La vampiresa

60 4 0
                                    

Rolo y Luna se habían conocido 2 años atrás en una librería en el centro de su ciudad.
Él buscaba "It", de Stephen King: siempre le habían gustado las novelas de King e It era una cita obligada (o al menos eso decían los que entendían; aunque a veces los que mas parecen saber son los que menos idea tienen), ella, por su parte, buscaba la secuela de los "Juegos del hambre", "En Llamas"; ya la había leido varias veces y, de hecho, se había leido toda la trilogía dos veces, pero esta vez trataba de conseguirla en Versión Original para practicar un poco su Inglés siguiendo los supuestos "Tips" que le habían dicho en la academia de idiomas (a pesar de que Luna solía ignorarlos, leer uno de sus libros favoritos con motivos didácticos parecía entretenido; además, acostumbraba a devorar los libros en cuestión de escasos días, convirtiéndola en la poseedora del segundo puesto de "Lectores ávidos y otros bichos raros" de su curso, pisándole los Talones a el ahora no-muerto Patrick Lee, que engullía los libros igual que engullía las pizzas y las hamburguesas. Siempre pensaron que el pobre gordito moriría de un paro cardíaco, pero precisamente un parón del coche que lo lanzó por los aires es lo que le hubiese salvado del estado comatoso en el que se encontraba ahora. Una pena).
En la librería se veía flotar el polvo de los libros que no paraban de entrar y salir de las estanterias: los haces de luz que se colaban por las entreabiertas persianas de plástico tipicas de instituto los delataban, como si tuviesen vida; de fondo, en mitad del sepulcral silencio habitual en aquella librería (no era la mas famosa de la ciudad, pero Rolo sabía que allí siempre tenían la mercancia mas estrafalaria y la que mas se ajustaba a sus gustos algo siniestros; a pesar de que nunca consiguió que le trajesen el Necronomicón original de H.P. Lovecraft.
Por parte de Luna, tras una rápida búsqueda en Google llegó a la conclusión de que el destino mas cercano y que menos esfuerzo requería donde tuviesen "En Llamas" Versión Original era aquella libreria polvorienta y algo dejada de la mano de Dios. Su bendita pereza les brindó la oportunidad de conocerse, y vaya si la tomó) se oía solo el tecleo de el ordenador de la mujer que allí trabajaba por aquel entonces (falleció al caerse de la escalera mientras colocaba los libros en el estante mas alto de la sección de de "libros para Dummies"; Rolo y Luna se rieron cruelmente cuando él dijo que se podría haber conseguido uno de "cómo subir a una escalera y no morir en el acto" para ella. Qué ironía).
En aquel ambiente de silencio, suciedad, desorden y luz tenue, las miradas de Rolo y Luna se cruzaron por primera vez, siendo este un cruce fugaz y lleno de pudor que tuvo una réplica un poco mas duradera acto seguido.
Primero fue Rolo quien levantó la vista de la portada de "It" para mirar, aun algo inseguro, la pálida tez de Luna, para observar aquel cuello precioso que tenía, marcado con dos pequeños lunares cerca de la clavícula derecha, como si un vampiro la hubiese mordido y la hubiese transformado en vampiresa, una inmortal e implacable vampiresa; eso explicaría el tono apagado de su color de piel y sus enormes bolsas bajo los ojLuna giró la cabeza de manera espontánea sorprendiendo a Rolo, a quien se le heló la sangre en las venas y se le apretó el esfinter exageradamente.
Había arrugado la portada de "It" con las manos sin siquiera darse cuenta. En la mirada de aquella chica había algo que sugería belleza y violencia a la vez, había una mezcla de amor y odio, de inocencia y de elocuencia; detrás de sus oscuros ojos había paradójicamente una luz que reflejaba una cercanía criogenizada. Era como un Ángel de la muerte, como una sinfonía ensordecedora; era todo y nada al mismo tiempo lo que se divisiba en esos ojos de hielo y en su semblante de fuego.
Era lógica, era equilibrio.
Luna dejó el libro con delicadeza en el estante del que lo acababa de coger; luego se recogió un mechón de su pelo rojizo tras la oreja derecha (dejando al descubierto la mordedura de Vampiro de nuevo) y echó a andar hacia Rolo, con su mirada heladora clavada sus ojos castaños. "Ya está", pensó Rolo; "Me ha leido la mente y ahora me va a arrancar el alma de un mordisco. Es una Vampira. Me quiere morder; yo mismo he cavado mi propia tumba en este cruel mundo donde todo aquello que se me ha presentado como Bello ha acabado hiriéndome, constante alegoría de la vida como un jardín de Flores donde solo obtienes belleza y amor si sangras por éllo. El último grano de arena de mi reloj se desliza ya por la ranura, aventurándose a el vacío, justo como yo estoy haciendo ahora mismo: encararme a mi muerte. Siempre supe que mi muerte sería poética, no nos engañem-", se quedó en blanco al ver que aquella chica no se le abalanzó al cuello sin piedad y sedienta de sangre, sino que simplemente alargó el brazo sobre su hombro derecho para alcanzar algo que había detrás de él (presumiblemente un libro). Luna leyó brevemente la contraportada de el libro y sonrió con aire de satisfacción; luego, subió la mirada y ante un paliducho y al parecer nervioso Rolo, sonrió timidamente (sin mostrar señal alguna de que tuviese colmillos, por suerte para Rolo) y dijo...

La puerta de la casa de Luna se abrió produciendo un quejido tipico de aquellas puertas a las que les falta aceite en las visagras; solo se abrió un poco, una rendija lo suficientemente amplia como para que Rolo pudiese deslizarse dentro de la casa. Y así lo hizo.

Vulnus: El DescensoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora