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Me levanté y fui al baño rápidamente con el traje, me cambié en tan solo unos malditos pero largos minutos y salí sudando, por desgracia me caí al suelo tratando de ponerme las medias, parecía un gusano, meniandome para todos lados. Luego de una terrible lucha con la corbata ya me encontraba listo, solo faltaban 10 minutos para las 7:00 pm.

Me heché colonia y me peine un poco para luego despeinar ciertos lugares, si... soy bipolar con mi cabello, como una chica, pero menos exagerado. Salí de casa con el otro cambio y corrí hacia la de Kaede, esto no puede ser más estúpido, enserio me dormí, como me odio ¡Maldito seas Morfeo! Creo que estoy exagerando... no lo sé.

Llegue lo más rápido posible y observé a Kaede afuera con el auto, me miró y comenzó a reírse por lo bajo, maldito se burla de mi sufrimiento.

—¿Y qué te pasó? —sonríe.

—Me dormí —bufé molesto mientras jadeaba.

—Ya veo —se ríe un poco más—. Las llaves.

—¿Eh? A si... si —mi estupidez no tiene límites, tome las llaves y me monté en el piloto y pues obviamente Kaede en el copiloto.

Encendí el auto y rápidamente acelere, no me podía encontrar más nervioso, hasta podría haberme orinado en ese momento. Me di cuenta que mis manos comenzaron a sudar y me resultaba bastante asqueroso, siempre he detestado eso aunque hasta hace poco me empezó, además de que es incómodo cuando tomas la mano de alguien más.

Notaba como el idiota de Kaede me miraba fijamente, no sé que tanto me ve, soy guapo, pero no para tanto, aunque eso ni yo me la creo. Supuse que miraba mis labios ya que estuvo relamiéndose los de él varias veces, maldición, tras de que estoy sumamente nervioso él comienza a hacer esas cosas suculentas... ¡Dios! ¡Que cosas digo!

Miré el restaurante a lo lejos y sonríe.

—Ese es —murmuré una vez que me encontraba mejor por los nervios.

—¿Ese? —señala—. Wow, dicen que es el más elegante de todos ¿Enserio se colaban?

—Si, somos geniales —sonreí triunfante.

Al llegar estacioné bastante cerca y me bajé de inmediato seguido de Kaede, miré a los chicos a lo lejos y bufé molesto, estaban contando sus típicos chistes malos mezclados con mis anécdotas... que triste es mi vida.

Comencé a caminar directo al restaurante ignorándolos, mire un poco hacia atrás y vi a Kaede algo confundido, pero aún así me seguía, llegué a la entrada y miré al señor que indica la ubicación de las mesas.

—Eh... disculpe, mesa número 10 a nombre de Koujaku —le miré.

—Espere un segundo —observó su libretita gay—. Oh, sí, sigame Señor.

El hombre comenzó a guiarme hacia la mesa, nuevamente miré hacia atrás para verificar si Kaede me seguía y efectivamente lo estaba haciendo, observé al tipo señalar la mesa con su mano, se hizo a un lado para darme espacio.

—Gracias —me senté sin más.

—Es un placer —hizo una pequeña reverencia y volvió a la entrada.

Kaede se sentó frente a mí y me dedicó una sonrisa, voltee la cabeza con un pequeño sonrojo y observé a los chicos a unas cuantas mesas de nosotros y solté un gruñido no muy alto totalmente fastidiado.

No me molesta que vengan si no que se sienten cerca para poder reírse de mí y hacerme bullying ¿Acaso no ven mi sufrimiento? Malditos, los odio.

—Te vez muy callado.

—¿Eh? P-pues... es tu culpa —soy un tarado.

—¿Ah sí? ¿Por qué? —se ríe.

Quiero Amarte (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora