Capítulo IV

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"Puede que no sólo los índigos y cristales tienen, poderes."

Esas palabras me comen la cabeza. Yo solo se que además de los índigos y cristales los demonios pueden hacer eso, los que no son nada de esos últimos tienen poderes, si. Pero no se pueden proteger del fuego.

- Demonio. - Suelto de golpe. El me mira un segundo y se empieza a reír.

Aunque yo se que no es un demonio porque el aura es blanca.

- ¿En serio crees que soy un demonio?. - En vez de contestarle dejo que el silencio le responda. - No soy índigo, no soy cristal, no soy un demonio. Soy como todos los demás, pero puedo protegerme del fuego, es como un don que heredé de mi padre.

No muy convencida, dispuesta a hablar abro la boca en un intento de decir algo, pero el timbre me calla.

No lo dudo ni un segundo y salgo corriendo para alcanzarlo, ya que el apenas tocó el timbre salió rápido del aula.

Al correr me pasa algo muy, muy extraño en mi - Por favor, nótese el sarcasmo. - Me choco con alguien.

Pero no un alguien cualquiera, si no que alguien muy interesante.

Adivinen mis amigos, ¡aura azul!. Otra más al grupo.

- Oh lo siento. - Dice ella.

- Está bien, yo soy muy torpe, me acostumbro a chocar con las personas. - Ugh, odio intentar ser social pero lo tengo que hacer si se trata de alguien como nosotros.

La chica ríe.

Bien Ashley, continúa y te la ganas.

- Soy Ashley, ¿y tu eres...?. - Le digo con una "sonrisa" que mejor dicho parece como si estuviera con diarrea y necesite ir rápido al baño.

- Soy Paloma, un gusto. - Me dice sonriendo, vaya tengo que aprender de ella, si que tiene una sonrisa bonita.

Ashley Brooks, tiene que parecer que quieres seguir hablando animadamente. Joder, si que eres antisocial pero en extremo.

- ¿Eres nueva, no?.

¿Eres nueva, no? Bla bla bla, ¿no tenías algo mejor que decir? Osea, ¡es obvio que es nueva! ¡Maldita sea mujer!.

Voy a reventar, no aguanto más a esa puta voz en mi cabeza.

- Eh... Si, de hecho estaba buscando la cafetería.

¡Perfecto! Te está diciendo que te ofrezcas a llevarla, aprovéchalo.

- ¡Que coincidencia! Yo también por para allá, ¿quieres que te lleve?. - Todo está saliendo a la perfección.

Paloma asiente y caminamos a la cafetería.

Apenas entramos y mis amigos miraron a la joven que tengo al lado, yo les sonreí victoriosa.

- Chicos, ella es Paloma y es nueva en el instituto. - Todos la saludan y aprovecho para presentarle a los desastres que se hacen llamar mis amigos. - Paloma, ¿ves a esos dos pegajosos que no se separan por nada?. - Paloma ríe y me asiente. - Bueno, ellos son Summer y Ethan. Luego tenemos a Emma, James, Max, Alaska y Danielle. Ellos son algunos, los demás están por el colegio.

(...)

Después de haber presentado a Paloma y los demás le contamos a la nueva nuestro secreto, y resulta que ella ya sabía todo, lo adivinó por las auras. Así que mejor porque no tenía ganas de andar explicando todo.

La Joven Índigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora