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Seguía en mi habitación sentado en la cama, hasta que escuché que alguien tocaba la puerta, no contesté  por qué aún me encontraba como dormido, el sueño invadía mi ser por lo tanto parecía un retardado mental. Mi madre abrió la puerta y sonrió, sé que vino para "animarme" y empezar a decirme lo que no debo hacer y lo que sí.

—Buenos días Kou ¿Cómo te sientes?

—Mamá tú sabes muy bien cómo me siento —bostecé.

—Lo sé pero tienes que hacer tu mejor esfuerzo, recuerda que es por el bien de ambos y no querrás ver a tu padre triste, recuerda cómo se pone... muy mal —me miró con inocencia pero yo sé que tras esa cara angelical está mi verdadera madre, un demonio.

—Mamá... —la miré indiferente—. Sabes que no tienes que chantajearme... ¿Lo sabes verdad?

—¿Quién habló de chantajear? —sacó dinero del bolsillo de su pantalón—. Si te portas bien habrán más como estos ¿Te parece? —dice señalando los billetes.

—Sabes mamá... serías una gran mafiosa, la peor de los tiempos. Acepto tu oferta después de todo, no soy yo el que pierde —le guiñé un ojo y tomé el dinero antes de que ella procesara mis palabras.

Me miró entrecerrando los ojos y luego salió de mi habitación, me reí por lo bajo era obvio que entre más me portara bien habría más dinero, es decir, yo gano ella pierde, soy excelente en esto.

Solo falta sacarle dinero al gran jefe, si lo sé suena ridículo pero incluso él me pidió que le llamara así, no es todo el tiempo que lo hago es solo cuando necesito algo... soy astuto, es un don.

Antes de bajar fui a ducharme, la verdad es que siento que va hacer un largo viaje y muy estresante... me pregunto por qué ellos siguen tratando de que nuestra relación cambie, nos llevamos así desde años inmemorables.

Ella comenzó a odiarme cuando tenía cuatro años, en ese entonces no sabía lo que hacía y como no sabía rompí unos jarrones que según mi padre eran muy importantes para la ballena. Me había dicho que existían desde hace muchos años por eso ella los cuidaba como si fuesen su vida, luego de romperlos empezó a odiarme, creo que es absurdo porque simplemente no tiene sentido, pero... quien entiende a las ancianas.

Al terminar de ducharme bajé y fui a la cocina, mis padres ya se encontraban allí desayunando, al entrar me detuve unos instantes para mirar un cartel grande colgando en el techo, decía "felices vacaciones Kou". De verdad que no tienen piedad, me recuerdan cada segundo que debo ir a Hokkaido, para ellos es una alegría, pasarán tiempo a solas y eso me perturba, no me quiero imaginar lo que harán.

—Muy graciosos, espero que a ustedes también les vaya bien en mi ausencia —dije sarcástico.

—Sabes que te amamos y por eso hacemos esto, además volverás a ver a tus amigos ¿No te alegra eso? —comenzó a hablar "El gran jefe"

 —Si... bueno, es lo único que me impulsa a ir sin protestar, la verdad no sé por que se esfuerzan tanto, es decir, ¿Acaso no logran entender que nunca nos vamos a llevar bien? 

  —Kou, sabes que nada pierdes intentándolo...—lo interrumpí.

—Oh por favor, lo llevo intentando muchos años, pero ella se encarga de que todo lo que haga se vea mal, lo arruina todo —escupí molesto.

—Koujaku, ya basta, irás y se acabó.

Salí de la cocina molesto dando grandes zancadas, la verdad es que no importa cuanto lo intente, siempre va hacer lo mismo. Entré a mi habitación y cerré la puerta, tome mi maleta y la abrí, comencé a empacar lo poco que me faltaba como cepillo de dientes y esas cosas, en realidad si tenía hambre pero no voy a comer y menos con esos dos en la cocina, me molesta que sean así y tomen decisiones por mí, no sé para que me quejo, debería rendirme y ya.

Quiero Amarte (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora