Capítulo 11

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Ayudo a poner la última maleta en la cajuela y papá la cierra

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Ayudo a poner la última maleta en la cajuela y papá la cierra.

—Ya está.

—Volvemos mañana, pero igual estaremos al pendiente. Llamaremos tres veces al día y... —sermonea mi madre.

—Sí, mamá, ya sé —la interrumpo.

—Bien —dice para acercarse y darme un beso en la mejilla, papá la imita.

—Llamaremos cuando lleguemos. Cualquier cosa, llámanos al celular o al número que dejamos sobre la mesa —dice papá para entrar al auto. Escucho rugir el motor y vislumbro sus manos batiéndose por fuera de las ventanas para despedirse. Les devuelvo el gesto mientras veía cómo el auto verde oscuro se alejaba de nuestra residencia.

Entro a la casa e inmediatamente llamo a Elise. Si mis papás no van a estar, sería divertido que pasáramos el fin de semana las dos juntas.

¿Qué pasa?

—Mis padres no van a estar todo el fin de semana. ¿Quieres venir?

¿Harás una fiesta? No me lo puedo creer. —Me la puedo imaginar dando saltitos de emoción.

—No —niego explotando su pequeña burbuja—, sólo quería que pasaras el fin de semana aquí.

Debí imaginarlo..., eres demasiado buena hija. —Ruedo los ojos—. Iré en una hora.

—Ok.

Exactamente sesenta minutos después, el timbre suena. Abro la puerta dejando ver a una Elise emocionada. Su rostro está hinchado de felicidad, no podía creerse el hecho de que la haya llamado para hacer algo juntas mientras mis padres no estaban.

Salimos de ahí y nos dirigimos al centro comercial. Fuimos al cine a ver una película de drama con la cual terminamos llorando juntas. Algunas personas tal vez no lleguen a entenderme, pero sí, soy masoquista, mucho. A pesar de que mi vida amorosa es tan real como el juicio de Elise, me encanta ver películas románticas. Es mi vicio culposo.

Fuimos de compras y nos corrieron a ambas ya que Elise se peleó con otra chica por un par de tacones. Finalmente nos sentamos a comer un helado en un nuevo local llamado "The Big Cherry".

—No puedo creer que después de todo no me quedé con los zapatos — dice Elise frustrada comiendo de su helado de chocolate. Me recuerda mucho a la película de Hannah Montana cuando esta estaba peleando con Tyra Banks por unos zapatos y al final terminó quedándose sin ellos. Es más que obvio el hecho de que ambas no pudieron ser más tontas.

—Sólo son unos zapatos, no debiste pelear con ella —opino comiendo de mi helado de vainilla. Saco la cucharita de mi boca para enterrarla de nuevo en el helado y esta vez tomar una buena porción más adornada de chispas.

I've Always Loved You © [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora