El día dos en Clinton Central no comenzó mucho mejor que el primero. Pasé buena parte de la noche tratando de dormir, preocupándome sobre Jeremy Norway, Ella, Amanda, y Jason Victorino.
Jason.
No podía creer que siguiera pensando en él y lo que ocurrió el viernes pasado al final de la práctica. Se sentía como hace mucho, pero realmente fue hace pocos días. No quería admitir que lo que me había hecho, haciéndome creer, aunque fuera por unos pocos segundos, que le gustaba, era una de las cosas más crueles que podría haber hecho.
Por razones que no podría comenzar a describir, sólo quería que las cosas estuvieran bien entre Jason y yo. Ahora que tenía el fútbol americano de nuevo, quería que las otras piezas del rompecabezas de mi vida anterior cayeran de nuevo en su lugar. No podría tener a papá de nuevo, pero Jason podría seguir allí, siendo una pieza perdida, un vacío que nunca podría lograr llenar, un agujero que no creía que nadie más que él alguna vez pudiera rellenar. Pero era el día del partido y no podía pensar en Jason en estos momentos.
Me quedé sola en los vestidores antes de mi primer partido real. Ella, Amanda, y sus amigas no estaban por ningún lado y me sentí aliviada aunque me prometí a mí misma no dejar que me molestaran, no ahora, ni antes de este partido. No les permitiría conseguir lo que querían.
Halé mi largo y ondulado cabello castaño en una cola de caballo que se ajustara cómodamente bajo mi casco y examiné mi reflejo uniformado en el espejo de cuerpo entero. Sonreí y me senté al final de un banco, rogando que las lágrimas que podía sentir brotar no se derramaran. Deseé más que cualquier cosa que mi padre pudiera estar aquí para verme en mi uniforme por primera vez.
Era mi primer partido y él no podía estar aquí. Pero sé cómo de orgulloso estaría de mí, lo orgulloso que estaba, y, por primera vez, finalmente sentí como eso era suficiente para mí.
Volví a pensar en lo que Dirk dijo antes de que finalmente lo intentara para Ash Valley. Si no lo haces por ti, hazlo por tu padre. Sonreí y supe exactamente quién me había hecho pasar por todo esto.
—Eres una jugadora de fútbol americano si alguna vez he visto uno — murmuré a mi reflejo antes de coger mi bolsa de gimnasio y salir al campo.
Muchos estudiantes regresaron a la escuela para quedarse debido a la noche del partido. Vagaban por los pasillos del edificio atlético hasta el saque inicial a las 6 p.m., pero ninguno de ellos me reconoció mientras hice mi camino al campo. Me lo quité de encima, sabiendo que el respeto debe ser ganado, después del partido de hoy, espero poder nadar en el.
—Está bien, equipo —dijo el entrenador Alvarez cuando nos amontonamos alrededor de él—. Sutter debería estar aquí en cinco. Denme diez vueltas y comiencen sus estiramientos.
Cuando eché a correr, Craig y Trenton se detuvieron junto a mí.
—¿Nerviosa? —preguntó Craig.
Me encogí de hombros.
—Sip, pero no voy a dejar que eso se interponga en la manera de jugar bien.
—Nosotros sabemos que eres buena —dijo Trenton—. Y nadie puede negarte tu talento, lo sabes. Sólo tienes que mostrar a todos lo que nosotros sabemos.
—Pero, oye, incluso si tienes un mal partido, nosotros seguiremos amándote —añadió Craig—. Quiero decir, has practicado con nosotros una vez. No podemos esperar perfección después de eso.
—Yo no quiero ser perfecta —contesté—. Sólo quiero ganar.
—Como todos nosotros —contestó Trenton con una sonrisa, desacelerando su carrera a un paseo—. Allí están. Paré de correr y miré hacia arriba para ver mis primeros oponentes caminando hacia el campo. Contuve mi aliento y traté de calmar las mariposas rabiosas en mi estómago.
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CINDERELLA IN CLEATS
RomansaComienza como cualquier otro sábado: Whitney, su mejor amigo Jason y sus padres lanzando un viejo balón de fútbol alrededor del parque. Pero cuando su papá muere de un ataque cardíaco, Whitney no se da cuenta de que su pasión por el deporte y su...