Llego a casa y me dispongo a hacer la pila de tarea que nos dejaron en Álgebra.
A pesar de todo, me considero una persona trabajadora y responsable. Al terminar la escuela tengo muchas metas, como entrar a una buena universidad, estudiar Leyes y llegar a ser una gran abogada. Sé que todo esto lo puedo lograr, pero primero tengo que trabajar duro desde ahora.
Al final, el sacrificio lo valdrá.
Decido hacer un alto y comer algo, así que bajo a la cocina. Luego de pasear mi mirada por el refrigerador, termino por elegir una simple manzana para inyectarme más energía.
—Hasta que sales de tu cueva. —Oigo alargar a mi madre mientras entra a la cocina. La observo abrir uno de los gabinetes para sacar su conocida taza de té de color verde hoja. Al instante supe que iba a prepararse un té de anís.
—¿De mi cueva? —articulo a la vez que ingiero mi aperitivo rojo; su comentario me dio algo de gracia.
—Sí, cariño —afirma apoyando sus brazos en la encimera—, no has salido de tu habitación desde que llegaste.
—Agh, es que traje una pila de tarea —respondo. Esa era mi excusa cuando mamá quería que saliera de mi habitación.
—Sí, hija, pero deberías de relajarte un poco con eso del estudio —insiste intentando convencerme, aunque sabía que seguiría pensando de la misma forma, me conocía.
—Tu mamá tiene razón, princesa —interviene la voz gruesa de mi padre. Ingresa a la cocina envuelto en su traje de oficina y el rostro cubierto de cansancio. Sin embargo, eso no evitó que se acercara a mí y depositara un beso en mi frente. Besa fugazmente a mamá y la abraza por detrás. Siempre me ha encantado ese gesto de amor—. Deberías relajarte o sino se te secará el cerebro y te volverás loca.
—Como te pasó a ti, ¿verdad? —canturreo carcajeándome junto a mamá.
—Quimi ti pisí i ti, ¿virdid? —me imita burlón sacándome la lengua y hago lo mismo. Siempre he querido tener un hermano pequeño, pero con papá en casa es casi igual.
—Infantiles. —Mi madre nos mira a ambos negando con la cabeza.
—¡Ella empezó! —Me apunta él avivando su esencia de verse aniñado e inmaduro.
—¿Desde cuándo tengo dos hijos?
—Me ves como un niño ahora, Abby, pero en la cama...
—Ay, Bill, ya —lo interrumpe mamá tapándole la boca antes de que se le escapara algo que mis oídos no estaban del todo prestos a escuchar. Mi padre la atrapa en un abrazo de oso y ella no pudo contenerse a corresponderle.
Mamá se dedicaba antes a ser profesora en una primaria cerca de casa, pero al pasar de los años, la escuela terminó cerrando. Esto devastó mucho a mamá, pues ya tenía mucho tiempo de labor en el lugar y ya sentía a todos como una gran familia. Por suerte, mi padre fue ascendido y ahora es gerente en una empresa de bienes raíces. Le va muy bien, su extroversión y gran gracia le han ayudado a llamar a muchos compradores. No me quejo de nada, a pesar de todo, me alegro de ser parte de esta familia, de tenerlos como padres y de la vida que tengo. No me han dejado sola nunca y me han dado todo el cariño y el amor que se le pueda dar a alguien.
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I've Always Loved You © [EN EDICIÓN]
RomanceAlly es tímida, pero el espíritu libre que vive dentro de ella le pide a gritos que acabe con las rutinas y reglas de su vida. Mark es extrovertido y popular. Sin embargo, detrás de esa amable y encantadora sonrisa se esconde un doloroso pasado fami...