Un Matrimonio No Deseado/Editando

XI

El beso se puso más que intenso,  sus manos toman mis caderas con fuerza para que no me caiga, regarga nuestros cuerpos sobre la pared, mis brazos rodean su cuello.

Me levantó y a paso lento me llevó a la mesa del comedor, me sentó sobre ella.

Dios era la mejor sensación que había sentido en mi vida, sus labios rosas, suaves y arrugados a la vez me hacían estremecer, aprieta mi pequeña cintura con sus manos grandes.

-- No, no sé que tienes, pero te deseo ______ -- me susurra al oído.

-- ¡déjame! te odio tonto -- digo con dificultad, puesto que mi respiración estaba completamente agitada.

-- si me odiaras, no estarías aquí sobre la mesa, dejando que mis labios te besen que mis manos te toquen -- susurró dándome pequeños besos sobre el cuello.

-- Eres un idiota -- digo con mis manos sobre su pecho para mantener una distancia pero me tomo de los brazos para evitar que lo empuje y volvió a besarme.

Sus labios están en mi cuello, lo besa sensualmente haciendo que instintivamente eche hacía atrás mi cabeza.

Dejo mi cuello,
Lo observo y noto como mira mi escote, con ambas manos comienza a desabrocharlos del primero al ultimo, uno por uno lentamente dejando cada vez mas descubierto mi pecho, hasta que por fin se deshizo de la camisa dejando me tan solo con mi sostén

sus ojos se enfocaron en mis senos tocó uno con sus manos.

-- oh _____ -- suspiro -- en verdad necesitaba hacer esto, lo necesito.

-- ¿Qué? -- lo empujó -- ¿Quieres hacerlo solo por eso? -- cuestiono indignada -- ¿solo para eso me quieres? pues fíjate que no se va a poder, no voy a ser con quien te desahogues ¿entiendes? ¡Idiota!

-- No ______ ,no es lo que quise deci -- lo interrumpo.

-- ¡Callate! ¡tonto! -- respondo y me dirigí a mi cuarto

-- _______, ¡______!

Las horas pasaron rápidamente, salgo del cuarto, ahí esta Harry de pie Hablando solo o eso parece.

- ¡¿Que mierda?! - pienso.

-- Vamos -- demando

-- hm ________

-- ¿Qué? -- cuestionó irritada.

-- Yo... Bueno lo que quiero decir...

-- ¿Tú qué? -- digo molesta.

-- me esta fastidiando -- pienso.

-- ¡esto es estúpido! -- vociferó.

-- ¿Qué? ¿acaso me llamaste estúpida? -- cuestiono indignada.

-- ah no, es un imbécil con todas las letras, es un pendejo -- pienso.

-- No, no te lo decía a ti.

-- ¿entonces a quién se lo decías? ¿a la pared? -- cuestiono molesta.

-- No, yo solo pensé en voz alta

-- ¿Lo que me ibas a decir? -- sin decir más salgo de ahí.