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Todo empezó una mañana cuando el estúpido despertador sonó, eran las 7:30 a.m, mis maravillosos padres me obligaron a pasar el verano donde mi abuela en Hokkaido. No hay nada que más odie en este mundo que a esa maldita anciana, estoy seguro que me odia tanto como yo a ella, mis padres dicen que debemos mejorar nuestra relación por eso debemos convivir pero... que puedo decir... a esa ballena no la para nadie.

Recuerdo que le puse ese apodo a los siete, fuimos a visitarla en las vísperas de navidad y ahí estaba ella, tratando de parecer gentil conmigo solo porque mis padres estaban presentes. Me había regalado un dulce que por cierto estaba rancio... la muy desgraciada, luego de eso juré vengarme así que pasé toda la mañana pensando, no pude planear nada porque inesperadamente mis padres sugirieron ir a la playa, al escuchar esa palabra y saber que mi abuela iba a ir no pude evitar imaginarmela en traje de baño... me traumé, es decir, ver su asquerosa barriga colgante, agh.

Después de eso pensé que podría llevar acabo mi venganza en la playa, con suerte y conseguía que comiera arena o que una ola la arrastre hasta lo más profundo del océano aunque... viéndolo de ese modo creo que sería imposible para una ola llevarse a eso. Recuerdo que apenas habíamos terminado de alistar todo para irnos y ella subió a mi habitación, venía con una gran sonrisa lo que significaba que algo malo iba a pasar.

—Espero que hoy la pases de maravilla —dijo con un tono de voz malvado y mirándome pedófilamente, les juro que esa sonrisa es tan postiza como sus dientes.

No le tomé importancia alguna a sus palabras, era obvio que la pasaría de maravilla porque aún estaba en pie la venganza, así ella aprenderá a no darle dulces asquerosos a los niños, me pude haber envenenado o peor de seguro me da SIDA... no, no, no y no, esa anciana ha de tener miles de microobios en sus mugrientas uñas.

Al fin nos montamos en el auto de papá y fuimos rumbo a la playa, pasé todo el camino mirando por la ventana ignorando los comentarios absurdos de mi abuela y las preguntas sin sentido que me hacía. Luego de eso mis padres me regañaron por ser tan odioso... si ellos supieran que dentro de esa anciana gorda con cara de bulldog y aspecto de bruja hay... hay... lo mismo que hay afuera ¿TAN CIEGOS ESTÁN? Demonios necesitan lentes.

Bueno, justo cuando llegamos al sitio nos bajamos, fui el primero en hacerlo, papá abrió la cajuela y saqué mi pistola de agua, con eso iba a hacer que ella tragara un poco de sal, era solo el comienzo de lo planeado. ¡JAJAJAJAJA! creo que a este paso me voy a terminar convirtiendo en ella versión hombre... aunque no creo que pase, si yo fuera un viejo como ella pensaría que es un hombre, es asqueroso.

Mis padres sacaron todo y llegamos a un punto exacto con una increíble sombra, extendieron la manta en el suelo y colocaron algunos almohadones. Habían comprado todo para hacer hamburguesas y pues sí... si hay donde conectar el sartén eléctrico para freír la carne. De inmediato me quité la camisa y fui corriendo hasta el mar sin esperar a nadie, me quemé los pies porque la maldita arena, estaba caliente, llegué a la orilla y me senté ahí, miré hacia atrás para ver si mis padres venían y sí, estaban allá atrás bastante animados.

Empecé a reír por los gestos de mi madre al hacer contacto con la arena, se estaba quemando y es que parecía que bailaba o que alguien le estaba disparando en los pies, en cambio papá estaba como si nada tratando de parecer todo un machote pero yo sé que por dentro se estaba muriendo como el mariquita que es, lo sé yo he visto ese lado suyo, es nuestro secreto.

Luego de tanta lucha por pasar la arena llegaron hasta donde me encontraba, escuché un suspiro de alivio por parte de mi madre.

—Diablos, les juro que casi muero, creo que mis pies se rostizaron —miró sus pies para luego meterlos en el agua.

—-Eres una exagerada mujer, no estaba tan caliente —sonríe triunfante—. Es más, se sentía como un cosquilleo.

—Oh vamos papá tú y yo sabemos que no es así, lo vi en tus ojos, estabas casi llorando como nenita.

Papá se acercó a mí y me miró desafiante, creo que aquí viene algo interesante, eso me agrada y mucho.

—Kou... si no te callas no habrá helado —susurró.

—¿Y quién dijo que quería helado? —lo miré con malicia.

—Está bien, está bien ¿Qué quieres? —rodó sus ojos y luego se cruzó de brazos aún mirándome.

—El carro de control remoto que vimos el otro día en aquella tienda, si me lo das habrán muchos elogios anciano así que decídete que el tiempo se agota —sonreí mientras unía mis manos.

—Eres un tramposo... creo que se irán todos mis ahorros. —lo interrumpí.

—Tic tac, tic tac, el tiempo corre papá —le sonreí con inocencia.

—De acuerdo, está bien pero más te vale elogiarme o verás que ese carro lo compro y lo destruyo frente a tus ojos ¿Entendiste?

—Sí, como tú digas —comencé a reír por lo bajo.

Siempre gano en esta clase de asuntos, me encanta negociar con papá, yo gano mientras él... él pierde, pero dinero. Pasé un gran rato sentado en la orilla del mar hasta que por fin me decidí a empezar mi venganza así que me levanté y metí la pistola de agua al mar y la llené. Justo cuando la saqué me volteé y en ese momento mi vida cambio por completo, todo se volvió negro o bueno al menos para mí... me traumé tanto que hasta se me olvidó lo que iba a hacer.

Ahí venía la anciana en traje de baño de cuerpo entero, era azul pero oscuro, parecía una ballena de verdad, se fue acercando a mí con una sonrisa malévola, justo cuando llegó se atrevió a hablarme.

—¿Sabes nadar? Porque si no entonces hazme el favor de irte más adentro —me miró despreciativamente mientras aún tenía esa sonrisa ridícula.

No pude reaccionar, no dije nada, en ese momento me entró mucho pánico, no sé porque... oh bueno si sé y por ello grité exageradamente.

-¡No puede ser las ballenas hablan! Miren, una ballena —grité a todo pulmón mientras la apuntaba con mi dedo índice, las personas comenzaron a ver y empezaban a reírse a carcajadas, mi abuela enfureció y yo salí corriendo, sabía que me estaba persiguiendo—. ¡Ayuda, una ballena con piernas, alguien salveme!

No paraba de gritar hasta que pasó algo verdaderamente gracioso, la maldita anciana se cayó y una ola grande la cubrió y la arrastró un poco, papá llegó a ayudarla y después de eso no paraba de reírme fue asombroso, me había equivocado, por supuesto que las olas si pueden contra ella. Luego de todo ese teatro no hubo carro pero si me gané algo... un gran castigo, aunque no me arrepiento valió la pena, ese fue el karma, la humillé frente a muchas personas en la playa y terminó por caerse ¡JODER! Es un milagro... no hubo terremoto, yo pensé que si habría el día en que ella se cayera.

Ahora mírenme, tengo que volver a ver a esa vieja luego de tanto tiempo, siempre me pasan una serie de desgracias al estar ahí... Dios estar con ella es como estar con el diablo, el maldito infierno.

Debo generar más recuerdos cuando vaya aunque también más castigos, pero no importa entre más le haga la vida imposible mis padres entenderán lo que siento y no volveré allí, probablemente pongan un cartel de mi rostro en su casa que diga "No se le permite entrar a ese individuo"

                           *****

Al fin el primer capítulo, espero que les guste n.n Quisiera saber que les ha parecido. Si puedo mejorar en algo :3 Se les agradecería su opinión asjakjska

En fin espero que de verdad les guste mucho.

Lucas los ama demasiado, tanto que moriré, bai. Hasta el próximo, trataré de que sea pronto.

Quiero Amarte (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora