Capítulo 3=Esto no es bueno ¡Es genial!

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Despertaron con un sentimiento raro. Sí, dos desmayos en un día. Malditas novelas y sus complejos.

Lo raro es que despertaron de golpe, todos.

-Ya los llevo a la casa. -Fue lo primero que dijo Azul. Daba miedo con el hilito de sangre recorriendo toda su cara.

-Ehh... Azul... Tenés... Un poco de... -Intentaba hablar Trin, que le tenía un pánico especial a la sangre.

-Ahg, pendeja, que te desangrás toda por la frente. -Dijo sin ningún pudor Elías. No tiene ni tendrá pelos en la lengua.

-Ah. -Se secó con el brazo un poco, y caminó, con la gorra en alto.

Una sangrando por la frente, el otro soltando maldiciones, su novia quejándose del dolor y el último con ganas de ir al baño.

Luego de un buen rato, llegaron.

Una súper cabaña de dos pisos, seis habitaciones, cuatro baños, cocina de ensueño y sala de estar como para quedarse toda la vida.
-Y ellos decían ser humildes. -Murmuró Azul.

-Mandemos la señal. -Dijo maduramente Igna.

-Hay WiFi cuatro barras, señal de cinco, tres computadoras, y nuestros teléfonos. No creo que sea necesario. Yo me voy a limpiar, ustedes hagan lo que quieran. Instálense, pero la que está junto a la ventana del pasillo es mía.

Todos respondieron afirmativamente. Se sentaron en el sillón y empezaron a hablar.

-Si nos quedamos un tiempo, sin dar la señal, presiento que algo va a pasar. -Se quejó Igna.

-Nah, ni en pedo. Es una isla privada. -Lo tranquilizó Elías.

-Además, podemos darla cuando queramos. Hay mucha señal. -Completó Trin.

-Como dijo la morena. -Azul salió del baño ya con una venda a lo japonés rodeando su colorida cabeza.

-¿Me vas a dar una patada de Karate?

-Si te burlas de nuevo, te daré una por el culo.

Se cagaron de risa.

Azul fue a la cocina a preparar algo.

"A ver. Sólo se hacer pizza, pochoclo* quemado y huevos fritos."

Tomó el molde de pizza y sacó de la heladera la masa. Pizza con huevos fritos.

Ingenioso, la verdad. Si no fueran las seis de la tarde.

Bueno, hay hambre. Hay que matarla.

Mientras la hacía, pasó algo sorprendente.

-A ver, necesito el queso...

Tomó el queso de la heladera. Lo llevó a la mesada y lo agarró firme para cortarlo.

El fino plástico que lo cubría se enpezó a derretir en su mano.

-¿What?

La chica, algo confundida, miró su mano. Estaba llena de plástico derretido.

"Y no me duele." pensó de lo más confundida.

-¿Pasa algo Azul?-Preguntó Igna.

-Sí. Estoy derritiendo plástico.

Todos se levantaron alterados. Y, vieron que efectivamente, tenía un pedazo de plástico medio derretido en la mano.

-¿De qué color era tu fruta?-Preguntó Trin. Pensaba en fantasía, de frutos con poderes.

No estaba tan equivocada.

-Rojo.

Hubo un silencio. Si esto era por los frutos, entonces ellos también van a tener...

-¡Poderes! ¡Los frutos nos dan poderes! -Chilló emocionada Trin.

-Esto no es bueno... -Empezó a decir Igna.

-Claro que no. -Dijo Elías. -¡Es genial!

-No, pendejo idiota, es malo.

-Es bueno.

-Malo.

-Bueno. Cállense, parecen críos.

Se quedaron callados ante el corte maduro de Azul.

-¡Pero es genial igual!

Y empezaron a pelear como niños de diez años. Trin estaba cómo que; "Inmaduros, son completamente inmaduros." De pronto se escuchó a Elías gritar:

-¡Ornitorrincornio!

Ay, Dioses.

-¿Qué? - Preguntó Trin con un gesto de asombro.

- Tenía que parar la pelea de un modo u otro. Para mí, los poderes son totalmente geniales, aunque no tenga idea de cuál sea el mío, pero es un beneficio para... - Y ahí lo paró Igna.

-¿Sabés lo peligroso que es esto?, Nos pueden capturar y usarnos como ratas de laboratorio.

-Si mantenemos el secreto no.

-¡Claro que si!

-¡Que no!

-¡Que sí!

-¡Que no!

-¡Que sí te digo!

Justo después de eso se armó alto bardo *inserte voz de turra*.

"Más inmaduros que manzana verde", Pensaba Trin cruzando los brazos.

-¡Basta!, Una no puede cocinar con este lio, total, ya los tenemos. No se puede hacer nada. -Dijo Azul con una espátula en la mano.

- ¿De dónde sacaste la espátula? - Preguntó Elías.

-Bueno, ese no es el punto ahora, no se puede vivir con esto. - Continuó con la pelea Ignacio.

-Chicos, parecen mi primo y mi tío cuando no toma sus patillas. Inmaduros. - Agregó Trin.

-Bueno, chicos, hagamos un pacto, no se lo vamos a contar a nadie y no los usaremos en lugares públicos¿Okay?- Dijo Azul.

-Okay. -Contestaron los tres. Acto seguido todos menos Trin escupieron en sus manos.

-Emmmmm... Yo mejor lo hago... Desde acá. - Tan asqueada la Trin, pobrecita.

-No no, podes no escupirte pero no podes hacer nada. - Le comentó Elías.

-¡Ascooo!

Los cuatro chocaron las manos, Trin con cara de bulldog que chupó un limón y la lengua afuera, fue corriendo al baño pensando: "¡¡¡¡Ewww Ewwww Ewwww Ewwwww Ewwww EWWWWWW!!!!"

-Voy a ver como esta mi manzanita acaramelada con pochoclos. - Pobre Igna, tan preocupado por su novia, luego se fue corriendo atrás de Trin

-Okay. -Dijo Elías. -¿Te puedo ayudar en la cocina? -Le preguntó a Azul. -Quiero hacer unos huevos fritos, ya que son la única cosa que se hacer.

-Bueno, pero si haces algo mal, te la verás con mi espátula-katana.

-Jajajaja, si. No puedo parar de pensar en cuál va a ser mi poder.

Y de la nada un coco gigante rompió la ventana de la casota.






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