Capítulo 17 | Parte 1

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Decidió dejar al niño allí porque no tenía otro lugar donde ponerlo. Se preguntaba por qué estaba muerto si ese mismo día ya habían encontrado a otro cadáver; quizás, el asesino se estaba volviendo un poco más loco de lo que era. Su teléfono móvil no tenía batería y ahí abajo seguramente no iba a haber señal, lo que sería lo mismo. Siguió derecho, puesto a que la cueva seguí mucho más allá. Aún estaba llorando y ya no tenía más fuerzas para seguir adelante, pero deseaba encontrarse con su hija viva; no le importaba si estaba lastimada, porque sabía que iba a poder seguir adelante, era una niña muy fuerte.

Tropezó con una roca y volvió a incorporarse. Levantó la vista hacia donde seguía el pasillo, y se dio cuenta de que había una cálida luz al final. Fue corriendo hacia allí y vio como otro cuerpo reposaba tranquilamente allí casi sin moverse. Estaba bajo la vela, y parecía dormido, no muerto. Se notaba que era una persona grande, así que se tranquilizó que no podía llegar a ser su hija. De reojo, vio como en el lado contrario, una silueta se iba corriendo a toda velocidad, como si quisiera escapar de él; así que ignoró al cuerpo y se fue a perseguir a aquella persona que también corría.

Cuando llegó a donde había visto esa silueta, ya no la pudo encontrar y extrañamente no había ningún otro camino. Miró la pared que tenía en frente porque le había llamado la atención. Era diferente a la otra roca por algún extraño motivo y eso le asustaba, tal vez estaba perdiendo su cordura. Aunque pensó que sería inútil, empujó esa pared con una mano, y se sorprendió de lo que había ocurrido. Él se imaginaba que esto solo pasaba en las películas y no en la vida real; la pared esa, no era de piedra, simplemente se trataba de una réplica de la pared y era muy igual, no cualquiera se daría cuenta de eso. Se rió por un buen rato y decidió entrar, no sin antes preparar su arma por si la necesitaba.

Dentro, estaba muy bien iluminado por unas cuantas velas. Recordaba que de pequeño nunca había visto esta parte, y eso que conocía la cueva como si fuese la palma de su mano. Pero ahora se daba cuenta que no, que había otro lugar en el que nunca se había escondido, y que posiblemente allí encontraría al asesino. Una vez que lo encontraría, no sabría que hacer; no había refuerzos, no había nada, solo su vieja pistola y sus nulas prácticas de entrenamiento que apenas recordaba.

Ya estaba llegando al final, cuando oyó una voz.

—Qué bueno es verte aquí, compañero.

No podía creer que era su voz. Nunca habría sospechado de él y le era imposible imaginarlo matando a personas que nunca en la vida habían hecho algo malo de lo cual merecían un castigo como este... la muerte. Parado frente a él, se encontraba Guillermo Cardona. Su amigo, su compañero, la persona con la cual se llevaba de maravilla y siempre le compartía sus secretos. Él había matado a su propio hijo sin piedad, había matado a muchas personas sin piedad y le sacó un ojo a una.

—N-no puedo creerlo... eres tú... ¿cómo pudiste? — Preguntó Álvaro al borde del llanto.

Guillermo sonrió y dejó ver sus brillosos dientes. Álvaro estaba segurísimo de que si verdaderamente era él, le contaría todo lo sucedido.

—Veo que quieres que te cuente todo, ¿no es cierto? — Albino asintió— Bueno, aquí vamos.

»Empecemos con Julio Castillo, ¿cómo pudo sobrevivir tanto y sin un ojo? No hace falta decir que sin atención médica. Pues yo, estudié química y logré preparar una especie de "droga" que te quita todo el dolor y detiene hemorragias, y cualquier infección. Un amigo mío, que estudió donde yo también, me ayudó a hacerla. Alguien cualquiera que escuchara esto pensaría que sería una gran cura, pero también afecta demasiado a nuestros sistemas. A las personas mayores no les afecta tanto, solo no sienten su cuerpo por dos o tres días, mientras que a los adolescentes les afecta mucho más y pueden morir si no son tratados por un buen médico. En cuanto a los niños, como vio, Andy no se salvó. En los niños, esta cosa extraña la cual no tiene nombre, los paraliza por completo causándoles la muerte.

Crimen NavideñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora