- ¿Cómo que no está? - Preguntó la madre de Marina- Estaba allí, todos lo vimos. Claro que no nos volvimos a fijar si se encontraba antes de que ustedes lleguen pero estoy segura que nadie "desconocido" entró en nuestra casa y lo robó- Se quedó callada unos instantes y agregó-: y además, ¿quién lo querría?
La mujer estaba alterada, no paraba de murmurar por lo bajo y eso asustaba a su hijo menor quien ya por mucho había pasado. El oficial Albino decidió llevar a la familia a la comisaría y a los amigos de su hija a sus respectivas casas mientras que Lucía tendría que quedarse con él. Sabía que su hija quería acompañarlo para "buscar aventuras" como decía ella pero lo que la niña no entendía era que la podía afectar tanto psicológica como físicamente. Cualquier loco podía andar suelto y temía por lo que le podía ocurrir a su hija.
Claro que todos no iban a entrar en el coche, así que decidió llamar a Cardona para que le enviasen una patrulla más, donde allí iría la familia. Desgraciadamente, no le atendió el teléfono; ahora iba a llamar a la comisaría, quizás alguien lo atendía. Llamó diez veces pero en ninguna de esas fue atendido.
¿Qué está pasando? Se preguntó. Su casa no quedaba muy lejos de allí, eran diez cuadras rectas y ya llegabas; podía mandar a Lucía y a sus amigos allí mientras él llevaba a la familia de Marina a la comisaría.
-Lu, lleva a tus amigos a casa. Nos vemos para la cena.
La chica estaba a punto de protestar, pero su padre ya se estaba dirigiendo hacia el coche, seguido de la familia. No tuvo otra opción que hacer lo que su padre le mandaba, no quería problemas.
El auto arrancó hacia la comisaria.
La adolescente caminaba seguida de sus amigos cuando vio como muchas ambulancias circulaban por la calle con las sirenas encendidas y haciendo ruido. Iván iba mirando de un lado a otro, parecía asustado mientras que sus otros tres amigos reían y se empujaban; se puso a su lado y le sonrió.
-No sé por qué se juntan conmigo- empezó él-. Estoy suponiendo que me están utilizando para entrometerse en algo que es un tema serio y no para ir y hacer bromas de quién pudo haber perdido un ojo- se quejó señalando a Raquel. Ese era el motivo de por qué tantas carcajadas.
-A mí me caes bien- le sonrió de nuevo-. Y respecto a ellos... siempre son así, tarde o temprano te acostumbrarás a su negro sentido del humor.
-Es que... me es difícil entablar un tema de conversación. Soy un poco asocial- Miraba al frente, exactamente al suelo-. Hablar contigo no me cuesta, pero con ellos todavía no me han intercambiado ni una sola palabra.
-Si ellos no te hablan primero, háblales tú.
A Lucía le gustaba aconsejar a los demás, a pesar de que ella no podía ni resolver sus propios problemas. También, a diferencia de Iván, no le era difícil socializar.
Ya estaban por llegar a la casa cuando Peter se paró en seco.
- ¿Oyeron eso? - preguntó girando la cabeza para todos lados, por si encontraba lo que le había llamado la atención
-Mm, me parece que no- le respondió Raquel.
El chico se fue corriendo en dirección contraria. Corría a tanta velocidad que ninguno de sus amigos, e Iván, lo lograron alcanzar. Solo pudieron correr media cuadra, ya que estas eran extensas; se pararon para poder respirar y decidieron volver, después de todo Peter conocía el camino. Luego lo llamarían por teléfono y repararían en que fue una confusión y se reirían por un buen rato.
Al llega a su casa, la dueña se dio cuenta que habían cortado la luz. En esta época del año, donde hacía muchísimo calor, era constantes los cortes de luz en toda la zona; la gente decía que era por los ventiladores que tanto se usaban en esta época, pero en realidad era un fallo de la compañía.
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Crimen Navideño
Gizem / GerilimAlturas es un pueblo en la montaña en el cuál la diversión no existe. Falta una semana para las fiestas, los niños ya están dejando de ir a la escuela y empiezan a armar sus árboles de navidad, hasta que uno se encuentra un adorno inusual en la caja...