«Capitulo 36»

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Lucy contenía en sus brazos a la pequeña niña rubia quien no dejaba de llorar por su hermana. Suplicaba entre lágrimas ir por ella, sabiendo que no lo lograría. Se perdería entre la oscuridad y no llegaría a nada. El miedo y tristeza la consumirán más y más.

Quien fue su niñera la abrazó y limpio sus lágrimas para consolarla y seguir avanzando por el denso bosque que a su percepción parecía que las ramas ocultaban el sol.

Las raíces oscuras de los árboles parecían levantarse del suelo para hacerlas tropezar.

Tenía miedo, pero Grace parecía no demostrarlo, más lloraba por su querido hermana mayor que había salido con un monstruo que fingió ser su amigo.

Tras un par de minutos se habían quedado sin ver alguna ruta, todo parecía una cúpula de raíces y ramas que parecían consumir la luz solar para dejarlas a oscuras.

Grace miro al cielo mientras Lucy con el pecho agitado miraba a todas direcciones en busca de algún milagro.

Solo habían rocas, algunas cetas y hojas en el suelo. Siquiera un rastro claro o huellas.

Frustrarse parecía algo que cualquiera en su posición haría, y por lo mismo grito y fue a intentar quitar algunas ramas para intentar ver si era seguro en esa dirección. Las ramas eran ásperas y difíciles de quitar.

Molesta, alcanzó una piedra y la lanzó con todas sus fuerzas a una dirección para soltar su frustración antes de regresar donde Grace quien miraba el suelo.

No fue hasta que un sonido hueco sonó que ambas alzaron la mirada y se sorprendieron.

Lucy le pidió con un gesto que no hiciera ruido, mientras alcanzaba otra roca y la lanzó con más fuerza en la misma dirección hasta que pasados pocos segundos volvió con más fuerza y con el sonido inigualable de una alarma.

Sonrió y río al percatarse que era un vehículo, ya fuese con el que Sienna y los demás llegaron o de algún tercero que se encontraba cerca.

Se acercó a esa dirección y empezó a quitar las ramas. Sus manos delicadas prontamente se ensuciaron y llenaron de raspones, pero eso no le impidió seguir.

Encontraría la forma de traer ayuda, aunque la creyeran loca, traeria a algún policía para que se diera cuenta de que el mal de este pueblo había estado ahí.

Solo rogaba a cualquier ser o dios, que sus amigos salieran victoriosos ante aquel monstruo.

Hablando de monstruo. La despreciable criatura vigilaba cada movimiento y acción de sus enemigos al igual que el de acciones de sus propios intereses. Este emergió de entre las sombras de su escenario con la apariencia usual de payaso. Dejo una de sus grandes manos sobre el carrito de bebé el cual meció lentamente, y le miro con una mueca antes de alzar la vista al grupo de jóvenes.

-Es verdad lo que dicen de tu gente, -Comento con un puchero hasta sonreír y dar una palmada sonora, -Buenos negociantes... Pero... Ya quedó claro que no soy de fiar.

Empujó con fuerza el carrito hacia Bill y de un salto llegó frente al joven de cabello crespo al que sonrió con malicia ante su asombro. Clavo una de sus garras en el brazo de Stan, quien grito de dolor, y le empujó en dirección de otro perdedor mientras avanzaba donde su premio.

𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐞𝐚𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora