suavemente.
-Creo que este es mi sitio.
Me levanto sobresaltada: -Lo siento mucho. Debo de haberme equivocado con las prisas.
Y recojo mis cosas en un santiamén.
-Te puedes quedar en el sitio de enfrente, no me molestas.
Mi mente vuela a unos meses atrás cuando conocí a aquel chico con el que ahora mantengo una extraña relación. El "no me molestas" nunca falla. Y como soy de las que no aprenden de los errores decido sentarme
-¿alguna vez te han hecho un regalo gigante?
ESTÁS LEYENDO
La botella
De TodoQuería escribir una historia pero, ¿cómo empezar? Con el tiempo aprendí que las historias llegan solas, mientras paseas, te columpias, estudias o simplemente traídas por las olas del mar...