Auxilio

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Me pregunté cientos de veces como había podido ser tan tonta. No me conocía.

La música sonaba en la estación mientras masticaba mi sandwich de pollo. Había llamado a la policía. Temblando. Y les había contado todo.

Que nada más llegar a casa del desconocido había acudido al baño, y como desde allí escucé todo. Como gritaba a la mujer que allí se encontraba, los portazos y los golpes que sonaban sobre la mesa, los llantos de un niño y las mentiras que seguramente me habría contado.

Tuve miedo. Y escapé.

Solo deseaba que todo hubiera acabado bien, que estuvieran a salvo. Que mi llamada hubiera servido para algo.

Cuando llegó el bus me apoyé en la ventanilla, y esta vez en silencio y agarrando fuerte mi bolso, siguió mi viaje hacia alguna costa.

La botellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora