Una vez se hubo deslizado a través de la casi inexistente rendija que Luna había dejado de separación entre la puerta y el marco de ésta, se encontró con una imagen que en otros momentos le hubiese hecho dar piruetas, pero que ahora, por el contrario, no se le presentaba muy apetecible; pensar demasiado tiene una capacidad de abstraerte que hasta puede asesinar cruelmente tu apetito sexual. Y así lo había hecho en su caso.
Tras la puerta se había encontrado con Luna que, lejos de mostrar timidez o inseguridad como los primeros días que habían pasado juntos (había llovido mucho desde entonces, todo sea dicho), dejaba ver una sonrisa que emanaba confianza y excitación, del mismo modo que Rolo vio que sus ojos habían dejado su gelidez caracteristica atrás sacando su parte mas cálida y fiera a relucir en sus pupilas oscuras, que incluso parecían haberse enclarecido un poco, siendo ahora de un tono avellana que se le presentaba dulzón, como si de caramelos se tratasen.
Rolo la observó con sorpresa finjida: su pelo, color carmesí acabado en puntas azabache, estaba en este caso hecho una maraña sobre su cabeza, todo sostenido por una pinza negra con forma de calavera gatuna que dejaba ver sus raíces ya algo decoloradas, siendo estas de un tono mas bien anaranjado, aunque se enrojecía a medida que el pelo se alejaba de su cabeza. Algunos mechones que se escapaban de su enrevesado cabello dirigieron la vista de Rolo a su torso; sus mas bien que dotados pechos (que resaltaban con su mediana-baja estatura, no alcanzando el metro setenta) se veían voluminosos bajo una camiseta negra que rezaba "Thank you for the venom" que él mismo le había prestado tiempo atrás; la falta de sujeción en sus tetas con ese caracteristico rebotar que tienen dejaba algo en evidencia: no llevaba sujetador. Y, a juzgar por sus sinuosas, delgadas y pálidas piernas (que mostraban algunos golpes, dandoles un tono morado que transmitía frío, en contraposoción de lo cálido de la situación) que se mostraban sin ningun tipo de prenda sobre ellas, sospechaba (sabía) que no solo no llevaba sostén, sino que tampoco llevaba pantalones, ni siquiera uno de estos shorts que Luna acostumbraba a llevar y que Rolo encontraba bastante agradables (por no decir hipnotizantes). No podía verlo, pues la camiseta, que había sido suya, era una L bastante larga (incluso para una L) y cubría con su opacidad su torso y parte de sus piernas, pero a juzgar por lo que estaba destinado a ocurrir esa mañana, debajo de aquella camiseta había un potencial tanga rosa con motivo gatuno (concordando con la pinza del pelo); solo potencial, pues también podría perfectamente ser el que tenía estampado de cerezas.Era el de motivo gatuno; no tardó mas de un minuto en descubrirlo, pues antes de que Rolo pudiese siquiera hablar, ella cerró la puerta tras de él y acto seguido y con un gesto que sugería deseo y sexo, se deshizo de la camiseta mostrando su delicada figura blanquecina; Rolo nunca se acostumbraba a ver unas tetas de ese tamaño desembocando en un vientre tan llano y plano.
Una vez se la hubo quitado y lanzado a el suelo como con desprecio, Luna se abalanzó sobre él, y, antes de comenzar con el espectáculo que estaba a punto de ofrecerle a Rolo, él alcanzó a ver como se mordió el labio inferior, dejándolo blanco por la presión, y como en sus ojos brillaba una llama que definitivamente había derretido a la Luna Gélida que solía habitar sus pupilas opacas. Ella se moría de ganas; ganas que poco a poco se transmitieron al ya no tan desganado chico. No supo con exactitud qué fue lo que hizo que todo pensamiento profundo y filosófico, toda divagación acerca de la vida, la muerte, Patrick Lee y el tiempo se hundiese en una profunda niebla en su mente, pasando a un segundo plano del subconsciente pare dejar paso al florecer de sus sentimientos mas carnales y animales, para dejar paso al deseo y a la pasión de la mano de la acentuada sensualidad característica de Luna.Rolo se dejó llevar. Sabía que acabaría cediendo. "La muerte puede esperar", pensó.
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Vulnus: El Descenso
Mystery / ThrillerEs fácil prometer que nunca vas a separarte de alguien. Igual de fácil es romper esa promesa; sobre todo cuando te das cuenta de que tú, como simple humano que eres, no tienes potestad sobre tu destino. Rolo entenderá esto cuando su novia, que para...